Empezó el 17 de agosto a salir con nosotros un nuevo pradolonguero. Ese primer día ya le hice algún cambio de ritmo para ver cómo respiraba y lo hacía bien, muy bien y eso que decía que estaba empezando en esto del correr aunque había sido ciclista muchos años y de buen nivel.
Hoy nos juntamos nada más y nada menos que seis corredores en el punto de encuentro, lo cual es algo extraordinario para ser aún época veraniega, pero ya es el último día de agosto y mucha gente ha vuelto ya de vacaciones.
Salimos a ritmo tranquilo como casi siempre y no tenía muy claro qué hacer en la segunda vuelta. No sabía si hacer unos kilómetros a umbral o seguir a ritmo pausado, ya que el sábado tenía carrera, pero durante esos primeros kilómetros opté por el umbral.
Acabamos la primera vuelta y seguimos tranquilos hasta la fuente, pasado el kilómetro seis. Había decidido ir a umbral, pues a umbral. Acabamos de beber y arranqué con fuerza. Sólo el nuevo quiso seguirme, los demás iban a lo suyo.
Cuando ya llevaba un buen rato tratando de llevar un ritmo un poco por encima de los 4:30 nos adelantó Joaquín como una centella. El nuevo fichaje se puso a su rueda, pero yo preferí seguir a umbral y no castigarme más de la cuenta. De hecho iba pensando si estos kilómetros a umbral los iba a notar el sábado.
Joaquín se quedó por allí abajo, cerca del final del parque y el novel se quedó solo, pero el tío siguió a buen ritmo hasta el final de la vuelta. Si este chico acaba de empezar, tiene futuro en este mundillo.
Completé los 9,6 km en un tiempo de 49:17 @ 5:09 min/km haciendo los kilómetros a umbral a 4:30, 4:28, 4:31 y 4:34 los últimos 600 metros. Ahora que lo veo, quizás algo rápidos.