No acostumbro a salir a correr el día después. De hecho, algunos años he estado semanas sin correr. Pero hoy he quedado con Joaquín para soltar un poco las piernas del esfuerzo de ayer. Además aprovecho para estirar, que si no salgo a correr me cuesta un montón ponerme a estirar porque sí.
Lo cierto es que ayer, en los últimos kilómetros de la maratón, iba con las piernas bastante duras, pero aún seguíamos a un ritmo decente, así que acabé cansado, pero no con las piernas demasiado mal. De hecho, hoy tengo menos agujetas que el día después de la media de Coslada. Obviamente, no es lo mismo correr a 4:30 que a 5:30. Esa diferencia se nota mucho en las piernas.
La verdad es que correr, no es que tuviera muchas ganas. Me ha costado ponerme en marcha, pero una vez que te pones a trotar, se puede seguir a ese ritmo cochinero con más o menos «decencia».
Al final sólo he dado una vuelta (4,8 km) y bastante ha sido, porque al final me dolía un poco el tendón de aquiles izquierdo, donde se inserta en el músculo. Y eso que el ritmo ha sido muuuuuuy tranquilo, a 6:17 min/km. De todos modos a pesar de esa pequeña molestia, yo creo que nos ha venido fenomenal para las piernas.