Hoy he quedado temprano, a las 8:30, con Miguel. La convocatoria estaba abierta a todo pradolonguero viviente, pero no ha venido ninguno más. No problem, entre los dos nos bastamos y nos sobramos para devorar kilómetros como quien no quiere la cosa.
Me he levantado francamente bien. Es increíble, pero gracias a la pomada Furacín, las costras ya han desaparecido, tanto las del hombro como las de la rodilla, por lo que el movimiento del brazo y de la pierna ya es casi perfecto.
Furacín, milagrosa pomada
Hemos ido al Parque Lineal, pero no con la idea de hacer el circuito completo, sólo llegar al último puente y vuelta. Y para ir para allá, fenomenal. Como siempre suele ocurrir, viento a favor y avanzando sin esfuerzo pensando ¡qué bien voy hoy! A la vuelta, lo normal, a luchar contra el viento.
Los kilómetros a la vera del río han sido a buen ritmo, segundos por debajo de cinco; sin embargo, subiendo para el barrio ya iban costando los kilómetros. En total hemos hecho 14,6 km en un tiempo de 1:15:43 @ 5:10 min/km.