Bueno, parece que se me han acabado las ideas (el problema es que no tengo casi tiempo) para ir escribiendo cada entrenamiento, así que esta semana toca agrupar los tres entrenamientos.
El martes 24 de febrero tocó darse un poco de caña. Cinco kilómetros a umbral después de cinco kilómetros a menos de cinco. Considero que mi ritmo umbral es de aproximadamente 4:15; sin embargo el primero salió a 4:20. Luego fui recuperando el ritmo perdido e hice los siguientes en 4:13, 4:13 y 4:14. Perfecto, pero el último se me fue un poco, ya noté el cansancio y lo hice en 4:23. En total fueron 10 km en un tiempo de 46:08 @ 4:36 min/km.
El jueves 26 empecé mal el entrenamiento. No llevaba ni trescientos metros cuando sonó el teléfono. Me paré a responder la llamada y cuando acabé de hablar ya había perdido la pista de los compañeros. Casualmente, me encontré con Joaquín (no el habitual compañero de entrenamientos), al que hacía tiempo que no veía y estuve trotando con él. Fueron nueve kilómetros muy tranquilos, unos segundos por debajo de seis. No tuve, para nada, buenas sensaciones. El tendón de aquiles me sigue incordiando.
El domingo tocaba tirada larga, pero la amiga con la que suelo ir a entrenar los fines de semana había estado pachucha durante la semana, así que no era cuestión de hacer demasiados kilómetros. Sólo hicimos doce y a un ritmo muy tranquilo. Pudimos disfrutar de un día soleado, primaveral.
El domingo, antes de salir a correr, me subí a la báscula. Marcaba 68,2 kg. No está mal, veremos si consigo mantenerme o bajar ese peso.