De vuelta con los compañeros

Había vuelto a Madrid, pero no había asistido a los entrenamientos habituales, no había bajado todavía a las 19:30 al parque de Pradolongo. Así que me he llevado una grata sorpresa cuando me he encontrado con los compañeros. La verdad es que no esperaba encontrarme con tres de ellos en esta época vacacional… para algunos todavía.

Se nota que es todavía pretemporada porque a uno le duele la espalda y sólo da una vuelta, otro se solidariza y el tercero se larga a las primeras de cambio. Total, que me he quedado solo cuando hemos completado la primera vuelta.

Y he pensado, bueno, ya que estoy solo, vamos a aumentar un poco el ritmo y eso he hecho. Pero tanto, que cuando me he dado cuenta iba a ritmo umbral (sobre 4:20) y ya puestos, ¿por qué no mantener ese ritmo durante el resto de la segunda vuelta? Total iban a ser poco más de cuatro kilómetros.

Error, craso error, hace mucho calor y es un ritmo exigente para mí en estos momentos, así que he de decir que me ha costado mantener esa velocidad de crucero: 4:19, 4:22, 4:23, 4:22 y 4:24 en el último 400. El ritmo medio en estos 4,4 km ha sido de 4:22 un par de segundos más lento de lo que indica el VDOT sacado de la legua del otro día (Threshold: 4:20). Lo doy por bueno, muy bueno, ya que el calor era de consideración, sobre los treinta y tres graditos a eso de las ocho de la tarde.

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Ritmos de entrenamiento después de la legua de Gerindote

Lo peor ha sido el final. Venía con la boca seca como la mojama, con la idea de terminar en la fuente de agua fresquita. ¿Y qué ha pasado? De nuevo los malnacidos han robado los grifos de algunas de las fuentes, entre ellas la que anhelaba, la mejor fuente del parque sin ninguna duda. Esta tarde sólo quedaba una fuente con grifo y otra que no tenía grifo pero soltaba un hilillo de agua que me ha servido para mojarme un poco la boca.

Cada vez que veo esto no salgo de mi asombro, ¿cómo es posible que haya gente tan miserable que sea capaz de robar unos grifos por lo que les van a dar menos y nada y dejar a todo los usuarios del parque sedientos? Luego recapacito y caigo. Si hay gente que es capaz de maltratar a un animal, de maltratar a su pareja o de torturar o asesinar a otros seres humanos, ¿cómo no va a ser capaz de cometer estos «pequeños» delitos? ¿Qué les importará a ellos los demás? Viendo este tipo de cosas, resulta evidente que el ser humano está condenado a su propia extinción. Y confiemos en que sea pronto para que el resto seres vivientes del planeta tengan un poco de paz.

¡Vaya! ¡Cómo ha acabado la entrada! Y eso que estaba tan feliz de reencontrarme con los compañeros…