Conocí a Carmelo en septiembre de 2005. En un conocido foro de ciclismo surgió la idea de inspeccionar el circuito del mundial de ciclismo que se iba a celebrar semanas después. Sólo acudimos dos: Carmelo y un servidor.
Inspeccionando el circuito, cámara en mano
Encaramado en el sitio más insospechado para captar el detalle más curioso
Carmelo es un artista sin parangón. Sus ilustraciones y dibujos son dignos de admiración. Además, por supuesto, de su faceta de fotógrafo que no desmerece a nadie.
En la Covatilla, Vuelta a España 2006, con el buen amigo Charly
En el nacional de ciclocross, enero de 2007
Carmelo y Mayte tratando de inmortalizar al malogrado Gimondi
La máquina de Carmelo. Infatigable compañera de aventuras
Todo este «peloteo», no es más que para tomar prestadas unas fotos tomadas por Carmelo en el Gran Premio Canal de Castilla. Quien lo desee, puede ver la galería completa en este enlace de su blog.
Ahora que lo veo con cierta perspectiva, me doy cuenta que viví una experiencia única. Acrecentada además por la lluvia que nos acompañó en la última parte del recorrido. Sin el elemento líquido, la cosa no hubiera sido igual ni mucho menos. Así que bendito sea mi mal estado de forma que me hizo ir en el furgón de cola. Benditos sean los calambres que le dieron a Rafa subiendo el Alto de Autilla. Bendito sea el pinchazo que sufrí en la carretera blanca de la Alconada y benditos sean los avituallamientos de Dueñas y Ampudia. Todo ello hizo que llegáramos al tramo final cuando más llovía y fue cuando más disfruté. Curioso.
En los primeros kilómetros de la prueba, agrupados
En la primera sirga, disfrutando del terreno
Los caminos comienzan a embarrarse con las primeras gotas
Ha comenzado a llover en el canal
Empiezan a surgir los primeros charcos junto al canal
El agua arrecia
La sirga ya está muy encharcada
El cielo nublado provoca que haya zonas muy oscuras
Disfrutando como un niño con katiuskas
De barro hasta las orejas, rezando que no se acabe la diversión