Hoy hemos pasado un día duro, bastante duro por culpa del barro y del aire en contra que nos ha hecho durante todo el camino de vuelta. Resulta agotador pelear contra el viento, es un contrincante demasiado poderoso. Hemos terminado el entrenamiento como si hubiésemos hecho maratón y medio.
Hoy tocaba hacer 22 km, un par de ellos más que el domingo pasado. Hemos ido al Parque Lineal, pero éste no da para tantos kilómetros, por lo que hacemos el truco de salir del parque casi al final y tirar por el camino del Malecón hacia el puente de La Gavia. Lo mejor es cruzar las vías del AVE por ese puente porque si se sigue por ese camino se llega al río (justo debajo de la M-50) y hay que coger una estrecha vereda que al final desemboca en el camino de Aceiteros. No es mala idea hacer eso cuando el terreno está seco, pero hoy estaba muy embarrado y ese tramo cercano a la M-50 y el camino de Aceiteros era un verdadero horror del barro que había.
Para complicar más la cosa, pasado el kilómetro once comenzamos el camino de vuelta y el viento soplaba en contra con gran fuerza, tanto que hacía difícil avanzar. Si a eso se le sumaba el barro que llevábamos en las zapatillas, la vuelta ha sido complicada. Para rematar, la rodilla ha empezado a dolerme bastante. Ha sido un día realmente asqueroso, hablando mal y pronto.
Peleando contra el viento, hemos conseguido realizar los 22 km en un tiempo de 2:02:18 @ 5:34 min/km. Da una idea de la dureza del recorrido el hecho de que el domingo pasado en el mismo circuito, aunque haciendo dos kilómetros menos, hicimos catorce minutos menos. Ha sido un entrenamiento de los que curten.