XIV Dos leguas Fuente de la Chopera

Hoy he participado por primera vez en esta bonita carrera que se celebra en la ciudad de Leganés. Tenía referencias de esta carrera de varios conocidos y todas buenas, por lo que tenía ganas de participar en esta prueba. Hoy he tenido la ocasión y he de decir que la carrera me ha gustado bastante.

Llegué a Leganés acompañado por una amiga y de un compañero pradolonguero que nos acercó gustosamente en su vehículo hasta la carrera. Después de recoger el dorsal y aliviarme en el servicio de un quiosco que hay junto a la línea de meta nos encontramos con un compañero, asiduo de esta carrera con el que compartimos esos minutos previos al comienzo.

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Haciendo tiempo antes de la salida

Había pensado acompañar a mi amiga en la prueba, en su largo camino hacia la maratón de Madrid, por lo que decidimos no ponernos en primera fila en la salida, aunque tampoco había demasiada gente delante de nosotros.

Dieron la salida y entre que es cuesta arriba y que la carrera es durilla, salimos con precaución.

La carrera transcurre por asfalto y por tierra por lo que es una mezcla entre carrera urbana y cross, aunque la zona de tierra estaba perfectamente acondicionada, habiendo incluso tapado los agujeros con tierra apisonada.

Entre el kilómetro cinco y seis, justo en la parte más dura psicológicamente hablando, hay unos repechos que hacen que se te pongan las piernas al rojo vivo. No teníamos noticia de estas subidas y nos sorprendieron ¡y no gratamente! Ahí mi acompañante tuvo un momento de flojedad, pero consiguió sobreponerse. Iba advirtiéndola que guardase un poco que nos faltaba lo peor.

Esta carrera tiene como seña de identidad la terrorífica subida de la cuesta del cementerio, pasado el kilómetro ocho, por lo que hay que conservar algunas fuerzas para ese momento.

Llegamos a ese punto caliente y creo que solventó dignamente ese escollo aunque sufrió lo suyo. Afortunadamente después el terreno es más favorable y pasado el kilómetro 10 es descendente, ya que es justo lo que se asciende en la salida.

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Justo después de coronar la cuesta del cementerio, foto cortesía de runningFoto.com

El terreno sigue cuesta abajo mientras se bordea el recinto del parque de la Chopera. Pude observar en ese tramo como por detrás se acercaba «como una loba» una rival de mi compañera de aventuras por lo que la iba apremiando para que no la alcanzase, pero no pudo ser. Al final de la cuesta abajo, cuando se entra al parque fue sobrepasada. En estos últimos 400 metros el terreno de nuevo es para arriba y alentaba a mi compi a que lo diera todo para llegar a meta lo antes posible.

Se esforzó lo suyo y alcanzamos la meta cuando el cronómetro pasaba al minuto 55 aunque el tiempo neto oficial fue de 54:50 siendo octava de su categoría. Esta vez se quedó sin subir al cajón que ya se está mal acostumbrando.

Después de recoger la ropa y la bolsa del corredor comprobamos que está bien surtida. Un detallazo que la camiseta sea de manga larga. También había en la bolsa un pack de galletas energéticas, una botella de refresco y un bote de Nestea, así como dos cajitas de muestra de cereales para desayuno y una bandejita de fruta con una banana -totalmente insípida- una naranja y una manzana. La bolsa que contenía los presentes no era la típica bolsa de plástico, sino que era de material plastificado, pero resistente, ideal para ir de compras al súper. Todo por 12 € que costaba la inscripción, que es algo caro, pero nada que ver con los precios astronómicos que acostumbraban años anteriores (en 2011 costaba 16 €).

La verdad es que volvimos a casa con el buen sabor de boca, ya que se trata de una bonita carrera y perfectamente organizada. Volveremos sin duda.

Por cierto la distancia de dos leguas se corresponde con 11.144 metros, según la organización.