Perros, vacas y aire puro

Este fin de semana hemos ido a Piedralaves a pasar unos días, en concreto estuvimos en el Centro de Turismo San Roque, un sitio que está magníficamente bien, por si le interesa a alguien.

Cuando le sacan a uno de sus lugares habituales de entrenamiento, en las semanas más críticas del entrenamiento para una maratón, empieza a sentir incertidumbre de qué hacer, de cómo actuar, por dónde correr. No queda más remedio que lanzarse a los caminos armado con un GPS y tratar de buscar un camino que te permita hacer kilómetros y kilómetros.

Hoy sábado tenía pensado hacer unos 15 km y estando en un terreno montañoso al ritmo que pudiese. Además de no conocer el terreno, había otra dificultad añadida, ya que ayer empezó a llover y cuando salí a entrenar todavía seguía lloviendo, aunque con menos intensidad que en la víspera. De todas formas, no tomé especiales precauciones, sólo una gorra que impedía que el sudor arrastrado por las gotas de lluvia entrara en los ojos.

Salí por un camino dirección al pueblo de Piedralaves, esquivando los charcos que iba encontrando a mi paso, hasta llegar a la carretera. Vuelta hacia el CTR y caminos por aquí y por allá, perseguido por perros, cruzándome con vacas, pero respirando aire puro, oliendo a campo y viendo regueros de agua a diestro y siniestro. Daba gusto correr por allí.

Camino por la sierra de Gredos
Este camino invitaba a correr

Arroyuelo
Había agua por doquier

Entre caminos sin salida, charcos a mansalva, zarzas que se enganchaban en la ropa y en la piel y demás «inconvenientes» que hay por la sierra, conseguí completar con una sonrisa de oreja a oreja 16 km en un tiempo de 1:29:39 @ 5:36 min/km.

Ayer me pesé antes de venir para acá. La medida no tiene la misma validez que las habituales del sábado por la mañana, ya que no es lo mismo pesarse el día después de haberse machacado corriendo que hacerlo después de un día de reposo, por eso no hay que hacer mucho caso a los 67,7 kg que marcó la báscula.