Hoy sábado me ha tocado trabajar por la mañana, aunque afortunadamente, no suele ser una cosa habitual. Eso ha provocado que saliese a correr a una hora totalmente intempestiva: a las dos y media de la tarde y, por supuesto, sin comer. Y se ha notado porque he acabado desfallecido, he llegado a casa que devoraba.
Habitualmente utilizo los sábados para entrenar a ritmo de maratón, pero dado que tuve problemas en el gemelo, he preferido no forzar y hacer un rodaje a un ritmo más asequible, aunque por Parque Sur que es un circuito un poco más duro que Pradolongo o que bajar al río. Incluso a ese ritmo, he llegado cansado y sobre todo asustado pensando en lo que me queda mañana, que esta semana es la más larga del entrenamiento maratoniano.
El entrenamiento de hoy ha consistido en recorrer 20 km en un tiempo de 1:37:26 a un ritmo de 4:52 min/km, obteniendo 28,4 puntos.
La báscula me ha dado una mala noticia. Marcaba nada más y nada menos que 68,3 kg ¡¡¡un kilo y medio más que la semana pasada!!! Me da la sensación de que o la semana pasada pesó de menos, o ésta ha pesado de más. Por curiosidad volví a pesarme después del entrenamiento y marcaba 66,0 kg. Nada menos que 2,3 kg de pérdida de peso en 20 km. Una burrada.