Si el jueves fue la lluvia y el barro, hoy ha sido el frío. Salí a eso de las nueve de la mañana con mallas largas y camiseta también de manga larga y pasé un frío de narices, no llegué a entrar en calor en ningún momento. Parece que ya estamos en invierno. Y sobre todo se notaba porque se veían pocos ciclistas y pocos corredores.
En buena lid, hoy hubiese tocado hacer unos cuantos kilómetros a ritmo de maratón, pero todavía tenía las piernas cansadas de la media del domingo, así que me lo tomé como un día fácil, tratando de quemar kilómetros a un ritmo cercano a 5:15.
Quizás el frío se hacía sentir más de lo normal porque hacía bastante aire. Hice el circuito del Parque Lineal y a la ida se me hizo muy llevadero (viento a favor), pero al dar la vuelta empecé a sentir un molesto aire en contra que hacía por un lado que el entrenamiento se hiciese más duro y por otro, que no consiguiera salir del frigorífico.
Al final realicé 18 km en 1:34:53 @ 5:16 y llegué a casa cansado, claramente no recuperado de la carrera del domingo pasado.
Me he quedado asombrado cuando esta mañana me he subido a la báscula y marcaba sólo 66,9 kg. Pocas veces he bajado de 67 kilos. Además pensaba que esta semana, después de unas cuantas tartas de queso de postre, iba a subir el peso, pero ha bajado, lo cual es sorprendente. Parece claro que lo que más engorda es lo que ingieras en la cena.