Volví ayer noche de Londres y lo primero que llama la atención es el calorazo que hace en estas latitudes. Cuando salí a entrenar, sobre las 11:30, el calor era tremendo, el concierto de chicharras que escuché al entrar en el parque de Pradolongo me resultó impactante.
Según iba haciendo kilómetros por el parque, me iba dando cuenta de que esto es un secarral. Bien es cierto que lo comparaba con los parques de Londres, donde llueve frecuentemente. Pero entre el calor y la sequedad me iba dando un mal rollo…
Después de una vuelta bastante tranquilo, apreté un poco en la segunda (tampoco mucho, que no es cuestión con tanto calor) y terminé las dos vueltas, que hacía tiempo que no completaba. Después de las dos vueltas, un poco más para completar los 10 km en un tiempo de 52:03 a un ritmo de 5:12. Una media no muy allá, pero es que la primera vuelta fue muuuuy tranquila. De todas formas, tiempo habrá para apretar, que el calor de ahora no lo permite.
Después de las mini vacaciones sospechaba que había ganado peso y, efectivamente, la báscula me lo confirmó. Marcó 68,6 kg que habrá que intentar bajar esta semana. También es cierto que cuando viajo no me regulo intestinalmente como debiera. Ya veremos cuando me regule si bajo de peso.