Parece una carrera oficial, pero no, fue un entrenamiento en el parque de Pradolongo pasado por barro. Había llovido bastante y el terreno estaba muy embarrado, pero también es bonito entrenar por un terreno así. Endurece.
El título me ha venido a la cabeza porque hace algunas semanas se celebró un cross en este parque, pero eran los escolares los que disputaban las carreras. También fue un día con barro.
El único que participó en la maratón de Málaga y ha entrenado hoy ha sido Joaquín. A todos nos ha extrañado que no haya aparecido Emilio. Decía Joaquín que tenía los cuádriceps bastantes cargados, pero eso es normal después de meterse 42 kilómetros. Ha hecho sus kilometrillos a un ritmo tranquilo y para casa. Hemos ido todos juntos en la primera vuelta y en la segunda he apretado un poco más, tratando de ir por debajo de 4:30 durante seis kilómetros. Me he encontrado bastante bien a ese ritmo y eso que el barro se hacía notar.
He terminado con 12,3 km en las piernas, justo lo mismo que ayer, pero algo más deprisa ya que incluso contando con la primera vuelta que ha sido muy lenta el ritmo ha sido de 5:09.
Después del entrenamiento, estiramientos, ducha, cena y zumbando al auditorio nacional de música a escuchar a la orquesta sinfónica del real conservatorio superior de música de Madrid, a oir tocar a los jóvenes intérpretes. Estos han interpretado:
- George Gershwin: Obertura cubana
- Sergei Rachmaninoff: Concierto para piano y orquesta nº 2
- Camile Saint-Saëns: Sinfonía nº 3 (órgano)
El concierto ha estado realmente bien. Y además, gratuito.