Ayer llovió y hacía una temperatura muy agradable para correr. Hoy, todo lo contrario. Había 30º al acabar el entrenamiento y la chicharra cantaba que era un gusto.
Chicharra alicorta
El otro día estuve viendo un documental donde hablaban de la zona más calurosa del planeta, el desierto de Danakil, al norte de Etiopía, en el cuerno de África. Se trataba de un documental realmente interesante. Una de las cosas que contaban era que los camellos no necesitan beber porque no pierden humedad.
Un corredor cuando corre pierde humedad por el sudor, principalmente. En mi caso, no sé si a otros también les ocurre, tengo que escupir con cierta frecuencia cuando voy corriendo porque tengo sensación de ahogarme con mi propia saliva. Eso incrementa la humedad que se pierde, aunque no sea mucho comparado con el sudor.
Aunque no sea exactamente un camello, pensé que el tema de no perder humedad es interesante y como el sudor no lo puedo controlar, he estado probando durante el entreno a tragar esa saliva, en vez que arrojarla fuera. No creo que sea ninguna panacea, pero es mucho más estético y la boca no se queda tan seca. Conseguí aguantar los nueve kilómetros sin echar un trago de líquido al coleto.
Al igual que ayer, fue un rodaje tranquilo, dando tres vueltas a Parque Sur, por lo que he totalizado 9 km en 46:58 a un ritmo de 5:11/km.