Ya ni recordaba la última vez que llovió en Madrid. Hoy, por fin, ha vuelto a llover. Y es cosa de agradecer. Además ha provocado un descenso de la temperatura importante. Se ha pasado de estar a 30º a 16º. Prácticamente la mitad.
Para correr yo prefiero el fresquito más que el calor, aunque no queda más remedio que habituarse a todo. Así que hoy estaba a mis anchas, corriendo placenteramente, sintiendo el fresquito en el cuerpo. Una verdadera delicia. Tan a gusto estaba con el fresquito y de animada charla que en vez de hacer los cinco kilómetros de rigor, me he ido hasta los ocho, haciendo casi cincuenta minutos de carrera/trote. Al final he acabado un poco molesto del tendón, pero esto es el pan nuestro de cada día.