Ayer estaba todo feliz porque el cielo estaba nublado y parecía que las temperaturas estaban bajando, pero hoy también vuelve a hacer calor. Lo que sí ocurre es que por las noches hace algo más de fresco y se puede dormir mejor. Pues eso, que a las once cuando salí a correr hacía bastante calor, mucho más que ayer.
La idea era dar dos vueltas a Pradolongo (10 km) a velocidad lenta. Es lo que los anglosajones llaman una LSD (Long and Slow Distance). Es decir, una carrera larga, pero lenta. Y eso es lo que intento hacer los domingos, meter más kilómetros que los otros días de la semana, pero a un ritmo sosegado, siempre más lento que el ritmo que se pudiera llevar si se estuviera preparando una maratón.
Lo cierto es que los 8,5 km primeros los hice sin ninguna molestia, pero en los últimos 1,5 km empecé a notar las consabidas molestias en el tendón de Aquiles. No me quedará más remedio que ir al médico. Se me olvidó llevarme el cronómetro, por lo que no sé el tiempo empleado en estos diez kilómetros.