Me he llevado una grata sorpresa al levantarme esta mañana y contemplar el cielo nublado. Quizás exagero, pero creo que llevaba casi todo el verano sin ver una nube. Sí, quizás exagero un poco… pero es que el sol ha estado implacable durante todo el verano.
El caso es que me dio gran alegría salir a eso de las diez de la mañana y no sentir ese calor achicharrante que ha estado haciendo día sí y día también. Con esa alegría en el cuerpo, me dirigí a Parque Sur con la idea de tratar de hacer una vuelta algo más rápido de lo que estoy corriendo estos día para ver si el tendón de Aquiles me molesta más o menos por el hecho de correr más deprisa.
Di una primera vuelta de 3 km a ritmo tranquilo, para luego apretar en la segunda vuelta, también de 3 km. Acabé bastante satisfecho de esa vuelta ya que al aumentar el ritmo no me molestó el tendón y además hice un tiempo de 5:15/km, bastante bien para las alturas en las que estoy. Después de esas dos vueltas «grandes» hice una pequeña de sólo 1,2 km ya más tranquilo, para enfriar. Durante toda la carrera no tuve molestias en el tendón, parece que el hielo, la crema antiinflamatoria, los estiramientos y el auto masaje funcionan.