Ayer estuve cenando con mi amigo Juan Ignacio, recién venido de Alemania para correr la XXXII edición de Mapoma, y con Liborio, compañero de MaraTI+D. Juan Ignacio ha corrido todas y cada una de las ediciones celebradas de la maratón de Madrid y este año piensa completar su trigésima segunda maratón. Nos contaba que en Alemania vive de putísima madre y que ya no se plantea volver a España después de casi once años allí.
Pues así me he sentido yo hoy, de putísima madre. Creo que ha sido el mejor día desde que empecé a correr después del esguince. He dado una vuelta corriendo a Pradolongo, luego tenía pensado hacer una andando y una tercera corriendo, pero me he encontrado tan bien que he acabado corriendo los quince kilómetros. Aunque lo cierto es que iba muy tranquilo y quizás por eso incluso podía haber hecho otra vuelta.