En Cantalejo nos hemos dado cita cinco miembros del equipo. Aunque por unos motivos o por otros, no conseguimos reunirnos los cinco para hacernos la foto de rigor. Sólo Rafa, Sergio y un servidor estábamos en el punto de encuentro en el momento oportuno, por lo que nos hicimos la foto los tres, luego apareció Luis Ángel y en carrera vi a Jesús Vega, al que no reconocí y al que vi francamente bien, corriendo con mucha soltura.
La carrera consiste en dar dos vueltas a un circuito que sale de Cantalejo, llega cerca de Aldeonsancho, gira hacia Sebúlcor y vuelve a Cantalejo, con un repecho interesante para llegar a la meta. El día se presentó extraordinario, había llovido por la noche y el día estaba nublado y fresco, ideal para correr.
Aunque fuese ideal, para mí, la carrera fue una auténtica tortura. Salí muy deprisa y pagué, y bien pagado, esa alegría de los primeros kilómetros. Sobre el km 6 ya iba fastidiado y fui penando un kilómetro tras otro. Se me pasó la idea de retirarme más de una vez, pero pensé que intentar superar este mal trago me iba a venir bien para la maratón de Ciudad Real, a correr dentro de dos semanas. Cuando pasé por meta la primera vez, el repecho me pareció muy duro y lo pasé a duras penas. Sin embargo, el peor tramo fue el de la salida del pueblo dirección Aldeonsancho, donde existe un repecho de poca entidad, pero largo, muy largo.
Curiosamente, sobre el km 17 empecé a encontrarme mejor, pero coincidió con el tramo entre Sebúlcor y Cantalejo donde el aire entraba de cara y aunque me recuperé algo, el ritmo no fue en aumento. El repecho para llegar a meta, que en la primera vuelta me pareció una pared, ahora lo subí con mucha energía y apreté de lo lindo para que el reloj no pasara de una hora y cuarenta y cinco minutos… cosa que no conseguí. El tiempo final fue de 1:46:04 y acabé con las piernas más castigadas que si hubiese hecho maratón y medio.
Aunque lo pasé mal, siempre se puede sacar alguna enseñanza positiva. Y esta carrera me ha servido para comprobar que estoy peor de lo que pensaba por lo que me tendré que tomar con mucha calma la maratón y no cometer el mismo error de salir más deprisa de lo que debo.
Para terminar, decir que la bolsa del corredor fue bastante generosa con una mochila, un impermeable, una gorra, una camiseta técnica (que es como se llaman ahora las camisetas de poliéster), una barrita de cereales y un llavero. Todo por 10 euros, que no es un regalo, pero que no está mal. La bolsa del corredor se entregaba al retirar el dorsal y en la meta daban plátanos, peras, agua y aquarius.
Con Rafa y Sergio antes de la salida
¡Vaya carita llevo!