El hueso de cereza de una duda

En la canción El capitán de su calle de Joaquín Sabina el estribillo reza así:

Porque sabía
que la verdad desnuda
guarda oculta detrás de la corteza
el hueso de cereza
de una duda.

Dando a entender, o al menos es lo que yo entendí, que no hay una verdad absoluta, que aunque estés muy seguro de algo, siempre es posible que estés confundido. Sería interesante que tomaran nota los autoritarios.

Algo así me pasa con esta puñetera lesión que llevo arrastrando. Estoy convencido (o trato de convencerme) de que estoy bien, pero no estoy convencido del todo, tengo alguna duda -razonable- de que lo esté. Anda por ahí el hueso de cereza que me hace sospechar que no estoy todo lo bien que a mí me gustaría. Y lo digo porque si el martes y el jueves corrí y acabé perfectamente bien, el sábado cuando salí ya no iba cómodo y cuando acabé la lesión me dolía como me dolía hace unos meses, como si no hubiese mejorado nada. No sé si esas molestias se deben a que hice más kilómetros de los que estaba haciendo habitualmente o a que he ido más deprisa de lo que debiera. ¡Ay! El puñetero hueso de cereza como me está fastidiando.

El martes salí tan contento con la idea de reencontrarme con los compañeros que habían vuelto de vacaciones, pero de éstos, sólo se presentó Joaquín, al que saludé con gran alegría. También apareció Ninfa que al igual que yo anda con una lesión de larga duración, en su caso el piramidal. Nos pusimos en marcha a un ritmo muy tranquilo y pasado el tercer kilómetro me aceleré un poquito, tampoco mucho, simplemente con la idea de bajar de cinco minutos el kilómetro. Hice uno a 4:50 y otro a 4:55 y pensé que podría acelerar hasta la fuente para ver a cuento podría llegar. Hice ese kilómetro en 4:36, lo cual fue demasiado porque vi que iba demasiado forzado, no hubiese aguantado mucho más a ese ritmo. En la fuente me cazó Joaquín y ya fui con él más tranquilo hasta que él se quedó por ahí abajo y yo seguí para completar las dos vueltas, lo que me hizo 9,5 km en 50:37 @ 5:17 min/km. Muy contento porque aunque forcé un poco, la lesión ni la noté.

El jueves me reencontré con Miguel, al cual tenía ganas de ver después de algunas semanas sin verlo. Ya me habían dicho que estaba muy bien, que se había cuidado durante las vacaciones y efectivamente pude ver que estaba en buena forma porque se puso a tirar y no hubo nadie de seguir su estela. Yo tenía planeado hacer cuatro kilómetros a umbral por lo que tampoco hubiese tratado de ir con él y si lo hubiese intentado me habría quedado lejos, lejos de él y destrozado. Se notó un poco el descenso de la temperatura, pero aún así acabé bastante acalorado. Como no sabía que ritmo llevar me fijé el objetivo de ir a 4:50 y con esto en mente realicé: 4:51, 4:46, 4:51 y 4:45. El ritmo umbral supone ir fuerte pero no a tope y quizás fui algo más flojo de lo que podría haber ido. La semana que viene trataré de ir a 4:45 a ver si encuentro ese ritmo umbral que estoy buscando y que sin haber hecho una prueba competitiva es difícil saber. Completé 9,5 km en un tiempo de 48:58 @ 5:07 min/km y al igual que el martes muy contento porque prácticamente no noté la lesión.

El sábado habíamos quedado los pradolongueros a las 9:00 y nos juntamos únicamente tres corredores. Decidimos bajar al río y Jesús dijo que nos acompañaría a mi tocayo y a mí si no íbamos muy fuerte. Le dijimos que no, que ya nos habíamos machacado el jueves. Mi idea era hacer 12 km a un ritmo tranquilo tomándome la jornada como LSD (Long and Slow Distance, Distancia Larga y Lenta en cristiano). Bajamos al río y nos fuimos por el Parque Lineal hasta que hicimos seis kilómetros y luego volvimos por el mismo camino que a la ida. Como siempre, al volver notamos el aire en contra y además se notaba más todavía porque hacía bastante fresco, se notaba el descenso de las temperaturas que habían pronosticado. Fuimos bastantes kilómetros sobre 5:10 y a la vuelta aceleramos en un par de ellos haciendo 4:56 en uno y 4:39 en otro. Después de este último kilómetro a todo lo que pude ya nos relajamos para subir desde el río hasta el Parque de Pradolongo que es casi todo cuesta arriba. Hice 12 km en un tiempo de 1:03:48 @ 5:19 min/km y bastante jodido porque la lesión me había molestado durante casi todo el recorrido. Definitivamente no estoy bien. Mejor que mis peores días, pero ni mucho menos bien. Jesús sí que acabó bastante contento porque hizo los 12 km con muy buenas sensaciones. Decía que hacía mucho tiempo que no hacía tantos kilómetros y lo mismo me pasa a mí, no pasaba de 10 km desde que hice la maratón de Madrid.

La báscula marcaba 70,8 kg lo que indica que me está costando bajar de 70 kg como era mi primer objetivo. La verdad es que no estoy comiendo mucho, pero tendré que se aún más radical.

Semana cargadita

Se acerca la media de Villarrobledo y hay que meter kilómetros, que luego 21 km se hacen muy largos si vas escaso de preparación, así que esta semana ha sido de bastante carga… Al menos para mí, ya que me he metido entre pecho y espalda casi 53 km. Es evidente que a alguien le puede parecer una birria, pero para mí no lo es.

El martes 26 de febrero tuvimos un día relajado y sólo dimos dos vueltas a Pradolongo, aunque Joaquín ya hablaba de hacer tres, pero yo me notaba aún cansado del fin de semana y sólo hice dos vueltas y muy tranquilo. Fueron 9,7 km en un tiempo de 56:27 @ 5:48 min/km.

El jueves 27 sí hicimos las tres vueltas y si el martes fuimos despacio, esta vez fuimos más despacio aún. El objetivo de las tres vueltas era meter kilómetros de cara a la media y tratar de quemar las porras del desayuno, que me metí unas cuantas.

Ya quedaban menos después de ingerir entre todos los compañeros unas cuantas porras y churros

De todos modos no fue mala táctica esto de ir despacio porque así se acostumbra el cuerpo a estar más tiempo en movimiento. Fueron 15 km en un tiempo de 1:27:55 @ 5:51 min/km. Eso sí, se nos pasaron las tres vueltas casi sin darnos cuenta porque fuimos de cháchara todo el rato.

El sábado quedamos Quique, Miguel y un servidor y bajamos al Parque Lineal para una tirada no muy larga, que aún se notaba en las piernas la tirada del jueves. Traté de hacer cinco kilómetros en el tramo intermedio sobre 4:30 y la cosa salió más o menos. Hice en total 12 km en un tiempo de 1:00:16 @ 5:01 min/km. No estuvo mal la cosa.

Por aquello de acumular kilómetros, el domingo también salimos y de nuevo fuimos al Parque Lineal, un magnífico sitio para correr. Hacía buena temperatura, así que aproveché para salir en manga corta. Salimos muy tranquilos, acompañados por parte del pelotón de jubilados, uno de los cuales nos estuvo contando alguna historieta que otra. Había planificado una tirada larga, pero metiendo unos kilómetros a umbral en medio de la tirada, haciendo dos kilómetros a umbral, uno al trote y otros dos a umbral. Y eso fue lo que hice, cuando llegué al kilómetro seis aceleré para hacer los dos primeros kilómetros a umbral, cerca de 4:15 y me salieron a 4:16 y 4:18. Traté de recuperar un poco en el siguiente y luego volví a tratar de hacer otros dos a umbral y éstos me salieron peor todavía, ya que los hice en 4:20 y 4:31, fatal, fatal. Yo creo que noté el cansancio del día anterior, que no fue precisamente de paseo. En total fueron 16 km en 1:24:57 @ 5:18 min/km. Y de este modo acabé la semana con una buena kilometrada.

¡Se me olvidaba! Antes de salir el domingo me subí a la báscula y marcaba 69,7 kg. No consigo bajar de 69 ni de broma y eso me jode.

Nuevo objetivo

En años pretéritos el objetivo principal del año era la maratón de Madrid. Desde que me diagnosticaron la condromalacia cambié ese objetivo por uno menos ambicioso y he entrenado estos últimos años lo mejor que he podido la Media Maratón de Villarrobledo.

Este año me había fijado de nuevo como objetivo la media de Villarrobledo, pero los quince días pasados en la antípodas me han hecho cambiar de objetivo porque allí no entrené mucho y me veo corto de preparación para llegar a esa localidad albaceteña como me gustaría. Es por eso que me he fijado un nuevo objetivo tres semanas después, que no es otro que la Media Maratón de Madrid. Hace muchos años que no corro esta carrera en condiciones y ya veremos cómo llego este año. Espero que bien.

La pega principal que tiene esta carrera es su precio, desde mi punto de vista excesivo. He pagado 25,60 € y me parece un pastón. Sí, ya sé que me dirán que es para ayudar al Club Marathon y tal y cual…

Cuando corrí por primera vez esta carrera, que no era una media sino 20 km, allá por 1996, el precio de la inscripción fue de 800 pesetas, o lo que es lo mismo, 4,80 €. Así que calculen Uds. lo que ha aumentado. En fin, vamos a lo que vamos.

Habíamos quedado a las 10:00 en el punto de encuentro y allí aparecimos Quique, Miguel y yo. Estuvimos saludando a los jubilados, pero no nos apuntamos a su grupeta. Bajamos al río e hicimos cuatro kilómetros de calentamiento y al pasar ese punto aceleré para tratar de hacer cuatro kilómetros a un ritmo cercano al umbral, tratando de bajar de 4:20. El último me costó, debo reconocer, ya que no pude bajar de ese ritmo objetivo y se me fue a 4:24; sin embargo, los otros salieron bien: 4:17, 4:17 y 4:20. Y aunque iba deprisa, Quique se fue por delante y Miguel se quedó por detrás esta vez. Hice en total 11,3 km en un tiempo de 57:00 @ 5:02 min/km.

A rey muerto, rey puesto

Contaba el otro día que el 405 había quedado fuera de combate. Pues con el «cadáver» aún caliente compré un primo hermano suyo el Forerunner 35 y me llegó el otro día, aunque ha sido hoy cuando lo he estrenado. Es un chisme más básico que el 405 aunque el 35 tiene para medir las pulsaciones en la muñeca. ¿Pero para que quiero un cacharro súper sofisticado si luego no lo uso? Son ganas de tirar el dinero.


Forerunner 35 luciendo hermoso en mi muñeca

Como muchos sábados quedamos para bajar al río. Nos juntamos Joaquín, Miguel, Quique, Mariano, Juli y un servidor. Me puse en cabeza desde el principio y cuando llegué al tercer kilómetro traté de ponerme a mi ritmo umbral que anda por 4:20 o un poco por debajo. Tardaron un poco en llegar Joaquín, Mariano y Quique y luego estos dos últimos apretaron y me quedé con Joaquín. Miguel y Juli iban por detrás.

En el primer puente se dio la vuelta Joaquín y yo seguí hasta el segundo. Mariano y Quique siguieron a su bola. Yo trataba de mantenerme sobre 4:20 y más o menos llevaba ese ritmo. Lo curioso es que pensaba hacer sólo cinco kilómetros a ritmo umbral y al final hice seis porque se me fue la pelota contando los kilómetros. Salieron a 4:17, 4:19, 4:20, 4:22, 4:23 y 4:29. Claramente de más a menos.

A la vuelta, en la zona de las tablas paramos a esperar a Mariano y a Quique, pero no aparecían así que propuse ir trotando despacio para que nos alcanzaran, pero llegamos al punto de encuentro y no nos habían cogido. Allí estuvimos estirando un poco y nada que no aparecían los ínclitos.

Totalicé 12,2 km en un tiempo de 1:01:06 @ 4:59 min/km. Un buen entrenamiento bien acompañado de buena gente. Imposible quejarse.

Me dijo el FR35 que las pulsaciones medias durante el entreno fueron de 161 y que di una máxima de 184 ppm, que me parecen muchas ya que se alejan mucho de la típica fórmula de 220 – edad que darían 168. También hay otra fórmula, la de Tanaka, que dice que la FCM es 208,75 – (0,73 * edad) que da 171. Muy lejos también. No creo que sea muy exacta la manera de medir del reloj, pero no estaría mal hacerse una prueba de esfuerzo por si acaso. De todos modos, estas fórmulas son para personas sedentarias, si estás medio en forma no tienen mucho sentido… Eso es lo que leí alguna vez por ahí.

Veinte minutos es lo recomendado por JD

Siempre corro por distancia, nunca por tiempo, pero hoy he cambiado tratando de seguir los consejos de Jack Daniels que aconseja hacer los kilómetros a ritmo umbral durante veinte minutos. Bueno, tiene algo de truco porque calculé que los 4,6 km (lo que queda del punto kilométrico cinco hasta el final de la vuelta) a un ritmo de 4:25 son unos pocos segundos más de los veinte minutos buscados. Ideal para combinar el correr por distancia con correr por tiempo.

Al llegar al punto de encuentro estaban los dos Emilios y Joaquín hablando con Antonio. Estuvimos esperando un rato por si venía algún otro compañero y como no venía, nos pusimos en marcha. Hicimos los primeros 5 km muy tranquilos, a ritmo de seis minutos y al llegar a ese punto aceleré para tratar de ir a 4:25, mi ritmo umbral, pasé de hacer el quinto kilómetro a 6 km/km a un sexto kilómetro a 4:25 y el resto me salieron a 4:28, 4:33, 4:30 y 4:24. Por aquello de los veinte minutos esta vez fui hasta el final del circuito en vez de parar en el cuarto kilómetro. Se me fue el tiempo ya que salió a una media de 4:28, pero el circuito estaba embarrado y muy blando.

Hice en total 9,6 km en un tiempo de 50:41 @ 5:17 min/km. Se me fue algo el tiempo, pero un buen entrenamiento.

Hemos tenido suerte

El día de salida era ayer jueves por la tarde, pero como hoy es fiesta en Madrid decidimos -algunos- dejar el entrenamiento para hoy en vez de salir ayer y hemos tenido una suerte tremenda porque ayer estaba lloviendo de lo lindo a la hora que solemos entrenar. Así que nos hemos ahorrado agua y ganado sol. ¡Mucho mejor!

Salimos cuatro pradolongueros porque en el último momento la única fémina que iba a venir no pudo y decidimos bajar al río. Uno de ellos dijo que no quería hacer mucho, pero que nos acompañó hasta el comienzo del parque.

Fuimos tres kilómetros bastante tranquilos en nuestra aproximación al parque. Bajamos por el camino de madera, recién puesto y resultaba placentero pisarlo, una gozada. Ya a orillas del río se cumplió el tercer kilómetro y apreté con intención de hacer 5 km a un ritmo de 4:25 que es ahora más o menos mi ritmo umbral. De este modo pasamos de hacer el tercer kilómetro a 5:33 a hacer el cuarto a 4:22. Un buen cambio. Y seguimos a un ritmo muy semejante durante los otros cuatro: 4:25, 4:21, 4:20 y 4:24 consiguiendo, por lo tanto, una media de 4:23 min/km que está dentro del margen previsto. Mi tocayo siguió un poco más e hizo un último kilómetro desatado a 4:07 o así me dijo. Dice que entrena poco, pero aún así zumba de lo lindo.

Subimos del río hacia Pradolongo ya a un ritmo más tranquilo y conseguimos completar 12 km en un tiempo de 1:01:17 @ 5:06 min/km. Un buen entrenamiento a buen ritmo.

No todo va a ser correr

Tuve algún que otro contacto con un bloguero que tenía un blog denominado No todo va a ser correr. El hombre dejó de actualizar el blog y no sé si es porque dejó de correr o simplemente se cansó de escribir. El título del blog proviene de una canción del gran Javier Krahe que se titula No todo va a ser follar.

El título de la entrada viene a cuento porque tengo la suerte de poder contar con la amistad de un grupo de compañeros que corren por el parque y que nos hacemos llamar pradolongueros. Y no sólo nos dedicamos a correr, también tenemos tiempo para hacer otras cosas distintas. Por ejemplo, el día 6 de octubre quedamos para la Primera Jamonada Pradolonguera. Sí, ya sé que es un poco tarde para hablar de un asunto que transcurrió hace casi un mes, pero no lo quiero olvidar.

Una de las compañeras pradolongueras que había sido obsequiada con un jamón por subir al cajón en una de las carreras decidió invitar al resto de pradolongueros a tan delicioso manjar. Y no sólo hubo jamón en la quedada, Jesús y Miguel hicieron sendas tortillas y otros trajeron la bebida y algunas otras cosas de picar. Pasamos una buena mañana rodeados de compañeros y disfrutando de nuestro querido parque Pradolongo. La pena es que algunos no pudieron asistir 🙁 pero es prácticamente imposible que nos juntemos todos.


Pradolongueros en plena quedada jamonera

Después de contar esto, decir que aunque el otro día entrenamos por la tarde hoy pudimos hacerlos con luz solar ya que al ser festivo quedamos por la mañana. Salimos cuatro hacia el Parque Lineal y el cuarteto se dividió en dos cuando sobrepasamos el kilómetro cuatro. Mi tocayo y yo aceleramos el ritmo y la otra pareja siguió a un ritmo más tranquilo. Hicimos cinco kilómetros a ritmo umbral que yo recordaba a 4:22 y que luego descubrí era 4:25. Hicimos 4:24, 4:26, 4:24, 4:18 y 4:15, obteniendo una media de 4:21, más rápido de lo que debiera.

Totalizamos 12,8 km en un tiempo de 1:05:42 @ 5:08 min/km. Un buen entrenamiento sin duda.

233 es mucho

Fui el otro día a recoger los análisis y me llevé una desagradable sorpresa porque tenía 233 mg/dl y eso sobrepasa los 200 mg/dl que consideran el límite de lo malo. Y eso que hago ejercicio regularmente, porque en caso contrario lo tendría por las nubes. Tendré que hacer caso a las recomendaciones del médico y cortarme con algunas comidas, lo cual me puede venir bien no sólo para bajar el colesterol sino también para bajar de peso.

La verdad es que tampoco lo pienso mucho, aunque eso no es óbice para que un día me dé un arrechucho, pero no es cuestión de tenerlo presente siempre… Sólo a la hora de comer.

En el punto de encuentro estaban Joaquín, Emilio, Jesús y Miguel, así que montamos un pelotón de cinco pradolongueros. Hice la primera vuelta tranquilo y en la segunda apreté para ir a un ritmo de 4:30 más o menos que considero como ritmo umbral. En un principio iba solo, pero luego Joaquín apretó para cogerme. Luego aceleró más y estuve dudando si seguir su ritmo o seguir al mío. Opté por la segunda opción porque la idea era hacer cuatro kilómetros a umbral y no hacer un entrenamiento muy duro. Los hice a 4:23, 4:35, 4:26 y 4:29 que salen a una media de 4:28. Me encontré bastante bien, iba muy fácil, mejor incluso que la semana pasada que ya me veía bien. Hice 9,6 km en un tiempo de 51:27 @ 5:19 min/km.

El que tuvo retuvo

Nos encontramos cuatro pradolongueros en el punto de encuentro. Emilio el hombre radiactivo siempre ha sido un corredor de raza y hoy lo ha vuelto a demostrar ya que no llevábamos ni dos kilómetros cuando ha empezado a apretar y se ha ido alejando. Yo no quise acelerar porque aún no había calentado los músculos y me quedé algo atrás charlando con Jesús.

Seguí a mi ritmo hasta terminar la primera vuelta y luego traté de ir a 4:30 que es mi ritmo umbral actualmente. Pero cuando acabé esa primera vuelta Emilio ya se marchó hacia su casa y Joaquín me llevaba un montón, de hecho ni se veía en la recta larga. Hice los cuatro kilómetros a umbral en 4:30, 4:31, 4:31 y 4:25 (media de 4:29). Teniendo en cuenta las pendientes salen a 4:30, 4:25, 4:35 y 4:24 (media también de 4:29). Vamos, que el entreno me salió redondo. Joaquín debió pararse en algún sitio, porque no le adelanté y luego le vi por detrás.

Hice 9,7 km en un tiempo de 48:51 @ 5:02 min/km bastante contento porque pude ir a ritmo umbral sin demasiados problemas, aunque tuve que apretar los dientes.

En solitario y de día

Hoy he salido antes a entrenar por razones que tienen que ver con la foto.


La sirenita atlética

La idea era salir a las seis, pero he salido diez minutos después y aunque me ha tocado ir solo, al menos había luz diurna. He dado una primera vuelta a buen ritmo, para luego apretar en la segunda vuelta y que no hubiese excesiva diferencia de ritmo entre unos kilómetros y otros. La idea era ponerme a 4:20 para ver si ese ritmo iba a ser sostenible el próximo domingo en la media de Latina.

Y me ha costado bastante, de hecho ha habido un kilómetro que he hecho bien a 4:20 y los otros tres se me han ido un poco: 4:23, 4:26 y 4:27. Mal asunto, me parece que tendré que ir el domingo algo más tranquilo. De todos modos, veremos, que en competición siempre se va más deprisa sin querer.

Hice 9,6 km en un tiempo de 47:52 a un buen ritmo de 4:57 min/km.