Era mi segunda participación en esta carrera después de haber participado siete años antes. Lo cierto es que me gustó en aquel entonces, pero hasta este año no había tenido la oportunidad de volver.
Lo más significativo de esa primera participación fue el calorazo que hacía y la increíble participación, con gente de mucho nivel, posiblemente atraídos por los premios en metálico.
Esta vez no hacía tanto calor y tampoco había tanto nivel. Otra diferencia es que siete años antes era gratuita y ahora vale 5 € aunque sigue siendo un precio de lo más razonable.
Me acerqué con una amiga a esta pequeña población toledana y mientras que buscaba aparcamiento ella retiró los dorsales. Después de dejar el coche me acerqué a la plaza del Ayuntamiento donde estaba mi amiga, puse el dorsal en la camiseta, me puse las zapatillas y fuimos calentando hasta el coche, ya que no había guardarropa.
La carrera comenzaba a las 19:45, pero se fue retrasando porque corrían los niños antes y dieron la salida aproximadamente a las ocho. No sé la hora exacta porque olvidé el reloj en casa… Me fastidió habérmelo dejado porque tenía previsto utilizar esta carrera para calcular mi actual VDOT y para ello es mejor tener una medida exacta porque a veces los organizadores dicen una medida y luego es otra, sobre todo cuando no son las distancias típicas de 10 km, media o maratón. Tendré que fiarme de que la longitud de la carrera es de 6,5 km.
La prueba consistía en dar tres vueltas a un circuito prácticamente llano, aunque sí contaba con una subida de poco porcentaje y la correspondiente bajada, pero poca cosa. Llevaba bastante tiempo sin ir a tope, así que salí a un ritmo que consideré apropiado, tampoco a muerte, que cuando hay varias vueltas siempre trato de hacer al menos la primera vuelta con algo de calma para hacerme una idea de la dureza de la prueba.
Según la clasificación, llegaron a meta cien atletas por lo que enseguida coge cada uno su nicho en la carrera y es difícil que te adelanten o adelantes tú si el ritmo es más o menos constante.
Iban pasando los kilómetros y cada vez oía más cerca los gritos de ánimo a una chica llamada Tamara, así que sin un posible objetivo por delante en la última vuelta traté de que no me adelantasen a mí, pero tuve que emplearme de lo lindo en los últimos metros para no verme sobrepasado en la misma línea de meta. Atravesé el arco de meta con un tiempo oficial de 28:10.
Llegando a meta en la carrera de Mocejón (foto cortesía de Evedeport)
Al pasar la línea de llegada nos obsequiaron con agua, unas rajas de sandía y una medalla. Estuve recuperando algo de líquidos y esperando a la amiga con la que me había acercado hasta allí. Llegó al poco y después de recuperarse del esfuerzo nos acercamos al monitor donde los chicos de Evedeport ponen la clasificación. Ella se llevó una gran alegría porque llegó en la primera posición de su categoría y yo me quedé algo sorprendido al ver que había sido cuarto y un poco apesadumbrado pensando que quizás podía haberme subido al cajón si hubiese estado mejor entrenado.
Dado que teníamos que esperar a la entrega de premios nos acercamos a una terraza situada en la misma plaza donde tratamos de recuperarnos a base de zumo de cebada. Cuando oímos que llamaban a las Veteranas B al pódium me acerqué con ella para hacerla una foto en lo más alto del cajón. Fue también una sorpresa que a los ganadores y ganadoras de sus respectivas clasificaciones fueran agraciadas con una paletilla, así que se llevó algo más que una copa. Ya nos íbamos cuando empezaron a nombrar a los Veteranos B agraciados y cual fue mi sorpresa cuando escuché mi nombre en la tercera posición. Me acerqué al speaker para que me lo confirmara y pude ver en la hoja mi nombre y el del club, así que no quedaba duda. Pensé que quizás entre los tres primeros de mi categoría habría alguno descalificado o que fuese local, así que había ganado un puesto… Y un sitio en el cajón. ¡Tan contento que me puse!
En el tercer puesto del cajón, más contento que unas castañuelas