XXXVI Carrera Popular de Mocejón

Era mi segunda participación en esta carrera después de haber participado siete años antes. Lo cierto es que me gustó en aquel entonces, pero hasta este año no había tenido la oportunidad de volver.

Lo más significativo de esa primera participación fue el calorazo que hacía y la increíble participación, con gente de mucho nivel, posiblemente atraídos por los premios en metálico.

Esta vez no hacía tanto calor y tampoco había tanto nivel. Otra diferencia es que siete años antes era gratuita y ahora vale 5 € aunque sigue siendo un precio de lo más razonable.

Me acerqué con una amiga a esta pequeña población toledana y mientras que buscaba aparcamiento ella retiró los dorsales. Después de dejar el coche me acerqué a la plaza del Ayuntamiento donde estaba mi amiga, puse el dorsal en la camiseta, me puse las zapatillas y fuimos calentando hasta el coche, ya que no había guardarropa.

La carrera comenzaba a las 19:45, pero se fue retrasando porque corrían los niños antes y dieron la salida aproximadamente a las ocho. No sé la hora exacta porque olvidé el reloj en casa… Me fastidió habérmelo dejado porque tenía previsto utilizar esta carrera para calcular mi actual VDOT y para ello es mejor tener una medida exacta porque a veces los organizadores dicen una medida y luego es otra, sobre todo cuando no son las distancias típicas de 10 km, media o maratón. Tendré que fiarme de que la longitud de la carrera es de 6,5 km.

La prueba consistía en dar tres vueltas a un circuito prácticamente llano, aunque sí contaba con una subida de poco porcentaje y la correspondiente bajada, pero poca cosa. Llevaba bastante tiempo sin ir a tope, así que salí a un ritmo que consideré apropiado, tampoco a muerte, que cuando hay varias vueltas siempre trato de hacer al menos la primera vuelta con algo de calma para hacerme una idea de la dureza de la prueba.

Según la clasificación, llegaron a meta cien atletas por lo que enseguida coge cada uno su nicho en la carrera y es difícil que te adelanten o adelantes tú si el ritmo es más o menos constante.

Iban pasando los kilómetros y cada vez oía más cerca los gritos de ánimo a una chica llamada Tamara, así que sin un posible objetivo por delante en la última vuelta traté de que no me adelantasen a mí, pero tuve que emplearme de lo lindo en los últimos metros para no verme sobrepasado en la misma línea de meta. Atravesé el arco de meta con un tiempo oficial de 28:10.


Llegando a meta en la carrera de Mocejón (foto cortesía de Evedeport)

Al pasar la línea de llegada nos obsequiaron con agua, unas rajas de sandía y una medalla. Estuve recuperando algo de líquidos y esperando a la amiga con la que me había acercado hasta allí. Llegó al poco y después de recuperarse del esfuerzo nos acercamos al monitor donde los chicos de Evedeport ponen la clasificación. Ella se llevó una gran alegría porque llegó en la primera posición de su categoría y yo me quedé algo sorprendido al ver que había sido cuarto y un poco apesadumbrado pensando que quizás podía haberme subido al cajón si hubiese estado mejor entrenado.

Dado que teníamos que esperar a la entrega de premios nos acercamos a una terraza situada en la misma plaza donde tratamos de recuperarnos a base de zumo de cebada. Cuando oímos que llamaban a las Veteranas B al pódium me acerqué con ella para hacerla una foto en lo más alto del cajón. Fue también una sorpresa que a los ganadores y ganadoras de sus respectivas clasificaciones fueran agraciadas con una paletilla, así que se llevó algo más que una copa. Ya nos íbamos cuando empezaron a nombrar a los Veteranos B agraciados y cual fue mi sorpresa cuando escuché mi nombre en la tercera posición. Me acerqué al speaker para que me lo confirmara y pude ver en la hoja mi nombre y el del club, así que no quedaba duda. Pensé que quizás entre los tres primeros de mi categoría habría alguno descalificado o que fuese local, así que había ganado un puesto… Y un sitio en el cajón. ¡Tan contento que me puse!


En el tercer puesto del cajón, más contento que unas castañuelas

XXIX Carrera popular de Mocejón

Hace unos meses se me pasó por la cabeza un reto bastante tonto, pero que nunca había hecho. Consistía en realizar al menos una carrera oficial al mes. Normalmente nunca corro en verano, pero por probar…

El caso es que agosto se acababa y veía que el reto no se iba a poder cumplir. El poco entrenamiento, las molestias en el gemelo, … muchos inconvenientes.

El viernes, cuando salíamos hacia el pueblo recordé que en Mocejón, un pueblo cerca de Toledo, se celebraba esta carrera popular que además era de sólo 6 km. Pensé que si había entrenado ese kilometraje con ir un poco al tran tran conseguiría poder continuar con el reto.

Llamé el sábado por la mañana al teléfono de contacto y me dijeron que las inscripciones se podían hacer a partir de las cinco de la tarde. A las cinco y media estaba como un clavo en Mocejón, mirando asustado el termómetro del coche que marcaba 39º. Al realizar la inscripción leí en un cartel que la carrera de los mayores comenzaba a las 19:20 lo que me alegró un poco ya que pensé que habrían bajado un poco la temperatura a esa hora.

Me llamó la atención la cantidad de buenos atletas que se veían por allí, yo que pensaba que no iba a estar ni el tato, pero cuando vi el programa de la carrera y de que había 200 € para el primero, me di cuenta del porqué.

Viendo que faltaba bastante para que empezase la carrera cogí Por el camino de Swann de Proust, busqué una buena sombra y me puse a leer esperando que faltase media hora para el comienzo de la carrera para ponerme a calentar y estirar.

La carrera consta de cuatro vueltas a un circuito de supuestamente 1.500 metros. En la realidad la vuelta medía poco más de 1400 metros, por lo que no se recorren los seis kilómetros que dice el programa. Lo pude comprobar ya que antes de comenzar la carrera estuve dando esa vuelta como calentamiento.

Antes de las 19:20 estaba en la línea de salida esperando que dieran el pistoletazo, sin embargo grande fue mi sorpresa cuando vi que la salida estaba ocupada por un grupo de atletas jóvenes de entre 11 y 13 años que se disponían a dar una vuelta al circuito. La salida se retrasaba más todavía.

Mientras esperaba que salieran los jóvenes atletas me encontré con un viejo conocido que me comentó que su hijo iba a correr. Le pregunté en qué categoría, si alevines, benjamines, pero me respondía que en la carrera de los mayores, ya que su hijo tenía 18 añitos, ¡cuál fue mi sorpresa al ver lo rápido que transcurren los años! Me indicó que su hijo era aquel chico alto con una camiseta azul, lo que inconscientemente hizo que ese chico de camiseta azul pasara de ser el hijo de a un posible objetivo al que darle matarile.

Y digo inconscientemente porque tenía intenciones de hacer la prueba a un ritmo tranquilo ya que tenía más que perder que de ganar si iba rápido y me había fijado un ritmo de unos 5:00/km durante la carrera. De hecho salí al final del todo. Sin embargo, algo debe tener ponerse un dorsal en el pecho porque cuando dieron el pistoletazo de salida salí como un poseso tras la camiseta azul. No veía a nadie más, solo a este chico que veía alejarse con aparente facilidad.

Cuando llevaba un kilómetro recorrido pude comprobar en el cronómetro que habían transcurrido sólo cuatro minutos y dos segundos y que era un ritmo muy rápido para mí en estos momentos. Pero ciego como iba no se me ocurrió aflojar, sino que traté de mantener ese ritmo escuchando atentamente lo que me pudiera decir mi maltrecho gemelo.

Pasado el segundo kilómetro sentí un desagradable chasquido en el gemelo, pero en vez de parar en ese momento me dije que ya quedaban menos de cuatro kilómetros, que para qué iba a parar. De nuevo la camiseta azul me atraía y me atraía sin poder remediarlo.

Tras el tercer kilómetro vi que mi rival flojeaba por lo que yo también aflojé un poco el ritmo ya que iba algo forzado, pero aún así iba acercándome a él metro a metro. Poco antes de terminar la tercera vuelta le adelanté, no sin animarle al superarle. Me miró extrañado pensando en quien demonios sería ese viejete calvorota que le animaba por su nombre.

Ahora el objetivo era una chica que iba unos metros por delante. Conseguí igualarme con ella en la última vuelta y en un repecho mínimo apreté un poco para tratar de escaparme. Lo conseguí, ahora escuchaba su respiración agitada unos metros detrás de mí. Eso me animó todavía más. Apreté los dientes y me lancé a todo lo que pude hacia la meta.

Llegué con un tiempo de 23:21, marcando el GPS una distancia de 5,72 km, según puede verse en esta actividad de Garmin Connect. Bastante satisfecho con la carrera, pero fastidiado porque me temo que la lesión se ha agravado con esta prueba más de falta de sentido común. Si veo que no mejora la cosa tendré que volver a visitar a Josefa.

Tras la entrada en meta nos obsequiaron con una botella de agua, un bote de refresco y una camiseta de algodón, ideal para limpiar los cristales. De todas formas no puedo quejarme ya que la inscripción era gratuita.

Es la primera vez que participo en esta carrera y me he llevado una grata impresión. La organización ha estado muy bien, exceptuando el retraso en dar la salida. Ésta tuvo el detalle exquisito de ofrecer botellas de agua fresquita en cada una de las vueltas, cosa que se agradecía por la chicharrera inmisericorde que todavía había a esas horas.

Las clasificaciones se pueden ver en la página web del ayuntamiento de Mocejón, aunque guardo una copia de la clasificación por categorías por si alguien no lo encuentra en otro sitio.Hay que tener en cuenta que la única clasificación válida es la que proporcione la organización, por lo que lo aquí expuesto es sólo orientativo.

Cat. femenina Cat. masculina
De 17 a 35 años De 17 a 39 años
De más de 35 años De 40 a 50 años
De más de 50 años