Por primera vez he participado en esta carrera popular celebrada en la toledana localidad de La Mata. Viví en este pueblo hace ya mucho tiempo durante un periodo de seis años y desde entonces sólo había vuelto cuatro o cinco veces y aunque sabía de la existencia de esta carrera nunca se me había pasado por la cabeza participar… Hasta este año, que por algún extraño motivo algo me impulsó a participar. Así que convencí a una amiga y ambos nos apuntamos prácticamente el último día.
Poco antes de las diez y media estábamos en el pueblo y recogimos el dorsal rápidamente porque no había nadie en esos momentos. Nos comentaron que habría unos ochenta inscritos, pero la verdad es que mucha gente no se veía. Dejamos la ropa y nos pusimos a calentar un rato. Mientras nosotros trotábamos de un lado para otro, veíamos a David de la Cruz que calentaba a sprint como si en ello le fuese la vida. Llegué a pensar que se iba a cansar antes de empezar, pero nada más lejos de la realidad porque ganó la carrera con holgura y con un magnífico tiempo.
Dieron la salida y como aún sigo con molestias en el tendón salí muy despacio junto a mi amiga, pero pronto me di cuenta que el ir a su lado suponía un lastre para ella y aceleré el paso antes de terminar el primer kilómetro.
Como había salido muy atrás, fui durante toda la carrera adelantado a gente, lo cual me motivaba bastante, pero por mucha motivación, ir por debajo de 4:30 me costaba horrores. Iba pensando que no hace mucho había hecho medias maratones por debajo de 4:15 tan tranquilo y hoy yendo más despacio iba con el corazón desbocado. Todo gracias a mi mal estado de forma. Ya me dijo una vez un corredor que para que un corredor veterano mejorase lo único que importaba era no lesionarse, pero yo estoy casi más tiempo lesionado que sano.
Pasé por la línea de meta, al finalizar la primera vuelta, y vi que el reloj marcaba poco más de tres kilómetros, por lo que me di cuenta que no íbamos a correr los siete previstos, lo cual me alegró porque antes acabaría el sufrimiento. Bueno, que no se me malinterprete, sufrimiento gustoso, que cada uno se toma la carrera como quiere, no es obligatorio ir a muerte.
En esa segunda vuelta idéntica a la primera pude adelantar también a alguno, aunque un joven al que adelanté hizo lo propio en la línea de meta, relegándome a la 36ª posición a la que llegué con un tiempo oficial de 27:52 que coincide con el registrado por mi cronómetro. Lo mejor es que la lesión aunque sigue ahí, no me molestó más por ir más deprisa. A ver si de una vez consigo desembarazarme de estas molestias, aunque si sigo corriendo no lo voy a lograr, me parece.
Mi amiga tuvo mejor suerte ya que quedó primera de su categoría y quinta de la general por lo que consiguió una bonita copa y una caja de cortadillos de los que doy fe que están buenísimos. Muchas gracias a los patrocinadores por el detalle de los dulces.
Como curiosidad decir que a principios de los ochenta, cuando viví en este pueblo, había fácil una veintena de fábricas de dulces, de las que ya no quedan más que dos o tres, así que más agradecido aún a esos pocos fabricantes que aún quedan y tienen ese bonito detalle.