XXXV Maratón de Madrid

En el mes de diciembre participé en la maratón de Málaga y aunque es una carrera con recorrido llano, los últimos cuatro kilómetros se me hicieron terriblemente duros. Al llegar a meta estuve hablando con un par de compañeros y llegamos a la conclusión que había que hacer más kilómetros a la semana para no sufrir en los últimos kilómetros. Y aprendí la lección. Si para Málaga la semana de más kilometraje fue de 76 km esta vez he hecho un pico de 78 km a tres semanas de la carrera. Y parece que se ha notado 😉

Bueno, sin coñas, aunque esta vez he hecho menos kilómetros, creo que haber hecho varios días algunas series y algún cambio de ritmo me ha venido mejor que hacer muchos kilómetros a la semana. Pienso que hay que hacer kilómetros, pero sin pasarse.

Y ahora llega el ladrillo.

A las siete menos diez habíamos quedado con Emilio para ir en su coche a la salida. Aparecimos a la hora prevista Miguel y un servidor, fuimos a recoger a Quique y después pasamos a por Joaquín. A eso de las siete y veinte estábamos en la calle Felipe IV aparcando el coche. Desde allí fuimos hacia la línea de salida, acordándonos de las madres de los organizadores y de su genial idea de poner el ropero en la línea de meta. Allí me encontré con Pedro que estaba pesaroso por la reciente muerte de su padre. Aunque tenía la cabeza en otras cosas, había pensado en correr esta carrera como homenaje a su padre, igual que Quique, que se había propuesto bajar de tres horas por el mismo motivo.

Emilio, que iba a llevar el globo de las 3h45, se fue pitando hacia la salida, donde tenían que entregarle el globo. El resto de pradolongueros nos hicimos una foto para inmortalizar el momento. Durante el paseíto hacia la salida, me encontré con un viejo conocido que llevaba tiempo sin ver y también me encontré con un antiguo compañero de estudios. Juntos corrimos la maratón de 1999 y trece años después hemos vuelto a repetir experiencia.

Pradolongueros en la maratón de Madrid 2012
Pradolongueros en la maratón de Madrid 2012

Tenía previsto correr con Miguel y Joaquín, pero como se añadió mi antiguo compañero formamos un cuarteto con intenciones de hacer aproximadamente 3h20 y si fuese posible llegar a 3h15, pues miel sobre hojuelas. La táctica de este año era un poco distinta a estos últimos maratones, ya que decidí olvidarme del cronómetro y correr por sensaciones, y es que estar pendiente del cronómetro, como otras veces, produce un poco de ansiedad. Además, no dar excesiva importancia a la marca que pudiera realizar, me llevó a afrontar esta maratón muy tranquilo. De hecho estaba en la línea de salida como si de un entrenamiento se tratase.

Colocado en el corral que nos habían asignado, junto a los que iban a ser mis compañeros de aventuras en esta carrera, esperamos pacientes el disparo que anuncia el comienzo. Tardamos algo más de un minuto en atravesar el arco de salida y el primer kilómetro nos lo tomamos con mucha calma, no había ninguna prisa. Poco a poco fuimos cogiendo el ritmo de crucero, el cual ignoraba ya que el cronómetro no existía para mí, aunque lo llevase en la muñeca.

Sobre el kilómetro 14 comenté a uno de mis compañeros que no sabía si íbamos bien o mal de ritmo y Joaquín, sabiamente, me comentó que era el cuerpo el que me lo debía indicar y la verdad es que me sentía francamente cómodo tal como íbamos, aunque poco después empezaron a entrarme las dudas porque veía los globos de 3h15 muy cerca, como a unos cien metros de nosotros. En el km 16 estaba mi madre, por lo que paré unos segundos a saludarla y cambié un par de besos por un plátano, que ya habían pasado cuatro horas desde que desayuné. Perdí contacto con mis compañeros pero pude alcanzarlos al poco. Justo en esos momentos que iba descolgado, pasamos donde estaban los compañeros pradolongueros que no participaban en la carrera y que nos animaban fervientemente. Además nos hicieron bonitas fotos. Gracias por todo.

Por la calle Fuencarral
Por la calle Fuencarral

La animación era espectacular por las calles de Madrid, en determinados sitios la gente se agolpaba al paso de los corredores, era realmente emocionante pasar por el estrecho pasillo que dejaban. Eso hacía que las piernas marchasen casi sin esfuerzo.

Los kilómetros pasaban a una velocidad vertiginosa, casi sin darnos cuenta ya estábamos en la calle Ferraz, pasando por la media maratón. Uno de mis compañeros indicó que llevábamos un tiempo de 1h37 pelaos, tiempo que me parecía idéntico al del año pasado, aunque luego comparando he visto que era justo un minuto menos. Los globos de 3h15 seguían ahí mismo. Yo iba un poco alucinado y pensaba que más que ir nosotros deprisa, iban ellos un poco despacio.

En la Avda. de Valladolid, sobre el kilómetro 24, mi compañero de estudios decidió que el ritmo que llevábamos era muy rápido para él y aflojó la marcha. Si en la maratón de 1999 fui yo el que me quedé por detrás, ahora era él el que se rezagaba. Nos quedamos en un trío, los inicialmente previstos. La cosa marchaba bien y el objetivo de llegar los tres pradolongueros juntos parecía factible.

Entramos en la Casa de Campo y el recorrido se hizo algo más tedioso. El terreno es duro y prácticamente no hay nadie animando. Me gustó las palabras que nos dijo una chica: disfrutar de la Casa de Campo que hasta el año que viene no pasáis por aquí y está preciosa y tenía razón, estaba realmente bonita después de las últimas lluvias que han caído en Madrid. Una verdadera gozada circular por el pulmón verde de esta ciudad. Desde la entrada a este parque, el terreno es ligeramente ascendente, hasta llegar al kilómetro 29 que se empieza a bajar lo subido. En el 30 nos obsequiaron con un gel que tenía un sabor muy dulzón, debía ser puro azúcar, pero que pienso nos vino bien. Por desgracia, en este punto se quedó Joaquín, por lo que ya sólo quedábamos dos. Bajando por el Pº de los Castaños, decidimos bajar un poco el ritmo para ver si entraba, pero al ver que no llegaba decidimos seguir tirando.

Se sale de la Casa de Campo por la zona del metro de Lago. Allí hay una cuesta que tiene miga, pero esa zona estaba llena de gente que animaba incesantemente a los corredores y se subía casi en volandas, aunque se notaba en las piernas la pendiente. Al poco llegamos al Puente de Segovia donde había unos cuantos familiares animando, eso me dio alas y poco después, un subidón más, porque pasamos cerca del estadio Vicente Calderón y escuchamos en himno del Atleti. No es que el fútbol me atraiga en exceso, pero la afición que tiene mi hijo parece que está haciendo efecto.

Con la inercia provocada por la musiquita en cuestión, llegué al otro extremo del Puente de Segovia y subí la cuesta de la calle del mismo nombre a buen ritmo, aunque tuve un pequeño percance con un corredor que iba delante de mí, que de repente paró en seco y tuvimos un pequeño encontronazo, pero seguí a mi ritmo. Poco antes de iniciar la subida, un amigo de Miguel se nos unió para hacer los últimos kilómetros y después de coronar, se nos unió una amiga que me esperaba con otro plátano. Ya estábamos en el kilómetro 35 y las piernas se encontraban en muy buen estado y los globos de 3h15 seguían ahí cerca…

Subimos el Pº Imperial, donde ingerí un trozo de plátano. Bajamos hacia Embajadores, en uno de los pocos tramos favorables de estos últimos kilómetros y afrontamos el Pº de las Acacias, que se hace muuuuuuy largo y encima picando para arriba. Este tramo no me gustó nada, no sólo por el terreno poco favorable, sino porque la mitad de la calle estaba abierta al tráfico (juraría que otros años no) y era muy desagradable buscar oxígeno para tus pulmones y encontrar monóxido de carbono. Pasado Embajadores mi amiga me dijo que no podía seguirnos y se fue quedando atrás. No sé si fue eso o ver que el globo de 3h15 estaba cada vez más cerca lo que me hizo acelerar o que Miguel deceleró, pero fue perdiendo mi estela metro a metro y en el 39 me había quedado completamente solo.

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En uno de los últimos avituallamientos, foto cortesía de Sebastián Navarrete

Los dos globos a los que perseguía se iban separando cada vez más, parece que uno pinchó (no el globo, sino el que lo llevaba) y en Atocha conseguir pasarle. Llegué a la temida cuesta de Alfonso XII y reconozco que me aunque me costó subirla, la energía que me transmitieron los compañeros pradolongueros me ayudó a pasar esa última dificultad y me planté en el kilómetro 40 casi sin querer.

Igual que Acacias, también se hace larga esta calle hasta la Puerta de Alcalá, pero ya está cerca el kilómetro 41 donde se acaba el sufrimiento y empieza el último kilómetro de gloria. El tramo desde la Puerta de Alcalá hasta la entrada del Retiro también tenía mucha animación, te llevaban en volandas. Y la entrada a este parque ya fue la repera, ya que estaba repleta de gente que animaba sin cesar. Además desde la entrada hasta meta es casi todo el tramo favorable. Apreté un poco el ritmo, pero sin pasarme para no acabar en la enfermería como hace dos años y cuando mi astigmatismo me dejó enfocar debidamente el reloj de meta, no me lo podía creer, marcaba 3h15 y bastantes segundos. Los suficientes para que al acercarme a la línea de meta los minutos pasaran de 35 a 36, llegando con un tiempo oficial de 3:16:12. Descontando el minuto y poco que tardamos en pasar por la primera alfombra, queda un tiempo neto de 3:15:08 que pasa a ser mi mejor marca en la distancia.

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Llegando a meta y haciendo MMP

Un par de minutos después llegó Miguel, marcando un tiempo de 3h17. Joaquín lo hizo en 3h25 y mi antiguo compi, no sé lo que hizo, porque en las clasificaciones aparece con 3h06, pero que yo sepa, no me adelantó en ningún momento. Ha debido fallar el chip como a otros muchos corredores. Tengo la sensación de que este dispositivo de medida no es muy certero, ya hubo problemas en la media maratón de Madrid y en la entera, también. Emilio se adelantó un poco al tiempo que marcaba su globo y llegó con un tiempo de 3h42, neto de 3:40:13. No sé si los corredores que iban siguiendo el globo andarán buscándole para lincharle o estarán contentos por haberles hecho bajar su marca.

Aparte de la marca, lo mejor es que acabé bastante entero y con las piernas en muy buen estado. El domingo por la tarde parecía que no había corrido, aunque imagino que mañana lunes sí notaré algo cargadas las piernas.

Desde mi punto de vista, la organización ha empeorado con respecto a otros años:

  • Lo de poner el guardarropa en la línea de llegada, en vez de en la de salida, es de juzgado de guardia. Un error gravísimo. Como anécdota contaré que faltando 20 minutos para el comienzo, cuando ya estaba yo colocado en mi corralito, llegaron un par de guiris preguntándome donde dejar la ropa. Cuando les dije que a un par de kilómetros, casi se les cae el alma al suelo. No sé qué hicieron, pero si tuvieron que ir hasta allí y volver, tuvieron que hacer una maratón de 46 km.
  • Parece que el chip falló bastante y falseó el tiempo de muchos corredores.
  • Me llamó la atención que no estuviese marcado el recorrido con una línea azul como siempre lo ha estado. No es mucho problema para mí, porque llevo riadas de gente por delante, pero imagino que alguno sí pudo desconcertarse durante el recorrido.
  • ¡No se puede abrir al tráfico tramos que coincidan con la carrera! Que no estamos hablando de la una carrera de poca monta, que se supone que la organización se jacta de ser «silver road race».

Esperemos que la cosa mejore, ya que ¡¡¡tenemos una cita en la XXXVI edición!!!

VIII Media maratón de Villarrobledo

Hoy he participado por segunda vez en la media maratón de Villarrobledo. El año pasado me gustó mucho la carrera y la organización y este año he repetido aunque la carrera se celebre a 200 km de mi casa.

Esta vez habían retrasado la salida una hora, lo cual es de agradecer si vives tan lejos, por lo que no tuvimos que darnos un madrugón exagerado. A las ocho menos cuarto salimos de casa y antes de la diez ya estábamos allí y todavía quedaba una hora para que empezara. Contactamos con Joaquín y los otros compañeros pradolongueros (Emilio, Andrés y Quique) para que nos dieran el dorsal y el chip ¡¡¡muchas gracias Joaquín por todo!!! y entre dejar la bolsa en el guardarropa, colocarse el chip, estirar y calentar un poco, fue llegando el momento de la salida.

Por fortuna, la salida y la llegada es en el polideportivo y éste es muy amplio, por lo que gran parte del calentamiento lo hicimos dentro del polideportivo, ya que el día era un poco fresco debido a un viento bastante intenso. Cinco minutos antes de las once nos fuimos acercando a la línea de salida, donde podíamos ver a Abel Antón, que según la megafonía se disponía a realizar la carrera en 1h25, por si alguno quería seguir su estela.

Después de la grata impresión producida el año pasado, había fijado esta carrera como el gran objetivo de esta primera parte de la temporada. Dado que en Getafe había hecho poco más de 1h28, se trataba de hacer 1h27 y tenía la certeza de que podía hacerlo porque los entrenamientos habían sido buenos. Por lo tanto, todo consistía en poder seguir un ritmo de 4:10 durante 21 kilómetros.

Escuché el pistoletazo de salida, puse en marcha mi cronómetro y me lancé a buen paso. Aún así tardé pocos segundos en pasar por la alfombrilla de salida. El primer kilómetro lo pasé en 4:11 y vi que la cosa iba por el camino correcto. Los dos siguientes los hice en 3:53 y empezaron a entrarme las dudas de si iba demasiado deprisa o si los kilómetros estaban mal colocados. Creo que se dieron las dos circunstancias porque en algunos kilómetros bajaba con holgura de cuatro y en otros sobrepasaba bastantes segundos esos cuatro minutos por kilómetro.

En el primer tercio (kilómetro siete) el cronómetro marcaba 28:14 en vez de los 29 que tenía pensado, pero me encontraba francamente bien. En el kilómetro 10 ¡¡¡el tiempo fue de 40:12!!! aunque durante la carrera no lo vi. Menos mal porque me hubiera asustado de ir tan deprisa.

Llegué al kilómetro 14, segundo tercio de carrera, con un tiempo de 56:43 y ya empezaba a notar las piernas que no respondían como al principio, pero sólo quedaba aguantar lo que se pudiera porque veía que el objetivo de 1h27 estaba a mi alcance.

Aunque las piernas no iban frescas, notaba que iba bien porque en la segunda parte de la carrera, excepto un grupo de cuatro que me adelantó sobre el kilómetro 12 y un individuo que me adelantó en el 18, fui todo el rato adelantando a gente. Esa era una muy buena señal.

Precisamente ese kilómetro 18 fue un mal momento, no sólo porque me adelantaran, sino porque noté una molestia en el gemelo de la pierna derecha, que me hizo dudar si aflojar el ritmo o seguir como iba. Opté por la segunda opción, ya que era la carrera que había estado preparando estos meses y no iba a rendirme a falta de tres kilómetros para la conclusión. Así que apreté los dientes y seguí dándolo todo.

Esos tres últimos kilómetros son bastante duros, porque es una recta muy larga y ligeramente cuesta arriba y luego viene otra recta también bastante larga y más cuesta arriba, aunque ninguna es de una pendiente excesiva. A partir del 20 suaviza la cosa y poco después se llega al recinto del polideportivo al que hay que rodear. Poco antes del 21 se entra dentro del recinto y el terreno es favorable hasta meta.

Ya lo di todo y cuando pude distinguir el reloj de meta que me llevé un sorpresón de órdago porque marcaba ¡¡¡una hora y veinticinco minutos!!! Sin embargo, poco antes de cruzar la meta cambió el dígito de los minutos y el tiempo se me fue a 1:26:02. Por fortuna, los segundos perdidos en la salida convirtieron ese tiempo en otro que me gusta más: 1:25:57 que se convierte en nueva MMP y que me parece voy a tardar tiempo en mejorar.

Haciendo la marca de mi vida
Haciendo la marca de mi vida

Las clasificaciones oficiales se pueden ver en chiplevante.net o en una copia que guardo aquí o para ver que no miento, aquí queda constancia del tiempo en el ticket que proporciona la organización.

Ticket con los tiempos de Villarrobledo 2012
Ticket con los tiempos de Villarrobledo 2012

Como había llegado medio pronto, fui a visitar al fisio por la molestia que había sentido en el gemelo. Cuando acabé, ya quedaba poco de lo que habían puesto en las mesas, pero no me importó demasiado ya que íbamos a comer en poco.

Pero si fue bueno para mí, mejor fue para casi todos los pradolongueros, ya que de seis que nos acercamos a este pueblo albaceteño, cuatro se llevaron trofeo: Emilio ganador de la categoría de mayores de 65 años; Andrés, tercer clasificado de la categoría de 55 a 60; Joaquín, segundo clasificado local de su categoría y la única fémina de la expedición pradolonguera, primera clasificada también de su categoría. Todo un éxito de los corredores del parque de Pradolongo.

Exito pradolonguero en Villarrobledo
Exito pradolonguero en Villarrobledo

Para terminar ¡qué decir de la bolsa del corredor! De las mejores que yo haya visto: manzana, naranja, agua, camiseta técnica, botella de vino, cuña de queso, paquete de lentejas, refresco y barrita. Pero es que después de acabar la carrera hay multitud de mesas con frutos secos, embutidos y vino y cerveza a raudales. Todo por el módico precio de 10 €… y 200 kilómetros.

¡Se me olvidaba! Ayer subí a la báscula y marcaba 67,3 kg, un buen peso para hacer una buena marca.

III Carrera solidaria por la esperanza

Hoy he participado en la tercera edición de la carrera solidaria por la esperanza, anteriormente (al menos en la primera edición) denominada carrera por las enfermedades raras. Creo que el nombre de este año queda mucho mejor que el de los anteriores, ¡qué dure mucho tiempo! Se trata de una carrera solidaria que tiene como objetivo aglutinar a grandes y pequeños a favor de la esperanza de las personas con enfermedades raras o quizás, mejor dicho, poco frecuentes.

El sábado tuve que ir a recoger el dorsal y la camiseta al centro comercial Alcalá Norte, lo que supone un gran inconveniente, pero por aquello de la solidaridad…

Como la salida era a las once de la mañana, no hubo que madrugar y además en la Casa de Campo, cuanto más tarde sea, mejor, menos frío. Fui acompañado de una amiga y allí nos encontramos con dos maratidianos: Iñaki y Raúl y también vimos a Jesús, habitual del parque Pradolongo; sin embargo, esta vez no hubo foto de rigor.

Recogimos el chip, estiramos un poco y escuchamos por megafonía que habían reducido la distancia de 5 km a 4,4 km. No me hizo ninguna gracia, pero por aquello de la solidaridad…

Calentamos unos tres kilómetros metiendo unos progresivos al final para bajar la sangre a las piernas y acelerar un poco las pulsaciones. Cinco minutillos antes de la salida nos metimos entre el mogollón y bastante puntuales dieron la salida a la prueba. Salí como un poseso y realicé el primer kilómetro en 3:38. Muy deprisa, pensé, pero iba más o menos cómodo.

El segundo kilómetro tiene una parte cuesta abajo, pero luego se rodea el lago de la CdC y es cuesta arriba. Está situado poco antes del primer paso por meta. Hice ese segundo en 3:39 y me seguía viendo francamente bien. Además, ya quedaba sólo un poco más de media carrera.

El tercer kilómetro es todo ascendente, por el Paseo de María Teresa. En este kilómetro el tiempo se me fue a 4:08 aunque creo que el hito no estaba colocado en su sitio, porque veinte segundos de diferencia son muchos.

Poco después del tercero se llega a un cruce donde hay que hacer un giro de casi ciento ochenta grados para comenzar un terreno descendente por el Paseo de los Castaños. Allí pude ver a la segunda clasificada a lo lejos y fijé como objetivo tratar de alcanzarla. Iba poco a poco acercándome, pero aunque me marqué un buen sprint, no conseguí alcanzarla, llegando cuatro segundos más tarde. No pude conseguir ese objetivo, pero el sprint me sirvió para adelantar a un componente del equipo las lagunas de Villafranca, con el que había ido toda la carrera un poco por delante, un poco por detrás.

Llegué a meta con un tiempo bruto de 16:15, neto de 16:10, aunque la distancia no era ni de 5 km como estaba anunciada, ni de 4,4 km como dijeron por megafonía. Lo dejaremos en 4,3 km que era lo que marcaba el GPS.

Mi compañera llegó con un tiempo de 19:17 y como no había visto muchas mujeres delante de ella, pensábamos que podía subir al cajón, por lo que estuvimos esperando que pusieran las clasificaciones. Cuando las pusieron, ¡menuda sorpresa! Me vi el cuarto de mi categoría (aunque el lunes ya estaba quinto) y vigésimo noveno de la general. Muy, muy contento. Y sí, mi compañera subió al cajón en el tercer peldaño. Se va a quedar sin sitio para tanta copa.

La organización a cargo de la Agrupación Deportiva Marathon estuvo bien, si no tenemos en cuenta el tener que desplazarse el día antes a por el dorsal. El precio de la carrera: 6,75 € que lo damos por razonable por aquello de la solidaridad…

Las clasificaciones se pueden ver en la web de la A. D. Marathon o en una copia que conservo aquí.

XXVIII Media maratón de Fuencarral

Hoy, para celebrar mi cuadragesimosexto cumpleaños, me he acercado al barrio de Fuencarral con la intención de participar en la media maratón que se celebra en este barrio.

Era mi décima participación en esta carrera por lo que era una ocasión inmejorable para celebrar mi aniversario.

Había quedado a las nueve con los compañeros de MaraTID y aunque me levanté con tiempo llegué por los pelos al punto de encuentro. Afortunadamente allí estaba mi compi con mi dorsal, que generosamente había recogido el viernes. Otra carrera más que se apunta a la desagradable moda de hacer ir a los corredores días antes a recoger el dorsal y el chip.

Con los compañeros de MaraTID
Con los compañeros de MaraTID, foto cortesía de Iñaki

Un par de minutos después de las 9:30 dieron la salida después de guardar un minuto de silencio. Al grito de «a sus puestos» (lo que causó gran hilaridad entre los corredores) dieron el pistoletazo de salida y me puse en marcha sin tener muy claro el objetivo a seguir en la carrera. Sólo tenía claro que había que ir tranquilo hasta El Pardo.

En la bajada de Herrera Oria se me acopló un corredor al que le pareció adecuado el ritmo que llevaba. Juntos fuimos hasta la fatídica curva del cuartel donde empieza la primera cuesta dura de la jornada. Resultó muy bonito el acercamiento a El Pardo ya que al fondo se veía la sierra de Madrid toda nevada. En esos momentos empecé a sentir un frío de narices ya que la temperatura era unos cuantos grados menos que en la salida. Y en Fuencarral estábamos por debajo de cero.

En esa primera cuesta acorté la zancada y empecé a subir a buen ritmo esa primera dificultad, aunque sin darlo todo, que todavía quedaba mucho.

En la cuesta del cuartel
En la cuesta del cuartel, foto cortesía de Arganzboy

Acabó esa primera cuesta y me dispuse a afrontar la cuesta que acaba en la tapia del monte de El Pardo. De nuevo zancada más corta y para arriba. Esta cuesta se hace muy laaaaaaarga.

En la tapia ya habíamos pasado el 15 y tras el avituallamiento empieza una bonita cuesta abajo donde se puede estirar un poco la zancada. Ya iba pensando en la siguiente subida, la de Montecarmelo, y recordaba en mis primeras participaciones cuando se subía la cuesta del cementerio que era una subida bastante más dura que la actual; sin embargo, aunque más llevadera, se me hizo como siempre muy exigente y fue el peor momento de la carrera… pero ya se olía la meta.

La última subida, la que lleva a la puerta del polideportivo, se me hizo muy llevadera y casi sin darme cuenta ya estaba esprintando en la pista de atletismo buscando la meta.

En la última subida de la jornada
En la última subida de la jornada, foto cortesía de Macu

Fue en ese momento cuando tuve conciencia del tiempo que llevaba, ya que hasta ese momento no había mirado ni una sola vez el cronómetro. Ha sido de las pocas carreras en las que el tiempo realizado me importaba un pimiento.

Llegada, foto cortesía de runners.es
Llegada, foto cortesía de runners.es

Crucé la meta con un tiempo oficial de 1:30:41 en la posición 150 de casi dos mil clasificados. Curiosamente, es la primera vez que coincide la distancia medida por el forerunner con la distancia oficial, lo que me lleva a pensar que le faltaban metros a esta carrera, porque siempre el forerunner me ha medido más. Acabé muy contento porque aún siendo una carrera bastante dura acabé con muy buenas sensaciones y no muy cansado.

Después de la carrera, una bolsa del corredor muy bien surtida, ducha en los vestuarios, charla con los compañeros y rapidito a casa que tocaba comida familiar.

LIII Trofeo Marathon de cross

Hoy ha tocado madrugar. Me apetecía correr el cross organizado por la Agrupación Deportiva Marathon y había que estar antes de las 8:45 para tratar de obtener un dorsal… si había sobrado alguno de los que pusieron a la venta.

He tenido suerte, cuando he llegado sobre las 8:30 había dorsales disponibles y por tres módicos euros me han vendido el dorsal, el número 20 nada menos.

Hay desde mi casa hasta el colegio donde entregaban los dorsales, cuatro kilómetros cuesta arriba, así que a ritmo tranquilo, realizando un buen calentamiento. A esos cuatro hay que añadir una vuelta al circuito y unos progresivos, por lo que cuando he salido estaba bien caliente,

Durante la vuelta de reconocimiento me he encontrado con Javier, amigo de la Agrupación Deportiva Marathon a quien he estado saludando y con quien he compartido los últimos minutos hasta la salida. Gracias Javier por permitirme dejar la sudadera.

Sólo un minuto después de la hora prevista (9:15) sonó el disparo de salida y a tope por los caminos, curvas, contracurvas, subidas y bajadas. Enseguida cogí mi posición en la carrera y fui tratando de mantener un ritmo regular. Creo que lo conseguí porque en la segunda vuelta sólo me adelantó un corredor, pero yo adelanté a tres.

Contrariamente a la vez que corrí hace dos años, que se me hizo terriblemente dura, hoy he ido francamente bien, incluso se me ha hecho corto el recorrido. El único pero es que quizás estaba algo cansado del entrenamiento de ayer y ya en el primer kilómetro lo notaba las piernas. Quizás ese cansancio no me ha permitido ir más veloz.

En la línea de meta un buen sprint me ha llevado a terminar la carrera con un tiempo oficial de 20:15 y aunque no he conseguido el objetivo de bajar de veinte minutos, creo que he hecho una buena carrera. Siempre comparo los tiempos con una carrera de asfalto y no tiene nada que ver, porque en el cross es un continuo parar y arrancar que no te permite llevar un ritmo constante. Lo dicho 20:15 en 5,15 km a un ritmo de 3:56 min/km en un cross está muy bien, aunque sea un cross no muy complicado.

Trofeo Marathon de cross 2012
Trofeo Marathon de cross 2012 (foto cortesía de la forera crys de elatleta.com)

Viendo la clasificación oficial, he acabado en el puesto 60 de 244 participantes, siendo el 43 de categoría de veteranos. No está mal. Además las sensaciones al acabar y durante la prueba fueron buenísimas. Guardo una copia de las clasificaciones por si acaso.

Con la carrera de hoy más el trayecto de ida más el de vuelta, que han supuesto 21,7 puntos, acabo la semana con 63,4 puntos, tratando de alejarme de los novatos de colegio.

XIII Media maratón de Getafe

Hoy se ha celebrado la XIII edición de la media maratón de Getafe. Una carrera en la que habitualmente hace mal tiempo, o bien frío, o bien lluvia; sin embargo, hoy ha hecho unas condiciones inmejorables para correr: soleado, temperatura agradable y ni una pizca de viento. Ideal para realizar una buena marca, ya que el terreno es bastante llano en casi su totalidad.

Hace dos años, en esta misma carrera, conseguí bajar por primera vez de hora y media en la distancia, haciendo 1:29:18 y hoy salía con la idea de poder mejorar esa marca, tratando de bajar algún segundillo de la hora y los veintinueve minutos. Para ello había calculado seguir un ritmo entre 4:12 y 4:13 durante toda la carrera.

Antes de la salida de la media de Getafe
Antes de la salida de la media de Getafe

Había quedado con Pedro y Joaquín para tratar de ir todos juntos, pero Pedro estaba algo lesionado y Joaquín no las tenía todas consigo, por lo que en el kilómetro cuatro o cinco me había quedado solo y así estuve gran parte de la carrera, porque no conseguía acoplarme a ningún grupo.

Fui bastante regular, haciendo bastantes kilómetros al ritmo previsto, sobre 4:13. Ganando algunos segundillos en las bajadas y perdiendo algunos en las subidas. Bueno, no es que hubiera muchas subidas, sólo una en cada vuelta, pero se hacía algo larga, sobre todo la segunda vez, cuando ya íbamos por el trece. De hecho, creo que fueron los peores kilómetros para mí, desde el doce o el trece hasta el avituallamiento del quince.

Tras recoger el agua, me pasó un grupo del que tiraba un corredor que llevaba en su camiseta la leyenda LANDES. Me sonaba ese nombre del foro de elatleta.com y me pareció que llevaban un ritmo que podía seguir, aunque fuera algo más rápido que el mío. Fue un acierto seguirlos, porque empecé a adelantar a gente y soportaba el ritmo sin problemas. Estuve unos cuantos kilómetros detrás de LANDES y poco antes del 19 adelanté a Lorenzo, un amigo de Pedro, de Getafe y sobre el 20 adelanté a José Luis, uno de los habituales del parque de Pradolongo, que hizo un carrerón. Gracias LANDES por servirme de ayuda.

Ya quedaba muy poco para la meta y empieza una bajadita que lleva hasta la puerta del polideportivo. En esa bajada me adelantó un grupo en el que iba una chica llamada Henar, a la que sus acompañantes animaban para que llegara a meta lo antes posible. Me sirvió de acicate, aunque ya iba a tope, pero pude apretar un poco más cuando entré en el estadio y vi la línea de meta.

Volando voy...
Volando voy… (foto cortesía de Emilio II)

Ya a todo lo que daba de sí, llegué a la meta cuando el minutero del reloj ya había pasado de 27 a 28. Pero no me importó, ya que conseguí hacer mi mejor marca personal y es que la marca obtenida de 1:28:07 me parece estratosférica para mí y tengo que sentirme más que feliz con ella.

Extraordinaria marca la de Quique, que paró el crono en 1:21:33 consiguiendo su MMP y también gran marca de una amiga pradolonguera que hizo su MMP con 1:43:58.

Una extraordinaria mañana de atletismo.

XIII Trofeo Paris – 5 km

Hoy se ha celebrado en Madrid, en el Parque Lineal del Manzanares, otra edición del Trofeo Páris, organizada por el club de atletismo del mismo nombre. Tradicionalmente han celebrado varias carreras el mismo día: los 10 km, carrera de la mujer, campeonato de veteranos y carreras para niños. Este año han cambiado un poco: carreras infantiles, carrera de 10 km y carrera de 5 km.

Por probar, me inscribí a la carrera de 5 km, en la que había poca participación, aunque eso no lo sabía antes de la prueba. Salimos trotando desde casa hasta el Parque Lineal, recogimos el dorsal y estuvimos animando a los participantes de la carrera de 10 km. Vimos a bastantes conocidos que peleaban contra el crono en esta bonita carrera. Y algunos otros, animando al personal.

Después de acabar los de la decena de kilómetros, estuvimos calentando, haciendo algunos progresivos y pocos minutos antes a la línea de salida, donde había bastante holgura entre la gente, pudiendo llegar hasta la línea de salida desde el final, sin esfuerzo. A la hora prevista, nos dicen que esperemos cinco minutos más, no se por qué. Otro poco de calentamiento y no pasaron ni dos minutos cuando ya estábamos otra vez tras la línea de salida, por si acaso…

Escucho el «preparados, listos, ya» y salgo a tope, aprovechando que el primer kilómetro es cuesta abajo. Hay que ganar unos segundillos que seguro se pierden luego en el último, que es cuesta arriba. Pasó esos primeros mil metros en 3:36, no muy lejos de la cabeza de carrera. Asombroso, estoy muy cerca de ellos, no hay mucha gente entre el primero y yo, me da un subidón. De todas formas, ya empieza a estirarse la carrera y en el primer giro para tomar el camino de tierra ya se van alejando mucho. A mi lado va un tipo que me marca muy de cerca, juntos pasamos el segundo kilómetro en 3:47. Todavía incluso algo deprisa.

Mi compañero circunstancial va demasiado cerca de mí. Primero me da un codazo, luego tropieza con mi pie, luego vuelve a tropezar. Me vuelvo un poco mosqueado y le digo que va a acabar tirándome. Se disculpa y acelera el paso, por fin. Se va alejando a buen ritmo, no sé qué hacía a mi chepa. El tiempo en el kilómetro tres es 3:54, ahora algunos segundos más despacio de lo previsto. Poco después llego al puente que atraviesa el Manzanares, el paso es estrecho y hay que hacer dos giros de noventa grados, ahí se va un poco el tiempo, quizás. Veo delante de mí a un corredor que podría alcanzar, me concentro en ese objetivo, pero paso el kilómetro cuatro en 4:03, ¡demasiado lento! Empiezo a notar el esfuerzo, pero ya sólo queda uno.

No consigo acercarme al que va delante de mí y sin embargo empiezo a oír como animan a una chica que va detrás de mí. Ahora el objetivo es que no me adelante. Llegamos cerca del kilómetro cuatro y medio y el camino se empina considerablemente. Ahora echo toda la carne en el asador. Sigo oyendo los gritos de ánimo a la chica que me persigue. En plena cuesta oigo los gritos de ánimo de José Manuel, igual que antes los de otros compañeros y amigos y me da un extra de motivación. Llego al camino de madera. Veo un arco al fondo y un poco más allá el arco con el reloj de meta. Ahora sí que hay que ir a muerte. Cuando consigo distinguir las cifras del reloj de meta, veo que marca poco más de 19 minutos. Sigo apretando los dientes y paso bajo el arco de meta con un tiempo de 19:18, dos segundos menos de lo previsto. La primera mujer, que no era otra que la gran Aurora Pérez, llegó poco después de mí, pisándome los talones.

Al final conseguí llegar en un tiempo bastante aceptable y en la posición decimoquinta. Bastante contento con el tiempo… ¡y con la posición!

Después de la carrera, devolución del chip y camiseta, agua y refresco a cambio. De todas formas, el precio de la inscripción (10 €) ronda la barrera de lo caro, aunque los organizadores se escudan en que no tienen prácticamente ninguna ayuda, cosa que no pongo en duda. De todas formas, creo que la organización estuvo francamente bien y el entorno el maravilloso. Siempre es un placer correr por un sitio donde entrenas con regularidad.

Lo mejor vino después, porque una buena amiga consiguió subir al pódium como segunda veterana de esta prueba de cinco kilómetros, gracias a la extraña reglamentación de esta prueba que considera a los tres primeros como ganadores absolutos de la carrera (lo normal) y luego hace una clasificación de veteranos sin contar a esos tres primeros. Dándose la curiosa circunstancia de que el primer senior se puede quedar fuera del pódium si llega después de tres veteranos.

Salida de los 5 km del Trofeo Páris
Salida de los 5 km del Trofeo Páris, gracias al forero Digilogic de elatleta.com

Con los 17,7 puntos que me ha reportado esta carrera, sumo 60 en toda la semana. Según Daniels -a quien ya no sé si hacer mucho caso- 50 puntos son los que haría un novato de escuela secundario, mientras que 100 sería los que haría un alumno avanzado de secundaria. Vamos, que he obtenido poco más que un novatillo recién llegado. No sé si algún día llegaré a avanzado.

XXXII San Silvestre vicalvareña

Una vez más, para terminar el año atléticamente hablando, nos hemos acercado al madrileño barrio de Vicálvaro a participar en la XXXII edición de la San Silvestre que allí se celebra.

En el polideportivo de este barrio, donde están ubicadas la meta y la salida, habíamos quedado unos cuantos pradolongueros y un número indeterminado de maratidianos que al final se redujo a tres. Juntos nos hicimos una bonita foto.

Pradolongueros y maratidianos en la San Silvestre vicalvareña
Pradolongueros y maratidianos en la San Silvestre vicalvareña

Aunque es una carrera de sólo ocho kilómetros, es una prueba durilla porque excepto llano, tiene todo lo demás: ligera subida, ligera bajada, subida dura y bajada también pronunciada. De todas formas, el propósito era hacerla lo más rápido que pudiese y comprobar si mejoro o no en velocidad. Y es que la maratón, vuelvo a decirlo, te deja las piernas lentas, cosa lógica por otra parte.

Salí a toda pastilla, tanto que no vi el primer kilómetro 🙂 pero pasé el kilómetro dos en 7:50 por lo que consideré que el ritmo era bueno y que más rápido me iba a ser difícil ir. Así fue, me mantuve más o menos y apretando los dientes en las subidas y tratando de relajar un poco en las bajadas fueron pasando los kilómetros, consiguiendo llegar a la meta cumpliendo el objetivo de bajar de treinta y dos minutos, ya que el tiempo en meta fue de 31:52 bruto y 31:49 neto, según la clasificación oficial. Me hubiera gustado hacer menos tiempo, pero… es lo que hay. Tengo que seguir trabajando.

Mi compañera pradolonguera se quedó con la miel en los labios, ya que se quedó en la cuarta posición a sólo dos segundos de la tercera.

Llegando a meta
Llegando a meta (foto cortesía de Gerardo Manzano)

Como en años anteriores, esta carrera no me ha defraudado en absoluto. Muy buena organización, buen precio de inscripción (seis euros) y buena bolsa del corredor, consistente en camiseta técnica, gorra, monedero de muñeca, agua, refresco y bolsa de panchitos. Aparte de todo esto, el hecho de celebrarse en un polideportivo, también teníamos acceso a un vestuario con su correspondiente ducha. Y no olvidarse del sorteo de embutidos, que aunque llevo unos años que no me toca nada, es bastante generoso. Espero que nadie me pregunte por qué prefiero esta sansil a la vallecana.

Diploma San Silvestre vicalvareña 2011
Diploma San Silvestre vicalvareña 2011

Antes de salir hacia Vicálvaro me subí a la báscula y marcaba 67,8 kg, que teniendo en cuenta que acababa de desayunar no está mal, ya que calculo que unos 300 gramos de más sí tenía en el estómago y es que me está costando controlarme estas fiestas.

IX Carrera del aceite

A las 7:30 sonaba el despertador. Teníamos un largo viaje hasta Los Navalmorales, donde nos esperaba la IX edición de la carrera del aceite. Ya participamos hace dos años en esta prueba y nos gustó bastante, además es bonito volver a tu pueblo… aunque sea  por Navidad.

Por no leer el reglamento en detalle, pensaba que la carrera comenzaba a las once horas cuando en realidad era una hora después. Es por eso que nos causó extrañeza la poca gente que había por allí cuando retiramos el dorsal. Más raro todavía fue cuando faltando media hora nos despojamos de la ropa de abrigo y comenzamos a calentar y no sólo nadie lo hacía, sino que estábamos casi en familia.

Viendo que aquello no cuadraba de ninguna manera, me acerqué a secretaría y me sacaron de dudas: la carrera daba comienzo una hora más tarde. Mi compañera de viaje empezó a reprocharme el madrugón, pero ya no tenía remedio.

Antes de la salida de la carrera del aceite
Antes de la salida de la carrera del aceite, con la Sierra del Santo al fondo

Aunque el sol lucía radiante, la temperatura era baja, por lo que decidimos abrigarnos un poco e ir a reconocer el circuito, que no era el mismo que habíamos recorrido hace dos años. El actual consistía en dar tres vueltas (para totalizar 4,8 km según la organización) a un circuito que comenzaba llaneando por asfalto, para girar a derechas y meterse por un camino que se iba alejando del pueblo hasta llegar a una curva cerrada a la izquierda que iba poco a poco tornándose cuesta arriba. La cuesta iba endureciendo su pendiente hasta llegar de nuevo al pueblo donde acababa el camino de tierra y empezaba una cuesta abajo de bastante pendiente que llegaba hasta el arroyo que separaba los dos antiguos pueblos. Al cruzar el arroyo, de nuevo cuesta arriba hasta llegar a la carretera donde acababa la cuesta y donde ya se veía a unos trescientos metros la línea de llegada que era donde acababa también cada una de las vueltas. En resumen, un circuito bonito, medio cross, media carrera de asfalto, aunque corto y duro.

Detalle del recorrido
Detalle del recorrido

Dado que hace doce días me metí una maratón entre pecho y espalda, mi intención era de hacer un entrenamiento con dorsal como el domingo pasado; sin embargo, calentando me encontré con un viejo conocido, que ni siquiera sabía que corría, y no podía permitir que llegase antes que yo. Salí controlando al sujeto, pero en cuanto el terreno se tornó ascendente le pasé y al poco alcancé a una chica con la que hice casi toda la carrera. Se llamaba Irene y debía ser muy popular porque era animada en varios puntos del recorrido.

Junto a ella fuimos adelantando a diversas chicas que la precedían y eso la sirvió para llegar la quinta de las chicas. Yo llegué unos metros por delante con un tiempo oficial de 20:16 según la clasificación cuya copia he subido aquí. Aunque la distancia, según la organización era de 4,8 km, el GPS marcaba casi cinco, por lo que lo dejaremos en 4,9 km teniendo en cuenta la precisión del GPS. Bastante contento con mi prestación aunque preguntándome si he obrado bien o he hecho el canelo yendo a todo trapo.

Me ha sorprendido la participación femenina. Sin temor a equivocarme, afirmo que es la carrera que mayor porcentaje de chicas había de todas en cuantas he participado, el 30% de la participación era femenina.

Mi compañera de viaje consiguió hacerse con el quinto puesto de su categoría y subió al cajón para recibir una garrafa de cinco litros del líquido que da nombre a la carrera. Al final el viaje y el madrugón merecieron la pena.

Interesante premio en forma de garrafa de aceite
Interesante premio en forma de garrafa de aceite

VIII Carrera popular de Navidad de San Martín de la Vega

Por segundo año consecutivo he participado en esta carrera popular, que coincide en el tiempo con el Trofeo Akiles. Reconozco que la carrera de la Casa de Campo me gusta mucho, pero es bueno probar otras alternativas.

Después de correr el martes la maratón de Málaga, no es que tuviera muchas ganas de participar en otra carrera, pero por acompañar a una amiga, me desplacé hasta San Martín, pueblo al que tengo cierto cariño por haber pasado por allí infinidad de veces con la bicicleta.

Antes de la salida en San Martín de la Vega
Antes de la salida en San Martín de la Vega

Aunque notaba las piernas francamente bien, ni por un momento se me pasó por la cabeza tomármelo en serio, por lo que me lo tomé como un entrenamiento con dorsal. No era cuestión de apretar en una carrera que ni iba ni me venía, aún así salí demasiado deprisa ya que el primer kilómetro lo hice en 4:30, dejándome llevar por la estela de mi compañera de aventuras. Decidí calmarme y traté de buscar un ritmo cercano a 5:00 que parecía bastante llevadero.

Se trata de una carrera con bastantes curvas y recurvas a un circuito al que hay que dar dos vueltas. Lo recordaba bastante bien del pasado año y he comprobado que el circuito es exactamente el mismo, no tiene muchos metros llanos, todo es ligera bajada o ligera subida, pero muy ligeras en ambos casos. A mí se me hizo muy llevadero.

En plena carrera
En plena carrera, gracias a Photo Finish

Al llegar a meta, mi cronómetro marcaba 49:33, aunque el tiempo oficial es de 49:41 según atestigua la clasificación oficial. Mi compañera aparece con un tiempo oficial de 47:35 y por poco se sube al cajón, ya que quedó cuarta de su categoría. Es curioso lo de las carreras porque el año pasado hizo un minuto menos y ¡quedó novena!

Por cierto, nivelón en los primeros puestos, ¡los tres primeros consiguieron bajar de treinta minutos!

Para terminar, unas observaciones sobre la organización. Desde mi punto de vista, tuvo dos fallos clamorosos. El primero es no disponer de guardarropa, aunque sí lo hubo el año pasado y el segundo, teniendo tres servicios portátiles, sólo estaba abierto uno de ellos. Este último es un fallo menor y quizás no sea achacable a la propia organización, sino a la empresa que se encarga de esos menesteres, pero ellos deberían, en última instancia, resolverlo. De todas formas, he leído que en el Trofeo Akiles, la organización rozó el esperpento.