XXXVIII Carrera del Árbol

Me puse mi camiseta XXL que pedí sin querer, salí de casa y sin que sirva de precedente, llegué un poco antes de la hora y ya estaba allí un compañero del Club Atletismo Zofío. Esperamos un poco y llegaron los restantes. Nos montamos en el coche y nos dejaron en la Avenida de Buenos Aires, a escasos metros de la salida. Nos bajamos y pronto nos encontramos con otro compañero, al lado del photocall. Aprovechamos para hacernos una foto junto a la mascota de la carrera.

Los Compañeros del Club Atletismo Zofío con la mascota de la carrera

Estuvimos calentando con Rosario y luego estuvieron hablando sobre Mario, un chaval con una enfermedad rara al que iría parte de lo recaudado. Al final acabamos todos con lágrimas en los ojos. Con todo este asunto, la carrera comenzó algo más tarde de las diez y media. Antes incluso de comenzar ya me notaba cansado, no era un buen presagio para lo que me esperaba.

Salí junto con Ninfa, una compañera, y bajamos la cuesta despacio, pero luego me costó un montón subir la cuesta y cuando acabó ya estaba atufado por lo que el resto de la carrera fue duro para mí. Fui con Ninfa hasta la mitad de la carrera cuando ella en una bajada se fue yendo metro a metro y vi que no tenía piernas para seguirla, me conformé con ir viendo cómo se iba alejando poco a poco. Me extrañó que hubiera coches por la Avenida de la Albufera y más me extrañó que llegásemos a la glorieta sobre la M-40 y no hubiésemos pasado por el carril bici y subido la rampa. O habían cambiado el recorrido o nos habíamos ido por el camino equivocado (luego nos dijeron que fuimos por el camino erróneo).

Bajando hacia la entrada del polideportivo me adelantó un chaval a toda pastilla y cuando entramos en la pista estaba destrozado, así que le animé y llegamos los dos juntos a la meta como atestigua la foto. Llegué a meta con un tiempo de 22:26 para una distancia de 5 km justos, ya que pitó mi reloj justo antes de pasar por el arco de meta. Al poco de pasar la meta me encontré con Tino, de la organización de la carrera, y estuve hablando un rato con él. Luego cogí la bolsa y esperé a que llegaran los compañeros, buscamos al conductor y volvimos al barrio.

Llegando a meta en el polideportivo de Palomeras

XXXVII Carrera del Árbol

Es la Carrera del Árbol otra de las carreras pertenecientes a la Unión de Carreras de Barrio de Madrid; sin embargo, es una carrera especial ya que al no ser competitiva tiene una puntuación distinta a las demás y es que cada participante recibe 1 punto independientemente de cuando haya llegado a meta y no hay puntuación por equipos.

Sonó el despertador a las 7:30, me levanté, desayuné y cuando me estaba preparando para salir recibí una llamada de Emilio diciendo que estaba en un atasco por culpa de la media maratón de Carabanchel y que no le iba a dar tiempo a estar a las nueve y media en el punto de encuentro y lo más gracioso es que fue él el que se encargó de coger las camisetas para todos los demás porque en esta carrera no hay dorsal, sólo una camiseta identificativa. Le dije que se fuera directamente al polideportivo de Palomeras. Los demás sí estábamos a las nueve y media en el punto de encuentro por lo que optamos por el plan B que fue montar todos en mi coche y acercarnos al barrio de Vallecas, en concreto al polideportivo de Palomeras donde había quedado con Emilio si conseguía escapar de la encerrona de la media maratón carabanchelera.

Como un cuarto de hora más tarde llegó, acercó su coche a la salida, cogió las camisetas de la carrera para todo el equipo y fuimos hacia la salida. Allí nos encontramos todos, repartió Emilio las camisetas y luego me tocó volver con Emilio a su coche a dejar las cosas. Nos fuimos trotando hasta el vehículo, cuesta arriba y con los bártulos y bajamos trotando cuesta abajo y ya libres de cargas. Llegamos al arco de salida cuando faltarían cinco minutos, así que todo muy apurado pero al menos a tiempo. Incluso nos dio tiempo a hacernos una foto todos los compañeros.

Foto de equipo en la 37ª edición de la Carrera del Árbol

Salí con una compañera para ver si podía aguantar su ritmo y Ninfa salió también junto a nosotros, pero Ninfa se fue en el primer metro y ya la vimos en meta. A mi compañera le costó lo suyo subir la primera cuesta que es bastante larga y también la costó subir la última cuesta aunque sea corta, pero es muy empinada. El resto la vi un poco floja para ser sólo cinco kilómetros. Yo con mi poco entrenamiento, bastante hacía que no se me iba.

Corriendo por las calles de Vallecas

Llegando a meta, en la última curva, faltando unos cien metros para llegar al arco de meta sintió que una chica se aproximaba y aceleró de lo lindo, tanto que me costó ponerme a su altura y en paralelo para dificultar el adelantamiento de la otra, pero la otra no nos adelantó, mi compañera lo dio todo. Cuando llegamos a meta vi que llevábamos 25 minutos y pico y me pareció demasiado, ya que tampoco es que fuéramos de paseo. Luego me dijo la compañera que el GPS había medido 5,3 km y que había hecho una media de 4:47 que se aproxima a sus ritmos de carrera más o menos.

Nos dieron una bolsa del corredor impresionante: comida, bebida, un frisbee, un cargador inalámbrico para el móvil, un pen y algunos recibieron incluso una plancha de viaje, aunque yo no fui agraciado con tan interesante electrodoméstico.

Bolsa del corredor, ¿alguien da más?

XXXVI Carrera del Árbol

Como la carrera empezaba a las 10 de la mañana quedamos a las 8:45 en el punto de encuentro y Emilio tuvo el detalle de acercamos con el coche al barrio de Vallecas. Llegamos con bastante tiempo, ya que no está lejos de casa y nos dio tiempo a hacernos una foto y movernos al ritmo de músicas latinas mientras hacíamos tiempo a alguna cosa, porque la carrera empezó diez minutos más tarde.

Los componentes del equipo

Tenía previsto un viaje en bicicleta después de la carrera, así que me lo tomé con mucha calma, por ello hice toda la carrera con el gran Emilio, yendo codo con codo desde la partida hasta la línea de llegada. En los primeros kilómetros nos hicieron una bonita foto.

Corriendo con Emilio

De charleta se nos fueron pasando los kilómetros y llegamos a meta con un tiempo, según mi crono, de 28:31 en algo más de cinco kilómetros. Tiempo que realmente no quiere decir nada ya que se trata de una carrera no competitiva. Todos los participantes que acaban se llevan un arbolito de regalo, aparte de otros muchos que ofrece la organización, pero yo no quise el árbol porque todos los que me he llevado se han acabado secando.

Con el coche de Emilio volvimos al barrio. Yo me fui rápidamente a casa, me vestí de ciclista y me hice 88 kilómetros estrenando una de las alforjas que utilizaré a partir de 28 de junio para hacer un Camino muy particular. Quizás debido al calor se me hicieron bastante duros esos 88 kilómetros, pero hay que ir acostumbrando las piernas al ejercicio de la bicicleta.

XXXV Carrera del Árbol

No tenía previsto participar en esta carrera, pero una amiga me animó y poco antes de las diez de la mañana nos presentamos los dos en la línea de salida de la carrera, situada en la avenida de Buenos Aires. Allí estaba todo el mundo con su camiseta/dorsal de la carrera y su mascarilla puesta y tratando de mantener la distancia de seguridad. La verdad es que vi a todo el mundo muy respetuoso.

A las diez en punto dieron la salida y la primera sorpresa fue ver que en vez de girar a la derecha y tomar la avenida de la Albufera, como en las anteriores ediciones en las que había participado, seguimos rectos por la calle Pío Felipe donde nos encontramos una bonita cuesta.

Mi amiga quería probar cómo se encontraba y la vi bastante fuerte, apretando los dientes en las subidas, echando el resto en las bajadas y tratando de mantener un ritmo alegre en las partes llanas del circuito.

Fuimos adelantando gente casi todo el recorrido y al llegar a la pista de atletismo del polideportivo de Palomeras apretamos de lo lindo, no para ganar nada, ya que es una carrera no competitiva, sino para comprobar el estado de forma de mi amiga. Y doy fe que está muy bien, ya que hicimos 25:21 para los casi cinco kilómetros y medio de los que constaba la prueba, a una media muy razonable de 4:38 min/km. Ni qué decir tiene que mi amiga acabó muy satisfecha.

Una vez llegados a meta, sonrientes a tope

Un diez para el Club Deportivo el Árbol, organizadores de esta prueba.

XXX Carrera del Árbol

Se celebra en Vallecas todos los años una carrera no competitiva organizada por el Club Deportivo el Árbol. El distintivo de esta carrera es que todos los llegados a meta son obsequiados con un árbol, bueno más concretamente, un esqueje de árbol.

A punto estuve de no poder participar, porque hice la inscripción el 15 de mayo y ya ni me acordaba que los días de recogida de la camiseta dorsal eran el martes, miércoles y jueves. Tenía la creencia de que al igual que todas, el dorsal se debería recoger el viernes y el sábado. Todo ufano, el viernes por la mañana entré en la página web de la carrera para ver el lugar de recogida de la camiseta y descubrí, para mi desgracia, que ya se había acabado el plazo. Busqué un número de contacto en la web y llamé al presidente del club que organiza el evento para ver si había manera de conseguir la camiseta. Le estuve llorando un poco y accedió a permitirme que fuese el sábado al polideportivo de Palomeras a por las camisetas de marras.

Así que el sábado a las tres en punto estaba en el polideportivo de Palomeras. La actividad allí era frenética. Estaban preparando las bolsas que iban a regalar a los corredores y había multitud de voluntarios introduciendo productos diversos en las bolsas. Gracias a la amabilidad de esta gente nos hicimos con nuestras bonitas camisetas que al día siguiente lucían esplendorosas 😉

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Con nuestras bonitas y llamativas camisetas

Este año habían decidido aumentar el kilometraje de cuatro a cinco kilómetros, no sé muy bien por qué, así que tocaba meterse un kilómetro extra entre pecho y espalda. Al tratarse de una prueba no competitiva decidimos salir los cuatro componentes de la foto al ritmo del más lento, por lo que empezamos muy tranquilos y muy tranquilos seguimos hasta el final, excepto uno de los componentes del grupo, que ya cansado de ir a ritmos sobre los seis minutos decidió cuando faltaba algo menos de dos kilómetros acelerar el paso. Así que nos quedamos sólo tres que llegamos a meta en buena comunión.

Una vez traspasada la línea de meta, fuimos obsequiados con una botella de agua, un Aquarius y una bolsa de deporte muy mona donde había diversos regalos: un tetrabrik de caldo Aneto, unos balón de baloncesto deshinchado, un zumo, un batido y un contenedor de basura de los amarillos, para envases, en miniatura muy útil para utilizarlo como contenedor de lapiceros y bolígrafos. Todo por el precio de 6 € más 20 céntimos de comisión.

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Contenedor amarillo miniatura

El burrito no venía en la bolsa del corredor ni dentro del contenedor. Lo adquirí en la tienda solidaria del Refugio del Burrito. Y ya aprovecho a publicitarlos, por si alguno quiere ayudar a esta organización que se encarga del cuidado y protección de estos animales frente a una vida de abandono y sufrimiento, mientras otros aún juegan un papel vital en la vida y felicidad de muchas personas. Ellos son el alma de todo lo que hacemos aquí en El Refugio del Burrito.

XXIX Carrera del Árbol

Desde la maratón de Sevilla (23 de febrero) no había participado en ninguna carrera hasta hoy que volví a participar en la Carrera del Árbol, prueba que no es nueva, ya que se trata de la XXIX edición. Esta carrera es una prueba no competitiva donde todo aquel que llegue a meta consigue el mismo premio: un árbol.

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Salí con un adolescente catorceañero (sí, ese que está perdonando la vida al fotógrafo) que tenía la intención de bajar de los 20 minutos en los cuatro kilómetros de los que consta la carrera. Me pareció un tanto presuntuosa la intención de este chaval, por lo que salí con la idea de que no se acelerara demasiado, tratando de mantener un ritmo cercano a cinco y que no se desfondase.

La salida es cuesta arriba casi todo el primer kilómetro, pero aún así hicimos 5:02. Pero el chaval seguía con ganas de marcha y el segundo cayó en 4:42. Observé que llevaba una buena respiración por lo que le dejé a él que marcara el ritmo, esperando que no le atacase el flato que es un mal habitual en estos jóvenes tan impetuosos. Nada más lejos de la realidad, el tercer kilómetro fue aún más rapido: 4:29 y el tío seguía tan campante. El último kilómetro es favorable en algunos tramos y muy atractivo ya que acaba en la pista de atletismo de Palomeras. Allí aceleramos para pasar por el arco de meta a toda pastilla. La vista de la meta provocó que este último kilómetro fuera el más rápido, ya que lo recorrimos en 4:21. Total que nos calzamos los cuatro kilómetros de la carrera en 18:34 a un ritmo de 4:39, cumpliendo las expectativas de la criatura.

Una bonita carrera, muy recomendable y muy familiar.

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Los «trofeos»

XXVII Carrera del árbol

Hoy se ha celebrado la XXVII edición de la carrera del árbol en el madrileño barrio de Vallecas. Se trata de una carrera no competitiva donde todo el mundo corre con la misma camiseta (no hay dorsales) y es obsequiado al llegar meta con un árbol y una generosa bolsa con regalos varios. Es una carrera donde no es raro ver familias corriendo todos juntos.

En mi caso, fuimos los cuatro miembros de la familia. Por desgracia, el día anterior mi hija se había lesionado en el gemelo (menuda herencia la he dejado) por lo que sólo pudo correr los primeros doscientos metros de los cuatro de los que constaba la carrera. La acompañé durante el recorrido, mientras que el resto de la familia seguía trotando. Al final, aunque de los últimos, conseguimos llegar a la meta.

Después del atasco que se formó en la línea de meta, fuimos obsequiados con una bolsa del corredor bastante abundante: agua, refresco, chocolatina, naranja, radio-reloj despertador y, por supuesto, un pimpollo, que en mi caso era de encina. Si a todo eso añadimos la camiseta, sale bastante «apañado» para 5 € que costaba la inscripción.

Una bonita carrera y sobre todo, diferente al resto de pruebas del calendario. Lo único que no me gustó fue que tuvimos que ir hasta el centro comercial La Gavia a recoger la camiseta para la carrera. Hace unos años era más sencillo, ya que al inscribirte recibías el dorsal y te ahorrabas el viajecito.

De nuevo me he presentado en la línea de salida con mis zapatillas amortiguadas, aunque la carrera fuera de sólo cuatro kilómetros. Al tratarse de una carrera de tan corto kilometraje, me estuve pensando ir descalzo, haciendo algunos kilómetros andando y otros corriendo, pero al final no tuve otra opción que ir calzado.

Tengo la sensación de que esta semana he pecado de ambicioso en mi transición, ya que el sábado por la tarde empecé a notar molestias en el gemelo derecho. Cuando se va descalzo, ya sea andando, ya sea corriendo, el gemelo sufre más que al llevar zapatos o zapatillas con tacón, ya que al ir descalzo, el gemelo va más estirado. Si has estado más de cuarenta años andando con el gemelo acortado, éste sufre mucho cuando ahora va en tensión y creo que eso es lo que me ha pasado. Espero que estirando la zona y aplicando hielo pueda recuperarme de la lesión. Ya veremos si salgo a correr en los próximos días.

Lo curioso es que ayer después de correr me encontraba fenomenalmente bien. Pensaba que poco a poco había conseguido ir domando a mis pies, pero en la transición es tan importante los pies como los gemelos y soleos. Había pensado que si era capaz de ir adaptando mis pies, los músculos lo harían al mismo tiempo, pero ya veo que no. La idea de salir al menos un día a la semana con unas zapatillas minimalistas para hacer una tirada algo más larga no se si será muy acertada visto lo visto.