XXXVI Maratón de Sevilla

Empecé a tener malas sensaciones cuando el sábado a las nueve de la noche llegué al hotel y noté las tripas en mal estado. Fui al servicio y parece que las tripas se calmaron un poco. No sabía, aunque había la posibilidad, que me iban a dar guerra al día siguiente.

A las 5:45 sonó el despertador, me levanté, me disfracé de corredor y bajé a desayunar. A las seis abrían el comedor y cuando yo bajé, tres minutos más tarde, ya había gente desayunando. Desayuné un poco más de lo habitual y media hora más tarde subía de nuevo a la habitación a lavarme los dientes, soltar lastre y sobre las siete salía del hotel rumbo al puente de San Telmo donde se suponía pasaba un autobús lanzadera a la salida, pero después de esperar un rato en la parada pasó un autobús al que pregunté lo de la lanzadera y me dijo que no sabía nada, pero que si quería cruzar el puente que montara. Al fin el autobús sólo sirvió para cruzar el puente porque desde ahí tuve que ir andando a la salida.

A las 7:40 me puse a hacer cola en los servicios y mientras esperaba pensaba que aunque hacía fresquito a esas horas era casi seguro que iba a pasar calor durante la carrera, ya que los días anteriores habían sido bastante calurosos en Sevilla. Después de veinte minutos de espera por fin conseguí entrar en un servicio y para mi desgracia comprobé que estaba realmente asqueroso y no puede aliviarme convenientemente.

Ya quedaba menos de media hora y todavía tenía que buscar el ropero, cambiarme, dejar la bolsa y buscar el corralito que me había correspondido, que era el de color naranja donde nos agrupábamos aquellos que pensábamos podíamos hacer la carrera entre 3h15 y 3h30.

No estuve mucho tiempo en el corralito porque desde el ropero hasta allí había un buen paseo, así que al poco dieron la salida y aluciné porque nada más empezar había un tipo que iba corriendo en sentido inverso a la marcha. Según leí después le habían pisado y había perdido la zapatilla y andaba en su búsqueda.

Para atacar las tres horas y media la idea era ir rebajando segundos al ritmo de cinco minutos al menos hasta el kilómetro 30 o alguno más y luego tratar de sumar los menos posibles, así que traté de ponerme a un ritmo crucero de 4:50 y ver hasta donde podía llegar. Un poco delante de mí iban los globos de 3h30 y como siempre, iban formando un buen tapón acrecentado con unos tipos con carrito que iban a su vera. Resultaba complicado poder adelantarlos. Por la zona de la Cartuja, pasado el kilómetro seis aceleré el paso y por fin pude dejar atrás el tapón.

Me veía fuerte y con buenas sensaciones, pero pasado el kilómetro ocho empecé a notar la tripa algo revuelta, me daban retortijones y pensé que si no se pasaban iba a necesitar un servicio para aliviar las molestias. Quizás en el kilómetro diez encontrara alguno, pero llegó ese punto kilométrico y no vi nada y la tripa seguía molestando, aunque me daba algunos momentos de tregua. Supuse que algún servicio encontraría…

Cuando pasé por el kilómetro diez miré el reloj y vi que llevaba un poco menos de 49 minutos por lo que pensé que ya había «ganado» al crono casi un minuto. La cosa marchaba aunque las molestias en la tripa seguían. En el quince el crono marcaba poco más de 1h13 por lo que ya llevaba casi dos minutos de ventaja; sin embargo, ya notaba que iba haciendo más calor de lo que me hubiese gustado.

Pasé la media maratón con 1:42:48 por lo que ya había ganado 2:12, pero seguía sin encontrar un servicio donde soltar lastre, la cosa me estaba empezando a mosquear. Poco después de la media había una chica con un cartel que ponía que lo tocase para recibir energía extra y funcionó el efecto placebo porque aceleré el paso casi sin querer. Por esa zona se levantó un poco el viento y traté de acoplarme a algún grupo para refugiarme, por lo que fui un rato agazapado, esperando un cambio de dirección para seguir a mi ritmo.

El siguiente paso donde comprobé el tiempo fue en el kilómetro 25 y allí vi que el tiempo que llevaba era bueno, ya llevaba más de tres minutos de adelanto sobre el ritmo de cinco minutos que me hubiese llevado a las tres horas y media. Y los servicios seguían sin aparecer…

Había puestos de hidratación cada 2,5 kilómetros o cosa así donde ofrecían agua y Aquarius, pero no me atreví con la bebida refrescante no fuese a ser que la cosa empeorara. En unos de los puestos cogí un vaso de agua y al tratar de beber se me cayó parte del agua encima, sobre la teta derecha, eso provocó que se despegara la tirita y que empezase a rozar el pezón con la camiseta. Es lo que tiene beber en vaso, que las probabilidades que se derrame el agua son notables.

En el kilómetro 30 me esperaba una buena amiga que iba a hacer conmigo esos últimos 12 kilómetros. No sé si fue casualidad, pero ese kilómetro fue el primero en el que no resté segundos, ya que lo hice en 5:01, pero el tiempo global seguía siendo bueno ya que llevaba 2:26:19, ¡casi cuatro minutos de ventaja! Mis cálculos eran que si llegaba el cansancio podía aguantar un ritmo de 5:30 hasta el final porque en ese punto iba cansado, pero no me veía mal del todo.

El siguiente se me fue un par de segundos, pero en el 32 volví a bajar de los cinco; sin embargo fue el canto del cisne porque a partir de ahí todo fue empeorar: 5:08, 5:23, 5:48, 6:08 y 6:35 en el kilómetro 37. En esos kilómetros me adelantó una chica que iba con las mallas manchadas de marrón, sospecho que al igual que yo tampoco había encontrado los servicios y ella no había podido aguantarse. Después vi a dos más con el mismo problema.

En el 37 ya iba muy cansado, los gemelos parecía que me iban a reventar, la tripa seguía molestándome y el puente del pie izquierdo también me dolía mogollón, así que viendo que el ritmo de carrera era ya ridículo opté por ponerme a andar para ver si recuperaba algo. Estuve andando unos quinientos metros, paré para aflojar el cordón de la zapatilla, anduve otro poco y volví a ponerme en marcha pasada la basílica de la Macarena. Tampoco es que fuera a la velocidad del viento, pero al menos iba por debajo de siete minutos, que algo es algo. Por la zona de la Alameda de Hércules de nuevo volví a ponerme a andar, esta vez sintiéndome seco como la mojama. La amiga que me acompañaba trató de buscarme agua, buscando algún puesto de avituallamiento o alguna tienda para comprar una botella.

Al pasar por el ayuntamiento me puse de nuevo a correr con la esperanza de llegar a meta corriendo aunque fuese al trote cochinero y parece que me recuperé un poco porque hice esos dos últimos kilómetros decentemente… para como iba, de hecho en la foto parece que voy hasta bien.

Llegando a meta

Llegué a meta cuando el reloj marcaba 3h47, pero como pasé por la salida prácticamente con dos minutos de retraso, acabé con un tiempo oficial neto de 3:45:32, tiempo muy alejado de mis pretensiones, pero la maratón pone a cada uno en su sitio.

Nada más pasar la línea de meta me puse a ingerir todo tipo de líquidos porque me notaba un tanto deshidratado. Cogí la ropa y salí a buscar a la amiga que me había acompañado. Cuando la encontré me hizo una bonita foto.

Después de acabar la carrera, algo recuperado del esfuerzo

Me tocó volver andando al hotel, situado a casi tres kilómetros de la meta y aunque al principio andaba cual Robocop, poco a poco se me fue pasando el dolor en el pie y pude marchar más o menos normal, quizás me vino bien el paseo. Por la tarde notaba las piernas bastante bien y hoy lunes por la mañana cuando escribo estas líneas excepto el dolor en el pie noto los músculos bastante bien, de hecho subo y bajo escaleras con normalidad. Ahora toca analizar el motivo por el que pegué ese petardazo tan brutal.

Parece que la maratón fue un éxito rotundo al menos para los atletas de élite. Se batió el récord de la carrera masculino por parte de Mekuant Ayenew con 2:04:46, el récord femenino por parte de Juliet Chekwel con 2:23:13 y a demás el primer español, Javi Guerra, hizo la tercera mejor marca española de todos los tiempos con 2:07:28. Lo dicho todo un éxito.

Para mí la organización estuvo realmente mal. No vi servicios en ningún punto del recorrido y los puestos de sanidad eran escasísimos. Ni hablo ya de la gente que ves en Madrid en patines que te proporcionan vaselina o Reflex. Si lo comparo con la maratón de Madrid, en ese aspecto no le llega ni a la suela de los zapatos. Muy raro que me vuelvan a ver otra vez en la maratón de Sevilla.

La suerte está echada

Si la semana acabó en lunes, esta semana ha empezado en martes, pero no fue ese día el elegido para comenzar los entrenamientos, sino que esperé al miércoles, por aquello de los días alternos. El miércoles 12 de febrero, el mismo día que cumplí 54 años, salí a entrenar con la amiga con la que suelo salir. Bajamos al Parque Lineal y poco después del kilómetro seis cruzamos a la margen derecha del Manzanares y volvimos hacia atrás. Llevé el Forerunner 10 que me había dado un problema la vez anterior que había sincronizado y quería ver si funcionaba bien. Completamos 12 km en un tiempo de 1:04:35 a un ritmo tranquilo de 5:23 min/km. Cuando fui a sincronizar el chisme no lo reconocía y Windows me decía que si quería formatear esa unidad. Como vi que aquello no funcionaba formateé y luego probé si funcionaba y voilà claro que lo hizo. Un buen entrenamiento en un días especial.

El viernes 14 de febrero, día de los enamorados, salí con la idea de hacer un par de kilómetros más que el día anterior y algunos a umbral. Antes de salir me subí a la báscula y marcó 69,9 kg por lo que por fin he conseguido bajar de los setenta kilos, cosa que parecía imposible. Se nota que estoy haciendo largas kilometradas… Y que me controlo un poco con la comida. Como últimamente hago, bajé al Parque Lineal y cuando llegué al kilómetro seis, después de que pitara el reloj, lo miré y vi que llevaba casi 31:40, por lo que calculé que si quería hacer veinte minutos a umbral debería parar cuando el reloj marcase 51:35. Siempre que hago los kilómetros a umbral lo hago por distancia y no por tiempo, pero hoy cambié de idea. Hice cuatro kilómetros en 4:27, 4:27, 4:26 y 4:24 y como aún no había llegado a los 51:35 seguí al mismo ritmo, calculando que tendría que hacer como medio kilómetro más, por lo que seguí rápido hasta que vi el tiempo. Objetivo cumplido. Ya aflojé y subí hacia casa más traquilo. Hice 14 km en un tiempo de 1:09:47 @ 4:59 min/km.

Acabé la semana el domingo 16 de febrero haciendo 16 kilómetros y me noté muy cansado y también algo molesto con la tripa, ya que el día anterior estuvimos de celebración y me pasé con la comida. Salí con una amiga y fuimos juntos hasta el kilómetro seis. Ahí nos separamos y traté de hacer algunos kilómetros a 4:45 , pero no pude, así que ahora toca descansar. Completé 16 km en un tiempo de 1:22:29 @ 5:09 min/km.

Esta semana acaba en lunes

Lo normal es que la semana acabe en domingo, pero para mí esta semana ha acabado en lunes porque ha sido este día cuando he hecho la tirada más larga de cara a la maratón con un recorrido de 26 km. No son treinta como solía hacer antaño, pero no está mal de todo, espero que sean suficientes.

En esta semana de ocho días hice mi primer entrenamiento el martes 4 de febrero como una jornada de recuperación, aunque me metí 14 kilómetros, eso sí, despacio. Lo malo es que comencé con dolores en el talón izquierdo pero acabé mejor. Espero que sea una la molestia pasajera y no me dé más problemas. Sirvió para darme cuenta que tengo las uñas de los dedos gordos de los pies de un bonito color morado, como consecuencia de la media maratón de Getafe. Pero bueno, quizás haya sido mejor que haya sido ahora y que no me ocurra en la maratón. Lo dicho, fueron 14 km en un tiempo de 1:14:49 @ 5:20 min/km.

Dos bonitas uñas moradas, una en cada dedo gordo

Con mi política de días alternos, el siguiente día fue el jueves 6 de febrero cuando volví a salir. Quedé con Quique y con Miguel y los convencí de que hiciéramos 18 kilómetros. Bajamos al Parque Lineal y mi idea era hacer cinco a ritmo umbral por lo que al llegar al quinto kilómetro aceleré el paso y los compañeros se tiraron el rollo y siguieron mi ritmo. Según iba, pensé en hacer uno más y poco después de pasar el quinto kilómetro a umbral le comenté a Miguel que hacía seis y lo dejaba, pero me dijo que podía hacer ese kilómetro un poco más despacio y metía otro más. Y así fue cómo llegué a hacer siete kilómetros a un ritmo de 4:31, un pelín más rápido del objetivo, que era 4:33. Fueron en total 18 km en un tiempo de 1:30:13 @ 5:00 min/km. Tuve muy buenas sensaciones durante el entrenamiento y resultó muy placentero compartirlo con Quique y Miguel.

El sábado habíamos quedado un grupo de pradolongueros a las 9:30 en el punto de encuentro. Mi idea era hacer 22 kilómetros, pero no me apetecía hacerlos por donde el otro día, continuando el Parque Lineal hasta la M-50, así que pensé que mejor bajaba antes, daba una vuelta a Pradolongo haciendo casi cinco kilómetros y luego bajaba con ellos al Parque Lineal para hacer el circuito grande de unos 17 km y poco más. Esa era la idea, pero que luego no se pudo materializar porque salí más tarde de la cuenta y cuando llegué al punto de encuentro sólo llevaba tres. Allí me junté con el resto y bajamos al Parque Lineal para hacer el circuito largo. En un momento dado mis compañeros aceleraron el paso, cosa que yo también hice, pero yo no me quise pasar a un ritmo de 4:45 poco más o menos mientras veía cómo se iban alejando los demás a toda pastilla. Cuando volvimos al punto de encuentro aún me quedaban dos más que completé haciéndolos en solitario por Pradolongo. Fueron en total 22 km en un tiempo de 1:52:48 @ 5:08 min/km.

Dado que mi cumpleaños y el de un compañero estaban próximos habíamos quedado en desayunar después del entrenamiento, por lo que nos dirigimos a un bar cercano a tomarnos un desayuno un buen grupo. La pena es que no todos pudieron asistir por unas razones o por otras.

Un buen grupo de pradolongueros celebrando mi cumpleaños y el del compañero

Como dice el título de la entrada, la semana acabó el lunes 10 de febrero donde completé la tirada más larga que había planeado de cara a la maratón. Salí con una amiga en dirección al Parque Lineal, también acompañados por una joven en bicicleta. En dicho parque, en vez de llegar al final nos dimos la vuelta en un puente situado poco después del kilómetro siete. Cruzamos el río y volvimos por la margen derecha del Manzanares hasta que no nos quedó más remedio que volver a cruzar a la altura del edificio Novosur. Continuamos los dos corredores acompañados por la ciclista hasta llegar al carril bici del Anillo Verde, donde despedí a mi amiga que se volvió por donde habíamos llegado y yo me dirigí hacia Madrid Río por donde había decidido hacer el resto de kilómetros. En el momento en que nos separamos llevaba poco más de 11 kilómetros, por lo que me quedaba todavía un buen tramo. Afortunadamente la chica que nos acompañaba con la bici se vino conmigo para que se me hiciera más ameno el resto.

Hasta ese momento había ido a un ritmo tranquilo, pero poco después, al llegar a Madrid Río pensé en hacer kilómetros en progresión, de dos en dos. Traté de hacer el trece y el catorce a 5:10. El quince y el dieciséis a 5:00. El diecisiete y el dieciocho a 4:50. Justo después de este kilómetro, más allá del Puente del Rey me di la vuelta dirigiéndome a casa. Los siguientes tocaban a 4:45 y fueron los últimos que completé al ritmo que tenía previsto. En esos momentos llevaba veinte y ya iba notando el cansancio. El 21 y el 22 traté de hacerlos a 4:40 y uno se me fue a 4:44. Para terminar había pensado hacer los dos siguientes a 4:35, pero ya iba muy cansado y el 23 me salió a 4:40 y decidí aflojar para acabar completando los 26 km en un tiempo de 2:14:32 @ 5:10 min/km.

De este modo acaba la semana más larga de entrenamientos. Espero sea suficiente para acaba la maratón con la dignidad intacta como decía el bueno de Juan Ignacio.

Kilómetros a cascoporro

Esta semana he terminado con 61 kilómetros, kilometrada con la que hacía tiempo que no castigaba a mis piernas. Como la maratón está cerca había cambiado mi plan de correr un día sí y otro no a hacerlo cuatro días a la semana, lo que implicaba hacer seguidos domingos y lunes. Así, aunque el domingo hice la media de Getafe salí el lunes para poner en práctica mi plan y al salir me noté muy cansado por lo que iba a un ritmo bastante tranquilo. Fui con una amiga a Pradolongo y dimos la primera vuelta despacio pero bien, sólo notaba cansancio en las piernas, pero pasado el kilómetro cinco empecé a notar una molestia intensa en la rodilla derecha. Hice un par de ellos más para ver si sólo era un molestia temporal, pero viendo que la cosa iba a más decidí para cuando llevaba 7 km que hice en un tiempo de 40:28 @ 5:47 min/km. No me sentó nada bien esta salida después de haber corrido el día anterior.

El miércoles 29 volví a salir y afortunadamente la rodilla no me molestó como el entrenamiento anterior, aunque algo sentía. Igual que el lunes salí con una amiga pero esta vez fuimos al Parque Lineal y en un momento dado le dije que si no fuera por la maratón no iba a estar haciendo kilómetros a lo tonto. Tanto kilómetro no puede ser bueno para la salud, de hecho aunque acabé bien la media, el lunes empecé a notar que me dolían los dedos gordos de los pies y observando el derecho, vi que había algo de morado en al uña por lo que se me acabará cayendo ahora que había vuelto a estar entera. Completé 14 km en un tiempo de 1:16:08 @ 5:26 min/km. En un principio había pensado hacer algunos kilómetros a umbral, pero me veía aún cansado de la media. Ya no recupera uno como antes.

El viernes 31 tocaba hacer 18 kilómetros y esta vez me tocó ir solo, pero antes me subí a la báscula y marcaba 70 kg justos, lo que indica que sigo bajando peso aunque menos de lo que me gustaría. Bajé al Parque Lineal como cada vez que quiero hacer tiradas largas y a diferencia de otros días, hacía más calor. Salí únicamente con una camiseta de manga larga y sudé de lo lindo, quizás también porque hubiese más humedad porque la sudoración fue exagerada. Hice tres kilómetros de calentamiento como acercamiento al parque y a partir de ese momento aceleré para ponerme a un ritmo de crucero de 4:44-4:45, cosa que mantuve bastante bien. Cuando llegué al kilómetro 15 bajé el ritmo y subí hacia Pradolongo bajando pulsaciones. Esos doce kilómetros me salieron a 4:45, perfecto. Los 18 km los hice en 1:29:12 @ 4:57 min/km. Un buen entrenamiento, aunque algo molesto de los dedos gordos de los pies.

El domingo 2 de febrero tocaba tirada larga y había quedado con mi tocayo para ir juntos, pero cuando íbamos por el kilómetro seis dijo que se encontraba mal y que me fuese solo. El día era aún más caluroso que el viernes, por lo que salí en manga corta y no pasé frío en ningún momento. El tiempo se ha vuelto loco, ya que esta época es de las más frías del año y hacía un calor de muerte. El caso es que seguí solo después de la espantada de mi compañero y fue sobre el kilómetro siete y medio cuando abandoné el Parque Lineal y me adentré en el Camino del Malecón donde fui durante un buen rato junto a las vías del tren. El terreno es más irregular y si encima te duelen los pies, no es lo más adecuado, pero seguí por allí y al poco se cumplió el kilómetro 8 donde tenía planeado hacer dos kilómetros a umbral, es decir, a un ritmo de 4:27 en mi caso. El primer kilómetro no me salió mal, lo hice en 4:28, pero el segundo me salió fatal, ya que me fui a 4:38. En mi descargo diré que el Parque Lineal es bastante llano, pero en estos dos kilómetros tuve dos ascensiones en las que me dejé fuerzas y segundos, sobre todo subiendo al puente de la Gavia. Yendo ya por el otro lado de las vías, hice un kilómetro más para llegar al kilómetro 11, que coincidía justo debajo de la M-50. Me di la vuelta y seguí a ese ritmo tranquilo hasta llegar al 12 donde de nuevo traté de ponerme a ritmo umbral, pero esta vez fracasé estrepitosamente porque me salieron a 4:41 y a 4:43 bastante alejado del objetivo. Volví ya más tranquilo hacia casa y de este modo, en un 2 del 2, completé 22 km en un tiempo 1:55:32 @ 5:15 min/km. Lo peor de todo es que empezó a molestarme el talón del pie izquierdo. Espero que no sea lo mismo que me ocurrió en el talón del pie derecho que me tuvo parado cuatro meses. Crucemos los dedos.

Como comentaba al principio, con estos cuatro entrenamientos acabo la semana con 61 kilómetros y con la convicción de que tengo que cambiar el planteamiento y olvidarme de hacer todas las semanas de cuatro días y volver al formato de un día sí y otro no por lo que haré semanas de tres días y semanas de cuatro, pero creo que mis piernas lo agradecerán.