Hoy hacía un día un tanto desagradable para salir a correr ya que estaba chispeando y hacía frío, pero como había quedado con Joaquín, no le iba a dejar solo y él no me iba a dejar solo a mí. Así que salimos los dos.
Estuvimos unos minutos de cortesía en el punto de encuentro pero como no vimos a nadie salimos únicamente él y yo. No había transcurrido el primer kilómetro cuando tuve que parar porque un perro de buen tamaño se nos puso por delante. Arranqué de nuevo y pocos metros después apareció el mismo perro como una bala y a punto estuvo de tirarme. No me tiró, pero me dio un susto tremebundo, así que de nuevo tuvimos que pararnos hasta que la dueña del perro vino a coger al animal.
Esto es el cuento de nunca acabar aunque según parece en el Pleno de la Junta Municipal van a presentar una proposición para que hagan una zona para perros en el parque. Esperemos que sea aprobada, hagan la zona canina y de una vez podamos entrenar sin temor, aunque sospecho que los dueños de los perros van a seguir igual. Apostaría lo que fuese a que los perros irán sueltos fuera de la zona. Tiempo al tiempo.
Con el miedo en el cuerpo seguimos entrenando a ritmo tranquilo totalizando 9,8 km en un tiempo de 55:53 a un ritmo de 5:41 min/km.