Hoy ha sido un día de perros y no me refiero meteorológicamente hablando; sino en el sentido estricto de la palabra. Estábamos en el punto de encuentro charlando tan ricamente cuando escuchamos unas voces poco amistosas. Una pareja con un par de perros cada uno reprendían a un individuo que llevaba a su perro, de buen tamaño, suelto y el can había ido a por ellos. Tampoco lo dimos demasiada importancia, nosotros a lo nuestro.
Empezamos a correr Joaquín, Jesús y un servidor y Jesús se iba quejando de su rodilla, estaba bastante dolorido y acabó retirándose al finalizar la primera vuelta. Él pensaba que quizás no debería haber bajado y es probable que lo mujer hubiese sido quedare en casa en reposo.
Ya en esa primera vuelta me tocó frenar al cruzarse un perro, pero en la segunda vuelta, parecía que todos los perros del mundo iban a por nosotros. Aquel perro que ladraba a los de su especie nos lo volvimos a encontrar. Tocó parar. Luego nos sorprendió otro que su afán era adelantarte rozándote por debajo de la rodilla. Dos veces me lo hizo. Posteriormente otro más. Al final perdí la cuenta de los parones a los que me vi forzado. Pero bueno, tampoco me quejo al menos no me tiraron o mordieron.
Alguno puede pensar que odio a los perros, pero nada más lejano de la realidad. Eso sí, prefiero a los gatos.
De esta forma, entre can y can, completé 10 km en 52:47 @ 5:16 min/km