El día de Año Nuevo no tuvo mucho éxito la convocatoria de entrenamiento pradolonguero; sin embargo, hoy sí que nos hemos juntado un buen montón. En concreto hemos salido ocho del punto de encuentro, más alguno que nos hemos ido encontrado por el camino.
Antes de salir de casa el móvil decía que había cero grados, pero el sol lucía brillante y no hacía aire, así que evitando las zonas de sombra se estaba más que bien. El sol de invierno es una maravilla. Se me van a caer las lágrimas cuando tenga que volver de nuevo a entrenar por las tardes.
Salimos los ocho juntos, pero enseguida se fueron haciendo grupitos y eso que íbamos bastante despacio, pero algunos están empezando después de un periodo de inactividad, otros están algo lesionados y algunos estamos cansados. Hicimos una primera vuelta a ritmo tranquilo y una segunda… a ritmo tranquilo también.
Según iban pasando los kilómetros iba pensando en las próximas semanas y llegué a un acuerdo conmigo mismo de que iba a bajar algo el ritmo un par de semanas y no participar en ninguna carrera hasta febrero. Necesito bajar un poco el ritmo porque ayer notaba el gemelo (o el sóleo) algo cargado, así que antes que vaya a peor mejor tomarse las cosas con tranquilidad. El objetivo, compartido con Joaquín, es la media de Villarrobledo -que en un principio se celebrará el 15 de marzo- así que todavía quedan más de dos meses. Da tiempo de sobra a bajar el nivel de entrenamientos y volver a subirlo semanas más tarde.
En total han sido 10 km en un tiempo de 54:51 @ 5:29 min/km.
Echando la vista atrás, han sido tres semanas de bastante tralla, haciendo cuatro carreras a tope en tres semanas. Empecé el 21 de diciembre con la Carrera del aceite, que era el objetivo principal y no se me dio mal del todo. Acabé bastante bien, aunque quizás podría haber apretado más. Acabé el 46 de 109 participantes y séptimo de mi categoría. Curiosamente, ha sido la carrera de más nivel de las cuatro, ya que yendo a por todas quedé en el 42% del pelotón, casi a mitad.
Una semana después fue la San Silvestre de Villaverde, una carrera muy corta (estaba anunciada como de 4,3 km y tenía quinientos metros menos). En Villaverde conseguí el hecho insólito de alcanzar el segundo puesto de mi categoría. Acabé también con muy buenas sensaciones, quizás podría haber apretado más si hubiera sabido que era tan corta, aunque tampoco es que me sobrara mucho. Acabé el octavo de 222 participantes.
Tres días después hice la San Silvestre de Getafe, anunciada como una prueba de 10 km. Era una buena ocasión para ver si bajar de cuarenta minutos era factible. Fui bastante bien durante buena parte del trayecto, aunque tuve un pequeño bajón después del kilómetro siete. Desde ese punto sufrí bastante y aunque hice más de cuarenta, también es cierto que la carrera medía al menos doscientos metros más de los diez kilómetros establecidos. De las cuatro carreras de navidad, ha sido la carrera en la que más he sufrido, pero la marca ha sido buena, ya que he conseguido sobrepasar los 500 puntos de Purdy, que para mí es todo un triunfo. En concreto he conseguido 504,38 puntos que es mi décima mejor marca. Acabé el 153 de 1797 participantes, siendo el 46º de mi categoría.
La última de las cuatro carreras ha sido la de Yuncler. Es una prueba que me ha gustado mucho, mucho. Repetiré seguro el año que viene. Durante los casi ocho kilómetros me vi muy bien, a un ritmo fuerte y constante durante todo el recorrido y llegué a meta, no diré sobrado, pero sí con algo de fuelle todavía. No alcancé los quinientos puntos, pero estuve cerca, ya que obtuve 491,57 y el puesto 17 en el ranking de mejores marcas. Acabé el 54 de 365 participantes, siendo el noveno de mi categoría.
Lo peor de todo ha sido que ya estando casi curada la uña del dedo gordo del pie derecho, durante la carrera de Getafe se ha vuelto a poner morada, que se tornará negra en unas semanas. Parece que la menor amortiguación de las Joma Marathon ha sido la culpable.