Hoy sí que ha hecho un calor de verdad, casi, casi veraniego. El termómetro andaría sobre los 25 grados, que ya es bastante. Por lo que parece, ha llegado la primavera con fuerza, aunque seguro que en Semana Santa se vuelve a estropear como suele ser habitual.
Estuvimos esperando a que llegase Miguel. Hoy sufrí en mis carnes el retraso del Cercanías, así que supuse también le habría afectado a él y que llegaría algo más tarde, pero estuvimos esperando un buen rato y como no llegaba, salimos. En la espera estuvimos hablando de aquellos corredores que mienten como cosacos en los tiempos que realizan en una carrera. La verdad es que no tiene ningún sentido mentir a un corredor porque lo primero que hace éste es comprobarlo en internet y el mentiroso queda al descubierto. Debe ser una patología.
Salimos tranquilos la primera vuelta, a ritmos cercanos a los 5:30 por kilómetro, pero en la segunda vuelta incluso a pesar del calor que hacía apretamos los dientes y nos pusimos a correr como si no hubiese mañana. Hice el primer kilómetro de esa segunda vuelta en 4:16 y me asusté, ¿dónde demonios iba tan rápido? Aflojé algo el ritmo porque no sólo es que fuera muy rápido, es que el calor se hacía notar y tenía la lengua como la mojama. Los siguientes kilómetros fueron algo más lentos, pero tampoco me dormí.
Completé las dos vueltas, unos 9,7 km en un tiempo de 48:41 @ 5:01 min/km, deseoso de llegar a casa y beberme cuatrocientos litros de agua.