¡Agujetazas!

Me parece que sí, que la media de Villaverde era bastante dura porque he tenido unas agujetas de padre y muy señor mío. De hecho, cuando he salido a correr no tenía claro que fuese a ser capaz de dar cuatro zancadas seguidas; sin embargo, no hay nada mejor para las agujetas que una buena carrerita de recuperación.

Y no sólo era cosa mía, todos los que habíamos participado el domingo domingo estábamos igual, con las piernas doloridas, en mi caso eran los cuádriceps y los gemelos los más castigados.

De esta forma, nos tomamos el entrenamiento muy relajadamente, haciendo bastantes kilómetros por encima de seis minutos. Tanto es así que el GPS registró 9,29 km en un tiempo de 54:39 a un ritmo demoledor de 5:53 min/km.

El domingo, después de la media de Villaverde fuimos un buen grupo de pradolongueros a comer, para celebrar la Navidad. La comida estuvo muy bien y la compañía, francamente inmejorable.

¡La queimada fue la guinda del pastel! Salió rica, rica.

queimada
Quemando con habilidad el alcohol del orujo