Parecía que con la llegada de la primavera había mejorado algo el tiempo, pero hoy ha vuelto a hacer un día de perros. Comentábamos al comienzo del entrenamiento que según parece si sigue lloviendo a este ritmo en lo que queda de mes, este marzo va a ser el más lluvioso desde 1947, año desde el que que se tienen mediciones. Y al paso que vamos, seguro que adquiere este mes queda en los registros porque durante el rato que hemos estado corriendo no ha parado de llover. Si el martes pasado fue un día muy lluvioso, este martes no ha quedado a la zaga.
Viendo que las gotas no paraban de caer, comenzamos resignados el entrenamiento, pisando charcos y barro allá por donde íbamos. Había quedado con mi compañera de entrenamientos de fin de semana y con Miguel y Quique formamos un cuarteto que no duró mucho porque estos dos empezaron a poner pies en polvorosa rápidamente. En estos días tan desagradables, cuanto antes se acabe, mejor.
Para mayor inri, olvidé proteger mis pezones con tiritas y según iban pasando los kilómetros iba sintiendo cada vez más el escozor que provoca el roce de la camiseta con los pezones. ¡Qué mal lo pasé! Aunque cuando peor lo pasé fue cuando me puse debajo de la ducha.
Aparte de la lluvia, que es desagradable, también estuvo el dios Eolo participando en el festival. El viento soplaba de lo lindo, por lo que sumada una inclemencia con la otra, dan un total de día realmente asqueroso.
Esta claro que después de estos días tan feos que estamos pasando, llegará el día M y hará un calor de espanto. Seguro.
Después de la primera vuelta hemos tratado de hacer unos kilómetros a ritmo umbral de mi compañera, que es sobre 4:52. Viendo como estaba el terreno y el día, pensamos que con bajar de cinco minutos nos conformábamos. Y así, así ha andado la cosa, ya que han salido a 4:59, 5:03, 5:01 y 4:56. Con esos cuatro a umbral y otros cuantos más hemos totalizado 10 km en un tiempo de 52:39 @ 5:16 min/km.
¡Esperemos que mejore aunque sea un poco el tiempo!