Curiosa política del NYCM

El otro día leía con estupor que la organización de la maratón de Nueva York había decidido no prestar servicio de guardarropa para no perjudicar al corredor. Bonito eufemismo que significa ganar más dinero. Decían que siempre se ha formado mucho atasco a la hora de recoger las bolsas, por lo tanto, si no se dan bolsas, no hay atasco. Para solucionar el problema de que alguno se pueda quedar frío, un poncho a la salida de Central Park. Muy imaginativos estos americanos que tratan de explotar su negocio todo lo que puedan.

Afortunadamente, parece que se están replanteando esa curiosa política de guardarropía ya que ha habido un montón de protestas sobre el particular. En mi caso, me trastornaban por completo porque en invierno, después de una carrera, me cambio por completo: camiseta, pantalones, calcetines y zapatillas. A lo que sumo un chándal. Todo para no quedarme frío. Me parece que un simple poncho no hace la misma función que cambiarse por completo.

Resulta raro pensar en noviembre y en el frío que pueda hacer en Nueva York cuando por aquí todavía las temperaturas son altas. Un poco por encima de 30º cuando salimos a correr, por lo que de nuevo salí botella en mano y bien que se agradece echar aunque sea un traguito entre vuelta y vuelta y al final.

Tenía pensado hacer un calentamiento de 5 km y luego cuatro kilómetros a umbral, que según el VDOT obtenido en la carrera del domingo era a 4:17. Tuve la fortuna de que Miguel se animó a hacer conmigo esos cuatro kilómetros, que nos salieron a 4:13, 4:18, 4:11 y 4:12. Un pelín más rápido de lo que debiera haber sido, pero tampoco demasiado. Después del calentamiento y los kilómetros a umbral seguimos hasta completar las dos vueltas, totalizando 9,6 km en un tiempo de 47:30 @ 4:57 min/km. Bastante contento con los kilómetros corridos a umbral porque no me costó mucho hacerlos, se nota que en compañía se hacen más llevaderos.

2 opiniones en “Curiosa política del NYCM”

  1. No, estoy de acuerdo en que un poncho no es en absoluto lo mismo.

    De hecho, estuve tiritando de lo lindo con la mierda del poncho hasta que encontré a Bego y me dio más ropa. Y salí con la convicción de que si bien el maratón es un prodigio de organización, la entrega de bolsas estaba bastante mal montada. Básicamente porque tenían que buscarlas dentro de cada rango, no las tenían en orden. Y tampoco estaban bien organizados: se chocaban entre ellos.

    1. Hola Manolo:

      Sí, parece que la entrega de la ropa es el talón de Aquiles de la maratón de Nueva York, pero la jugada no es eliminar ese servicio, lo que hay que hacer es tratar de mejorarlo. Parece que se lo están pensando, espero que para favorecer a los corredores.

      Saludos.

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