¡Qué mal lo he pasado!

No tenía muchas intenciones de hacer nada del otro mundo, pero aún así, lo he pasado mal, fatal. Cuando llevaba poco más de dos kilómetros no sé si debido a una extraña combinación entre las hojas amarillas que había en el suelo con los rayos de sol, el caso es que había un momento en que los ojos me hacían chiribitas y me ha empezado a entrar el agobio. He bajado el ritmo -que ya era bajo- pensando en irme a casa.

He seguido trotando para ver si al menos podía terminar una vuelta, pero poco a poco la cosa ha ido mejorando y después de dar una primera vuelta, he podido dar la segunda algo mejor, incluso me he permitido el lujo de aumentar un poco el ritmo para «maquillar» el lastimero ritmo que llevaba en los primeros kilómetros.

Al final he hecho algo menos de lo que tenía pensado en un principio, pero me doy con un canto en los dientes. El entrenamiento ha consistido en 10,5 km en 52:35 a un ritmo de de 4:58.

Hoy la báscula me ha sorprendido. El peso ha sido de 67,3 kg, cuando pensaba que algunos excesos cometidos durante la semana iban a provocar un aumento de peso. O sea que, fenomenal, estoy casi al nivel más bajo al que había llegado en los meses de marzo/abril.

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