Poca gente había hoy en Pradolongo. Sólo Miguel, Andrés y un servidor. A todos nos ha extrañado que no llegasen ni Emilio ni Enrique. Quizás, como dice Andrés, se castigaron demasiado el domingo en la Casa de Campo donde iban a hacer kilometrada.
Estábamos hablando sobre la maratón, de quién va a correr, de cuánto queda y a Andrés ha soltado la perla: quedan 19 días… y 500 noches, como reza la canción (y el disco) de Joaquín Sabina.
El caso es que he ido todo el rato charlando con Andrés y los siete kilómetros se me han pasado volando. Creo, de todas formas, que he ido demasiado deprisa para lo que debiera, ya que he tardado 39:26 en recorrer los 7 km. He corrido con tobillera y al final notaba todo como muy apretado, no sé si por la tobillera o por el ritmo.