Ayer fui a visitar a mis compañeros corredores de Pradolongo. Ellos fueron corriendo y yo me fui con Antonio a andar esos cinco kilómetros que suponen dar una vuelta al circuito que hacemos habitualmente. Fuimos charlando tranquilamente y el tiempo se me pasó rápido aunque estuvimos unos 53 minutos andando. Al final me dolía un poco el esguince, por lo que me puse hielo en cuanto llegué a casa. Ahora mismo, mientras escribo estas líneas sigo con el hielo que me he puesto esta mañana.
Ayer conocí a la hija de Andrés que se vino con su padre a correr un poco. Se conformó con media vuelta sólo.