XVII Carrera de Reyes de Yuncler

La carrera daba comienzo a las diez por lo que habíamos hablado de quedar todos los compañeros del Club Atletismo Zofío en el punto de encuentro a las ocho y media, pero esta vez, sin que sirva de precedente no nos pusimos de acuerdo y no quedamos en el punto de encuentro. Recogimos a Juanqui a las ocho menos cuarto y pusimos rumbo a Yuncler.

Tuvimos suerte de aparcar muy cerca de la plaza donde está instalada toda la parafernalia de la carrera. Recogimos nuestros dorsales y también el del compañero que llegó algo más tarde. Estuvimos charlando un rato, dejamos la ropa de los compañeros en nuestro coche, ya que estaba cerca de la salida y estuvimos un rato calentando. Nos dio tiempo a hacernos una bonita foto antes de la carrera.

Los compañeros del Club Atletismo Zofío con algún añadido en Yuncler

A las diez en punto dieron la salida y pronto me di cuenta que iba demasiado deprisa, así que traté de calmar un poco mis ánimos ya que mi objetivo era hacer la carrera a una media de 4:20 e iba más deprisa. Había pensado esa media porque las carreras de poco más de cinco kilómetros las había hecho a 4:15 o 4:16 y ésta al ser de ocho, pues un poquito más.

Porque iba un poco acelerado y porque quería subir la cuesta de la calle Greco sin demasiados agobios, aflojé un poco el ritmo. El primer kilómetro está en la calle Ronda, en una bajadita. Allí marcó mi cronómetro 4:18 que lo di por bueno ya que incluso con la subida iba más rápido de lo previsto. El segundo kilómetro incluye una subidita hasta la iglesia y luego una recta larga y que pica ligeramente para arriba. En ese hice 4:21 y pensé que ese era el ritmo que debía llevar, aunque no iba precisamente cómodo. El tercer kilómetro está en el camino de Recas después de pasar una zona de chalets situados en calles con nombre de Río. En este tercer kilómetro hay que hacer unos cuantos giros de noventa grados pero una vez dejados atrás los chalets, por el camino de Recas parece que la carretera es ligeramente favorable. Marcó mi crono un tiempo de 4:13 que me sorprendió porque pensé había perdido más tiempo con tanto giro.

El cuarto kilómetro es el más favorable porque es todo el rato en ligero descenso y lleva hasta un poco más allá de donde está el arco de meta, ya que la carrera es un poco más corta de los ocho kilómetros anunciados. Hice esa primera vuelta en 16:33 y pensé que si se me daba bien, podría bajar de 33 minutos, lo cual sería un tiempo magnífico para mí. Poco después llegó el punto kilométrico cuatro donde el crono marcó 4:10. Vaya, no iba nada mal… Hasta que llegó la cuesta de la calle Greco, ya en la segunda vuelta, que noté que las piernas ya no iban tan alegres. En la bajada por la calle Ronda llegué al quinto kilómetro y ahí se me fue a 4:21. Donde peor se me dio fue en el sexto kilómetro, que incluye la subida a la iglesia y esa interminable recta con un ligerísima pendiente ascendente. Parecía que no iba a llegar nunca a la glorieta donde se hace un giro de noventa grados. Ese sexto kilómetro se me fue a 4:28 y tuve que pensar aquello de «quien dijo que esto iba a ser fácil» para no flaquear en demasía. El tránsito por la zona de chalets y el camino de Recas no se me dio mal habiendo tenido ese bache en el kilómetro anterior y lo hice en 4:13 y muy animado porque veía que lo más complicado se había acabado. Apreté todo lo que pude y noté que las piernas no estaban tan mal como pensaba haciendo esos últimos ochocientos metros a un ritmo de 4:01, el parcial más rápido de toda la prueba. Llegué a meta según mi cronómetro con un tiempo de 33:31 tiempo que coincide con el oficial. No pude bajar de 33 minutos, pero acabé la mar de contento porque hice cincuenta segundos menos que el año pasado y soy un año más viejo. Y hablando de viejo, me correspondió llevar el dorsal 59 que son los años que cumpliré en poco más de un mes. Todo un detalle por parte de la organización 😉

Después de la carrera comimos migas con huevos fritos y comprobamos que ninguno había pillado pódium. Bueno, la verdad es que es sólo la fémina del grupo tenía posibilidades, ya que ha subido en esta carrera varias veces, pero esta vez no hubo suerte. Nos pusimos ropa de abrigo y esperamos al sorteo, que iban alternando para que no se hiciera tan larga la espera. Subían al pódium un par de categorías y sorteaban un par de cosas. Luego subían al pódium otras dos o tres categorías y otro sorteo y así hasta que se acabaron todos los premios. Cuando ya nos íbamos dijeron que aún quedaban unas «velas» y sacaron el número 123 que era el número del dorsal de la compañera, así que no subió al cajón pero se llevó un salchichón. Bonita rima. Ya con el salchichón en la buchaca nos volvimos a los madriles para prepararnos para la llegada de los Reyes.

¡Nos tocó algo en el sorteo!

XLIII San Silvestre vicalvareña

Sobre las diez estábamos en el punto de encuentro, allí nos esperaban los dos Emilios con sus vehículos y el resto de los compañeros del Club Atletismo Zofío. Nos montamos en los coches y en un cuarto de hora estábamos en Vicálvaro. Habían cortado todas las calles entre la calle Villablanca y la calle del polideportivo, así que tuvimos que dar una buena vuelta para encontrar aparcamiento y encima lo dejamos lejos del poli. Fuimos andando para allá y llegamos casi a las once, cuando se suponía que dejaban de dar dorsales; sin embargo había allí mucha gente aún para recoger el suyo.

Tuve suerte porque la cola para recoger el mío era muy corta y enseguida lo conseguí, aunque a los demás compañeros les costó algo más. Estando esperando saludé a Manolo al que hacía tiempo que no veía. También saludé al resto de su familia que andaba por allí. Me contó que se cayó con la bici y se rompió la cadera, pero que fue una fractura limpia y se ha recuperado bien. De hecho ya completó la maratón de Sídney hace unas semanas, o sea, que la recuperación ha sido perfecta. Mientras hablaba con ellos pasó por allí Carlos al que también saludé como todos los años, el tío no falla ni una San Silvestre de su barrio.

Dejamos la ropa en el ropero, que estaba muy bien organizado, y nos hicimos una foto de los compañeros del Club Atletismo Zofío con el Tío la vara que andaba por allí preparado para repartir varazos a diestro y siniestro a todos aquellos corredores que osaran recortar las esquinas.

El Club Atletismo Zofío con el Tío la vara

Después de la foto fui al servicio y me tocó hacer una buena cola y donde me encontré con una mala noticia y es que no había agua caliente en las duchas. De hecho lo comprobé y no había ni caliente ni fría. Encontré a los compañeros calentando por la calle del poli, subiendo y bajando. Aunque me encontraba mejor del constipado, estuve con una camiseta de manga larga hasta que quedaban pocos minuto cuando me la até a la cintura. La braga que llevaba en el cuello me la dejé puesta aunque pensé que si me molestaba también podía llegar a quitármela y llevarla en la muñeca. Eso sí, aunque estaba mejor del constipado, las costillas me seguían doliendo.

Dieron la salida puntualmente a las 11:45 y nos pusimos en marcha cuesta abajo. Tenía pensado hacer la carrera a 4:30 pero como el primer kilómetro es favorable me salió algo más deprisa, a 4:19. Poco después de ese primer kilómetro me adelantó mi sobrino al que estuve buscando en la salida y no encontré. Le di ánimos y me adelantó con facilidad. Iba mirando para atrás y mi compañero y tocayo seguía a tres o cuatro metros. La subida por la calle Villablanca se hace dura porque aunque no tiene mucha pendiente es todo el rato picando hacia arriba y es larga ya que es algo más de un kilómetro. Ese segundo kilómetro se fue a 4:37 y pensé que así se compensaba con el primero.

El tercer kilómetro es más o menos llano, pero también pica hacia arriba. Ahí hice 4:38 y la compensación con ese primer kilómetro se iba perdiendo. En todos estos kilómetros iba mirando para atrás de vez en cuando y mi tocayo seguía detrás de mí no muy lejos. El cuarto kilómetro que transcurre casi en su totalidad por Valdebernardo siempre me ha parecido favorable aunque los números indican que ni sube ni baja. Ahí conseguí recuperar unos segundillos porque lo hice en 4:24. El quinto kilómetro, saliendo de Valdebernardo, me parece cuesta arriba y de hecho según el Garmin baja y sube. Hice 4:27 y lo di por bueno por aquello de que me parecía cuesta arriba. Ahí me cogió mi tocayo y fuimos el resto de la carrera juntos codo con codo.

El sexto kilómetro es uno de los más llanos, incluso algo favorable y casi repetimos el tiempo del anterior, ya que hicimos 4:26. El séptimo kilómetro aunque acaba en una subida por la calle Minerva, casi todo el recorrido por San Cipriano es cuesta abajo y es la cuesta abajo más empinada de todo el circuito. Además en esa calle hay mucha animación. Entre lo uno y lo otro fue el segundo kilómetro más rápido ya que lo hicimos en 4:20.

Zumbando por la calle San Cipriano, foto cortesía de Emilio el incombustible

Ya sólo quedaba el último kilómetro, que es el más duro porque es cuesta arriba y ya llevas tralla en las piernas. Todo lo que se baja en la salida se sube en este tramo. Ahí me animé porque veía que iba recortando a un tipo con la camiseta del Rayo y aunque llevaba todo el camino que me dolían las costillas como si tuviera flato, ya no quedaba mucho; sin embargo fue tanto mi ánimo que cuando volví la cabeza se había quedado mi compañero bastante atrás y tuve que aflojar el ritmo para que llegase a mi altura. Entramos juntos en meta con un tiempo, según mi reloj, de 36:13, un par de segundos más que el tiempo neto que indica la organización.

Nada más traspasar la línea de meta me encontré con mi sobrino con el que estuve hablando y me comentó que le resultó más dura de lo que pensaba. Entre tanto fueron llegando el resto de compañeros. Fuimos al ropero a por la ropa, bajé al vestuario de siempre y de nuevo comprobé que no había agua por lo que tuve que subir al vestuario de la piscina y allí me pude duchar con un agua que a veces salía hirviendo. Cuando salí pude ver que la compañera había conseguido el tercer puesto de su categoría, por lo que esperamos un poco para verla subida en el cajón. Ha conseguido repetir puesto en las últimas tres carreras en las que ha participado. Una auténtica campeona que ha pasado un auténtico calvario a mitad de año y que poco a poco va recuperando su nivel.

Más contenta que unas castañuelas con su medallón

Y de este modo acabo el año 2024 como me gusta, corriendo.

¡Feliz Año Nuevo 2025!

XIII San Silvestre de Villaverde Alto

Poco antes de las diez estábamos en el punto de encuentro donde ya esperaban el resto de los compañeros. Tardamos poca cosa en llegar al parque de Plata y Castañar donde conseguimos, con un poco de suerte, aparcar en el Paseo de los Ferroviarios, no muy lejos de la zona de salida/meta donde ya nos esperaba allí un compañero del Club Atletismo Zofío con los dorsales y las camisetas. Pronto llegaron el resto de compañeros y repartió lo que tenía.

El Club Atletismo Zofío bien representado en la San Silvestre de Villaverde Alto

El día de Nochebuena, después de la carrera del mazapán, me caí en la ducha dándome un fuerte golpe en las costillas. La cosa se había complicado con un constipado con el que me obsequió mi hermana mayor el día de Navidad, así que me presenté a esta carrera hecho un cromo y no sabía qué podía salir. Calenté con el compañero más joven una vuelta pequeña y una vuelta grande para que conociera el circuito, ya que era la primera vez que venía a Villaverde. Al terminar nos vestimos de corredor dejando la ropa de abrigo, llevamos la ropa al ropero y nos dirigimos a la línea de salida. Este año había más gente que nunca, los trescientos dorsales que pusieron a la venta se acabaron en pocos días y se veía multitud de gente en una mañana soleada pero fresca.

Dieron la salida algo más tarde de la hora establecida, que eran las once de la mañana. Salí deprisa, pero enseguida vi que no iba nada cómodo con las costillas, aún así iba traté de hacerlo lo mejor posible. Cuando llevaba medio kilómetro o cosa así pude ver al compañero más joven que iba en cuarta posición. Pasé el primer kilómetro a 4:04 y me pareció algo rápido, había adelantado a Miguel y no sabía si se había quedado poco o mucho.

Fui yendo todo lo rápido que me dejaban las costillas y el constipado y pasé el segundo kilómetro en 4:16 lo que me pareció un buen tiempo teniendo en cuenta que buena parte era la cuesta arriba paralela a Standard Eléctica, lo que luego fue Alcatel. Es una subida de poca pendiente, pero subida al fin y al cabo. El tercer kilómetro, ya favorable lo hice en 4:22 y vi que no podía ir más deprisa por más que lo intentaba. En el cuarto kilómetro, más o menos llano, tampoco pude aumentar la velocidad e hice un tiempo parecido, que fue 4:21. Poco antes en el giro de ciento ochenta grados además de ver a nuestra fotógrafa particular haciendo fotos vi que Miguel no venía muy atrás, así que decidí aflojar un poco para que me cogiera y entráramos juntos. Y así ocurrió, faltando unos 400 metros me alcanzó y entramos de la mano en meta. Ese último kilómetro lo hice en 4:38, el más flojo de todos, cosa obvia. Llegué a meta con un tiempo de 21:29 que estando como estaba, me puedo dar con un canto en los dientes.

El más joven del equipo al final consiguió mantener la cuarta posición de la general y estaba muy contento porque había hecho un tiempo oficial de 16:55 haciendo su mejor marca en 5 km. Lo malo es que su reloj no marcaba cinco kilómetros, ni tampoco el mío, así que algún metro faltaba, de todos modos no eran muchos. Aún así, extrapolando, la marca en cinco kilómetros serían unos 17:08 como mucho, mejor marca de todos modos en esa distancia. La única fémina del equipo llegó con un tiempo oficial de 24:11 algo triste porque decía que había sido adelantada por la tercera en el último kilómetro.

Mirando las clasificaciones en la web nos llevamos una agradable sorpresa, doble en este caso, porque el más joven aunque cuarto de la carrera fue tercero en su categoría, igual que la fémina, así que los dos subieron al cajón. Yo fui séptimo de mi categoría y Miguel, octavo. Así que mal no estuvo. Estuvimos esperando la entrega de trofeos y luego el sorteo, en el que no hubo suerte. Acabamos en el bar Mezquita tomando algo y celebrando la pronta llegada del año 2025.

Representante del Club Atletismo Zofío en el tercer escalón del cajón
También en el tercer escalón del cajón una representante del Club Atletismo Zofío

Mi más sincera enhorabuena a la Asociación Vecinal La Incolora por sacar adelante esta carrera que cada año que pasa está mejor. Se nota el cariño que ponen para que todo salga bien.

XX Carrera del mazapán (Polán)

Dado que iba a pasar la Nochebuena en un pueblo de Toledo se me ocurrió pasarme por Polán a participar en su carrera navideña. Convencí a una compañera y a un compañero del Club Atletismo Zofío para participar en esta carrera. Así, comí pronto y poca cosa y me acosté con la idea de dormir unos minutillos.

Como la carrera comenzaba a las cinco de la tarde, mi idea era salir a las tres y cuarto de Madrid, pero entre unas cosas y otras cuando nos pusimos en marcha eran mas de las tres y media y llegamos allí un pelín antes de las cuatro y media, así que tuvimos poco tiempo para recoger el dorsal y calentar.

El Club Atletismo Zofío en la Carrera del mazapán en Polán

A las cinco dieron la salida y salí a tope. Me conformaba, como en Alcaudete, a correr a un ritmo de 4:15 ya que esta carrera es un poco más dura que la otra, aunque tampoco mucho. Es una carrera a la que hay que dar dos vueltas idénticas totalizando cinco kilómetros y medio. La carrera sale de la plaza del ayuntamiento para alcanzar la CM-401a, ir dirección Navahermosa para abandonar esta carretera y dar un rodeo por calles con nombre de ríos, para volver de nuevo a la carretera también dirección Navahermosa, vuelta de ciento ochenta grados para ir dirección Toledo, otro giro de ciento ochenta grados y vuelta hacia la plaza cruzando por un bar que estaba lleno de gente joven a «sus cosas», pero que también animaban a los corredores. Se notaba que yendo hacia Toledo la carretera era cuesta arriba y allí se iban segundos que trataba de recuperar yendo en la otra dirección. Al final llegué a meta con un tiempo de 23:29 en los aproximadamente 5,5 kilómetros a un ritmo de 4:16 min/km según mi reloj, lo que me sirvió para acabar en la posición 59 siendo undécimo de mi categoría. El compañero fue el decimoquinto de la carrera y de su categoría fue también undécimo. La compañera llegó cuarta de su categoría algo decepcionada, pero una corredora le dijo que a lo mejor pillaba premio porque no eran acumulables y había una chica entre 50 y 60 años que corría lo suyo y quizás podía ser una de las tres primeras clasificadas.

Fuimos al coche a abrigarnos y volvimos a la plaza por si se cumplía lo que había dicho la chica con la que había hablado la compañera. Estábamos en la plaza sin saber muy bien si había premio o no y esperando el turno, ya que habían empezado por los niños, luego la clasificación absoluta, luego los seniors, luego los veteranos A y por fin los veteranos B donde llamaron a la compañera para que ocupara el tercer sitio del cajón. Así que se puso más contenta que unas castañuelas. Este año no fueron muy generosos y le dieron unas pocas figuras de mazapán y un bonito trofeo.

XXII Carrera popular villa de Alcaudete

Nos acercamos tres compañeros del Club Atletismo Zofío hasta Alcaudete de la Jara, pueblo situado a 140 kilómetros de Madrid. Puede resultar un poco raro que hayamos recorridos tantos kilómetros para participar en una carrera de poco más de cinco kilómetros, pero la razón principal es que Alcaudete se encuentra cerca de mi pueblo, que no es otro que Los Navalmorales, y sentía la necesidad de acercarme al pueblo donde pasé mis primeros años de vida.

El hecho de que la carrera se celebre el 6 de diciembre, fiesta nacional y comienzo de puente laboral hizo que encontráramos muchos coches en la A-5 dirección Talavera de la Reina. Poco antes de llegar a la segunda ciudad más poblada de Toledo abandonamos la autovía para llegar a la antigua nacional. Desde allí se podían ver las barrancas junto al río Tajo, paisaje que me recordaba, salvando las distancias, a las Barrancas de Burujón. El paisaje era espectacular ya que estaban semicubiertas por una niebla baja que lo hacía más llamativo aún.

Se medio circunvala Talavera para llegar al descomunal Puente de Castilla-La Mancha, el puente más alto de España y segundo de Europa. Obra totalmente infrautilizada porque formaba parte de una circunvalación que nunca llegó a realizarse. Pasando el puente se llega a la N-502 y algunos kilómetros más allá se encuentra Alcaudete de la Jara, localidad natal de Pablo Garnica Mansi, el que fue presidente del Banco Español de Crédito (Banesto), entidad donde trabajó mi padre treinta y cinco años.

Entre que salimos algo más tarde de lo previsto, que había muchos coches y que no está al lado de casa hizo que llegáramos a las diez y media, con sólo media hora para recoger el dorsal, soltar lastre y calentar. Con tan poco tiempo, el calentamiento fue escaso.

Pocos minutos antes de las once nos pusimos detrás del arco de salida. Me llamó la atención porque había bastante gente y la calle nos es que fuera muy ancha y encima en los primeros metros había que hacer un curioso eslalon porque estaban muy seguidas la salida, una curva de noventa grados a la izquierda y otra curva también de noventa grados a la derecha.

La carrera son dos vueltas a un circuito de 2,7 kilómetros aproximadamente, bastante llano en su totalidad con sólo 12 metros de desnivel. Se puede considerar un circuito rápido porque es llano y aunque hay algunas curvas de noventa grados e incluso alguna más cerrada, hay rectas largas donde se puede mantener un buen ritmo durante bastantes metros.

Salí con la idea de llevar un ritmo de 4:15 y después del eslalon inicial, una recta de aproximadamente medio kilómetro y un par de curvas de noventa grados llegamos al primer kilómetro. Miré el cronómetro y marcaba 4:13 por lo que me pareció que iba por el camino correcto. Del primer kilómetro al segundo hay una recta de 700 metros y terreno favorable, así que conseguí mi parcial más rápido con 4:11. El tercer kilómetro es el más complicado porque comienza con un cambio de sentido con una curva muy cerrada y lo que había sido favorable en el kilómetro anterior en este parcial es ligeramente cuesta arriba. Se pasa por el arco de salida, se hace el eslalon del comienzo y a mitad de la recta de medio kilómetro se pasa por el punto kilométrico tres donde mi cronómetro marcó 4:20, se me fue un poco de lo previsto pero lo di por bueno porque pensaba que podía recuperar esos segundillos perdidos. El cuarto kilómetro es llanito, pero hay tres curvas de noventa grados que hacen que no se pueda desarrollar toda la velocidad. Hice en ese kilómetro 4:13, igual que en el primer kilómetro y veía posible el objetivo; sin embargo, el quinto kilómetro, aunque tiene la curva más cerrada, se recorre la recta de 700 metros y favorable y debería haber sido un parcial rápido, pero ya las piernas iban cansadas y se me fue a 4:19. Los últimos quinientos metros, aunque eran sólo ligeramente cuesta arriba se me fue el ritmo a 4:21 y ahí se me fue el segundo porque mi crono marcó un tiempo de 23:24 a una media de 4:16. Una pena, tenía que haber echado toda la carne en el asador en ese medio kilómetro pero de donde no hay no se puede sacar.

Lo mejor de todo es que en la clasificación aparece el ritmo que deseaba hacer, los 4:15 y es que el recorrido oficial es de 5,5 kilómetros y mi GPS marcó un pelín menos, de ahí el segundo.

El compañero más joven del club hizo un tiempo de 19:26 que sólo le sirvió para llegar en la posición 25ª lo que demuestra que había mucho nivel en la carrera. La compañera llegó con un tiempo de 27:01 siendo sexta de su categoría y muy contenta porque después de estar varios meses lesionada va poco a poco mejorando y aún tiene mucho margen.

Carrera túneles de la M-30

Me enteré veinte días antes que se iba a celebrar una carrera por los túneles de la M-30 para conmemorar el cincuentenario de la inauguración de la conocida autopista de circunvalación de Madrid. Me pareció una idea curiosa lo de correr por un sitio donde sólo se pasa en coche. Además como era gratuita y la salida no era lejos de casa, decidí apuntarme y unos cuantos compañeros y compañeras del Club Atletismo Zofío también se apuntaron.

Me desperté a eso de las siete. Me levanté, desayuné y a las ocho estábamos en Plaza Elíptica, donde nos esperaba Emilio 1, que había tenido el detallazo de recoger nuestros dorsales y camisetas. Allí, puntuales, nos juntamos los cuatro que habíamos quedado. Fuimos andando por Antonio Leyva hacia la Glorieta de Marqués de Vadillo y por el camino se nos unió la quinta componente del equipo.

Llegamos a la zona de salida y fuimos directamente al ropero porque pensábamos que si lo dejábamos para más tarde iba a haber mucha gente. Estaba muy bien organizado porque dejamos la ropa en cosa de segundos. Antes me encontré con José Antonio, antiguo compañero de MaraTI+D al que hacía años que no veía. Me comentó que había estado chungo de la rodilla, pero que últimamente parecía estar mejor. Le dije que habíamos quedado a menos cuarto en la puerta del cajón uno para hacernos unas fotos.

Con las compañeras del Club Atletismo Zofío y antiguos compañeros de MaraTI+D

En la puerta del cajón 1 nos hicimos varias fotos, unas con los compañeros del Club Atletismo Zofío y otras con los antiguos compañeros de MaraTI+D. Luego me metí con la compañera en el cajón 1 mientras los demás se iban al 2 o al 3. Estando en el cajón vi a Chema, otro compañero también de MaraTI+D y estuve un rato hablando con él. Dieron la salida, bajamos una cuesta de buena pendiente y nos metimos en los túneles donde por supuesto el GPS no funcionaba. Pensé que estarían los kilómetros señalizados, pero no lo estaban, así que no sabíamos bien la distancia que llevábamos recorrida ni lo que nos quedaba.

La compañera salió muy deprisa y me costó seguir su ritmo. Alcanzamos a un trío de corredores de Parque Sur y mientras ella se quedó con ellos yo tiré hacia adelante. Cuando llegamos a una puerta que nos sirvió para cambiar de túnel y de sentido de la marcha, me alcanzaron. Ahí cogí una botella, di un poco a la compañera y mientras trataba de encontrar un contenedor para echar e el envase se me fue un poco la compañera siguiendo la estela de los de Parque Sur y en ese tramo que era cuesta abajo la distancia fue aumentando metro a metro y ya no fui capaz de alcanzarlos. Los veía ahí no muy lejos y esperaba que el terreno fuese llano y no descendente, pero nada, no recortaba, no era capaz de mover las piernas más deprisa, me falta velocidad.

Hacía mucho calor en los túneles y la sensación no era nada agradable, pero así era para todos, no sirve de excusa. Los veía ahí mismo, aunque cuando nos juntamos con la gente que sólo iba a hacer seis kilómetros me costaba más trabajo verlos, pero estaban ahí, de vez en cuando sobresalía la camiseta verde de los corredores de Parque Sur. En un momento dado, después de pasar el desvío que indica Glorieta Marqués de Vadillo, se realiza un giro de ciento ochenta grados y ahí debían tener encendidos los ventiladores porque se notaba más fresco. Enseguida se llegaba a la rampa por donde habíamos entrado en los túneles y se hizo dura de narices, ya iba con la reserva encendida.

Pasé por la linea de meta, en el Puente de Toledo, con cuarenta y seis minutos y pico, lejos de bajar de cuarenta y cinco como me hubiese gustado, pero creo que eran más de diez kilómetros porque iba más deprisa que semanas antes en Butarque e hice más tiempo.

Saludé a los que me habían traído con la lengua fuera y me fui trotando al ropero después de haber recibido una bonita medalla, una botella de agua y un plátano. Cogí la ropa en un periquete y volví hacia la linea de llegada donde había quedado con los compañeros. Esperamos a que llegaran todos, comprobamos que nadie del equipo había conseguido trofeo y nos volvimos por donde habíamos venido hacia Plaza Elíptica.

Una carrera curiosa pero creo que no repetiría. De hecho, al tratarse del cincuentenario de la inauguración de la M-30, no creo que la vuelvan a hacer… ¿Quizás en el centenario?

LXV Trofeo Marathon de cross

Me desperté, miré el reloj, me hice un lío con lo del cambio de hora y me levanté pensando que era tarde y era todo lo contrario porque el reloj de la cocina marcaba las siete menos cuarto, ¡pero eran las seis menos cuarto! Ya no volví a la cama y desayuné.

Estuve haciendo tiempo porque la carrera comenzaba a las once y media y faltaba un mundo todavía. Estábamos las diez y cuarto en el punto de encuentro donde ya estaba Emilio 1. Como podíamos ir todos en un coche decidimos irnos todos con Emilio.

Dejó Emilio el coche en la Avenida de los Poblados, me bajé y me fui trotando hacia el circuito porque a las 10:40 corría mi sobrino y le quería ver y darle ánimos. Estuve un rato animando y hablando con mi hermana mientras su hijo corría. Cuando acabó fui a retirar el dorsal y al rato aparecieron los compañeros del Club Atletismo Zofío.

El Club Atletismo Zofío en el Trofeo Marathon de Cross

Entre dejar la ropa, hacer cola para orinar, saludar a David y charlar un rato con mi hermana, calentamos poco. Dieron la salida y como los primeros metros son favorables, salí deprisa junto a la compañera. Hicimos el primer kilómetro en 4:20 y pensé que a lo mejor podríamos mantener el ritmo, pero el segundo kilómetro de cada vuelta es más duro que el primero y ahí se perdían segundos. Acabando la primera vuelta dijeron a la compañera que iba segunda y la otra a 200 metros y eso nos hizo no bajar el ritmo. Al acabar la segunda vuelta nos dijeron que la tercera ya estaba lejos y no sé si fue por eso o porque yo ya iba cansado, pero iba pensando en que mi sobrino había tenido suerte de haber hecho sólo dos vueltas.

Saltando uno de los obstáculos con un extraño estilo

Llegamos a meta con un tiempo según mi cronómetro de 27:11. Según mi reloj hice una media de 4:28, algo más rápido que en Butarque que me salió a 4:31, pero claro, aquí son menos kilómetros por lo que no es difícil ir más deprisa, aunque el terreno sea más complicado.

La entrega de trofeos fue tan rápida que no nos dio tiempo para ir a ver a la compañera en el pódium, fue todo visto y no visto. Después de la carrera fuimos a un bar que estaba cerca de allí, un sitio llamado «Bar de Julio» o algo parecido. Nos invitó Juanqui porque celebraba su 66 cumpleaños. Estando allí me quedé bastante frío porque no me llevé abrigo y aunque era un día soleado, era un día bastante frío. Estaba deseando irme a casa porque me estaba quedando congeladito.

XI Carrera Popular de Butarque-Villaverde

Había puesto el despertador a las siete y media para desayunar y tener tiempo para hacer la digestión. Me levanté, desayuné, me preparé y minutos después de las ocho y media estábamos en el punto de encuentro donde sólo nos encontramos con uno de los compañeros porque los otros se habían ido de una manera u otra.

Llegamos al barrio de Butarque, aparcamos en el descampado cercano a la salida/meta y nos dispusimos a encontrar al resto de los compañeros. Después de dar un poco de vuelta conseguimos encontrarnos todos y nos hicimos una bonita foto antes de salir. Nos juntamos unos cuantos esta vez.

El Club Atletismo Zofío en la carrera de Butarque-Villaverde

Me coloqué junto a una compañera no muy lejos de la linea de salida, dieron la salida al rato y salimos lanzados, ya que la salida es cuesta abajo, aunque tampoco quisimos acelerarnos demasiado. Acaba la cuesta abajo en el Parque Lineal y por allí hicimos unos cuantos kilómetros. Yendo por el parque noté que iba bien. Eso sí, iba mirando el cronómetro en cada kilómetro y no era capaz de bajar de cuatro minutos y medio, aunque no eran muchos segundos la diferencia.

Salimos del Parque Lineal poco antes del kilómetro seis. Ahí la compañera se quedó un poco atrás ya que se iba quedando ligeramente en cada subida, pero pronto se puso a mi par. En otra subida antes del siete también se quedó un poco atrás y en la cuesta más larga se quedó más atrás aún. Subiendo vi que había una chica a la que nos íbamos acercando y otra un poco más allá con una bicicleta a su lado, por lo que pensamos sería la tercera clasificada.

En la bajada, buscando el noveno kilómetro dije a la compañera que había que aprovechar, que era su terreno. Nos íbamos acercando a la que creíamos cuarta y ésta se iba acercando a la tercera. Poco antes del último repecho nos pusimos a la altura de la cuarta, ya casi las tres juntas, pero en esa ultima subida de nuevo flaqueó la compañera y ya no pudo adelantar a nadie, llegando a meta las tres chicas casi una detrás de otra, separadas por muy pocos segundos.

Yo me sentí genial durante toda la carrera, mucho mejor que en todas las carreras en las que había participado en este año, sobre todo la última, la de Mercamadrid, en la que lo pasé muy mal. De hecho no sé si me adelantó alguien en la segunda mitad y además llegué un poco antes que la compañera, que siempre entra delante de mí.

Al final la compañera, que pensaba que había sido quinta de la carrera resultó ser cuarta y segunda de su categoría. La otra compañera del club también fue segunda de su categoría, pero no llegó muy contenta del todo.

Hice un tiempo según mi reloj de 45:12 por lo que no conseguí el objetivo de bajar de 45, pero muy contento porque las piernas me respondieron muy bien.

Después de la carrera pregunté a uno de los corredores del equipo de Velilla de San Antonio cuando iban a celebrar el cross, pero me dijo que este año lo habían suspendido ya que no encontraron patrocinador. Una pena porque según me contó todo lo recaudado era para un fin benéfico.

Después de que las chicas recogieran sus trofeos estuvimos en el bar de allí tomando una cerveza. Comimos un poco de jamón cortesía de los Forofos del Running que habían ganado el jamón por ser el grupo más numeroso. Tomamos un par de rondas y nos volvimos a casa.

VII Carrera de Mercamadrid

Me animé a participar por segunda vez en esta curiosa carrera que se celebra en Mercamadrid. Desde luego no era el día más indicado. Sonó el despertador a las 6:50. Me dio un susto del carajo porque era el Garmin 220 que hace un ruido asqueroso y además vibra. Me levanté, desayuné, me vestí, hice mis necesidades y sobre las 7:30 estaba en el punto de encuentro donde ya me esperaba Miguel y compañía. Me monté y a las ocho menos cuarto estábamos en Mercamadrid. A alguien le puede extrañar qué hacía allí con más de dos horas de antelación, pero había quedado junto a los compañeros pradolongueros para echar una mano en la organización.

Estuvimos un rato esperando porque era algo pronto. Nos dio tiempo a saludar a Guti, que estaba incluso más nervioso de lo habitual, lo cual es lógico. Luego saludé a Aarón, que iba a realizar el cronometraje, y más tarde fueron llegando los pradolongueros y otro grupo de voluntarios con Antonio a la cabeza.

Nos dieron un chaleco verde como de papel de fumar y empezamos a colocar los mostradores y las botellas y las cajas con las bolsas que se iban a entregar a los corredores. Cuando acabamos de colocar todo me quité el chaleco dispuesto a calentar un poco.

Saludé a David alias DaPlaCer, fui al servicio, que parecía de cincuenta años atrás, con una taza turca y entre ejercicio y ejercicio de calentamiento, nos hicimos alguna que otra foto.

Representación del Club Atletismo Zofío con algún añadido

Ya antes de dar la salida notaba las piernas muy cansadas. Había vuelto de los Pirineos el día anterior de patear montañas y entre las piernas cansadas y que tenía la rodilla izquierda dolorida veía que aquello no iba a ir bien. A las diez dieron la salida. Salí con una compañera y vi que hicimos el primer kilómetro en 4:29 según el hito que habían colocado porque al entrar por las naves no podía uno fiarse del GPS.

En pleno esfuerzo, a punto de llegar al primer kilómetro

Hicimos el segundo aún más deprisa, siempre fiándome de los hitos y el tercero y el cuarto también a ese ritmo poco más o menos. Ahí dije adiós a la compañera porque iba con las piernas muy cansadas, pero que muy cansadas.

Lo pasé mal el resto de los kilómetros y eso que aflojé porque las piernas no me iban. Se me hizo la carrera muy larga, larguísima y lo curioso es que llegué no muy lejos de la compañera para lo mal que fui. Marcaba el reloj de meta algo más de 46 minutos, pero mi cronómetro, que puse en marcha al pasar la linea de salida me dijo que el tiempo era de 45:12. De todos modos, no tengo claro que la distancia sean diez kilómetros aunque a mí se me hicieran mucho más largos.

Cogí una botella de agua, fui a buscar a la otra compañera y cuando atravesó la meta me fui detrás del mostrador, me cambié de camiseta, me puse del chaleco verde y me puse a echar una mano, al igual que las demás compañeras que participaron. Estuve sobre todo sacando Aquarius, que estaban en sus bolsas y había que sacarlos y ponerlos en el mostrador.

Cuando ya llegó todo el mundo y se habían celebrado las carreras de los niños ayudé a recoger los mostradores, nos despedimos del personal y nos fuimos. Había una cola de órdago para recoger las cosas que daban en los diferentes stands. Cualquiera se ponía a la cola; sin embargo donde daban la cerveza estaba vacío, así que cogimos un vaso de cerveza cada uno, nos montamos en el coche y volvimos a casa.

XLV Carrera popular fiestas de la Elipa

La octava carrera de la Unión de Carreras de Barrio de Madrid se celebró en el barrio de la Elipa. Se trata, sin duda, de una de las pruebas con más carácter «de barrio». Una verdadera gozada. El equipo Club Atletismo Zofío no podía faltar a esta tradicional carrera, una de las más longevas de Madrid.

Aunque no tenía prisa por despertarme, ya que la carrera comenzaba a las once, no sé qué me pasó pero antes de las siete estaba arriba. Así que desayuné tranquilamente haciendo tiempo. A las nueve y media estábamos en el punto de encuentro con tres coches y seis personas, así que convencimos a uno para que dejara el coche en su garaje y nos acercamos a la Elipa con sólo dos. Llegamos al barrio de la Elipa entrando por la calle San Marcial y aparcamos en la calle Ricardo Ortiz por donde pasa la carrera en el primer kilómetro y luego en el cinco y pico. Bajamos a Marqués de Corbera, junto al dragón y allí recogimos el dorsal. Tuvimos un problema con el de una compañera porque alguien se lo había llevado ya, pero lo arreglaron dándole otro. Me llamó la atención porque los dorsales los daban según llegaba la gente, no lo tenían asignados. Como la gente iba con el código QR se le asignaba el número de dorsal al dárselo. Curioso sistema.

Recogimos los dorsales y fuimos a buscar a los del segundo coche, que estaban tomando café. Los esperamos, nos hicimos una foto y dejamos las cosas en el segundo coche, que estaba más cerca. Calentamos un poco y a las once comenzó la carrera. Había dicho a una de las compañeras que se viniera conmigo, pero dijo que no había entrenado nada.

Representantes del Club Atletismo Zofío con el dragón de la Elipa

La carrera consiste en dar dos vueltas de algo menos de cinco kilómetros cada una, totalizando unos nueve kilómetros y seiscientos metros. Se sale cuesta abajo por Marqués de Corbera, pero enseguida se gira a la derecha y comienza la primera subida, quizás la más dura, por la calle Ricardo Ortiz. Acaba esta calle suavizando un poco, pero se gira de nuevo a la derecha y comienza una subida algo más tendida por la Avenida de Daroca. La subida acaba en la Avenida de las Trece Rosas, a lo largo de la tapia del cementerio de la Almudena y esa es la zona más llana de la carrera. Se vuelve a girar a la derecha por la calle Santa Irene y comienza un terreno descendente que alterna con algún llano y que acaba desembocando en la Avenida del Marqués de Corbera donde comienza una cuesta abajo pronunciada de unos quinientos metros donde está situada la meta que coincide con la salida. La segunda vuelta es idéntica a la primera.

Al final salimos juntos e hicimos casi toda la primera vuelta codo con codo, pero cuando bajábamos por Marqués de Corbera en esa primera vuelta se fue la compañera y no conseguía ponerme a su altura. La alcancé en la tapia del cementerio, pero cuando empezó la cuesta abajo se me volvió a ir y ya no conseguí alcanzarla entrando en meta diez segundos antes que yo. Es curioso porque iba bien de respiración, pero no conseguía que las piernas fueran más deprisa.

Fueron llegando «salteados» el resto de los compañeros y por último la segunda fémina del equipo que consiguió hacerse con el segundo puesto de su categoría. Mi compañera entró tercera de la general y segunda de su categoría, aunque aparecía como segunda un chico, así que se tuvo que conformar con una copa de tercera categoría.

Acompañando en el cajón a las campeonas

Después de que las chicas recogieran los trofeos nos volvimos al barrio y nos tomamos una cervecilla para celebrar el día. No todo va a ser correr.