Me enteré veinte días antes que se iba a celebrar una carrera por los túneles de la M-30 para conmemorar el cincuentenario de la inauguración de la conocida autopista de circunvalación de Madrid. Me pareció una idea curiosa lo de correr por un sitio donde sólo se pasa en coche. Además como era gratuita y la salida no era lejos de casa, decidí apuntarme y unos cuantos compañeros y compañeras del Club Atletismo Zofío también se apuntaron.
Me desperté a eso de las siete. Me levanté, desayuné y a las ocho estábamos en Plaza Elíptica, donde nos esperaba Emilio 1, que había tenido el detallazo de recoger nuestros dorsales y camisetas. Allí, puntuales, nos juntamos los cuatro que habíamos quedado. Fuimos andando por Antonio Leyva hacia la Glorieta de Marqués de Vadillo y por el camino se nos unió la quinta componente del equipo.
Llegamos a la zona de salida y fuimos directamente al ropero porque pensábamos que si lo dejábamos para más tarde iba a haber mucha gente. Estaba muy bien organizado porque dejamos la ropa en cosa de segundos. Antes me encontré con José Antonio, antiguo compañero de MaraTI+D al que hacía años que no veía. Me comentó que había estado chungo de la rodilla, pero que últimamente parecía estar mejor. Le dije que habíamos quedado a menos cuarto en la puerta del cajón uno para hacernos unas fotos.
En la puerta del cajón 1 nos hicimos varias fotos, unas con los compañeros del Club Atletismo Zofío y otras con los antiguos compañeros de MaraTI+D. Luego me metí con la compañera en el cajón 1 mientras los demás se iban al 2 o al 3. Estando en el cajón vi a Chema, otro compañero también de MaraTI+D y estuve un rato hablando con él. Dieron la salida, bajamos una cuesta de buena pendiente y nos metimos en los túneles donde por supuesto el GPS no funcionaba. Pensé que estarían los kilómetros señalizados, pero no lo estaban, así que no sabíamos bien la distancia que llevábamos recorrida ni lo que nos quedaba.
La compañera salió muy deprisa y me costó seguir su ritmo. Alcanzamos a un trío de corredores de Parque Sur y mientras ella se quedó con ellos yo tiré hacia adelante. Cuando llegamos a una puerta que nos sirvió para cambiar de túnel y de sentido de la marcha, me alcanzaron. Ahí cogí una botella, di un poco a la compañera y mientras trataba de encontrar un contenedor para echar e el envase se me fue un poco la compañera siguiendo la estela de los de Parque Sur y en ese tramo que era cuesta abajo la distancia fue aumentando metro a metro y ya no fui capaz de alcanzarlos. Los veía ahí no muy lejos y esperaba que el terreno fuese llano y no descendente, pero nada, no recortaba, no era capaz de mover las piernas más deprisa, me falta velocidad.
Hacía mucho calor en los túneles y la sensación no era nada agradable, pero así era para todos, no sirve de excusa. Los veía ahí mismo, aunque cuando nos juntamos con la gente que sólo iba a hacer seis kilómetros me costaba más trabajo verlos, pero estaban ahí, de vez en cuando sobresalía la camiseta verde de los corredores de Parque Sur. En un momento dado, después de pasar el desvío que indica Glorieta Marqués de Vadillo, se realiza un giro de ciento ochenta grados y ahí debían tener encendidos los ventiladores porque se notaba más fresco. Enseguida se llegaba a la rampa por donde habíamos entrado en los túneles y se hizo dura de narices, ya iba con la reserva encendida.
Pasé por la linea de meta, en el Puente de Toledo, con cuarenta y seis minutos y pico, lejos de bajar de cuarenta y cinco como me hubiese gustado, pero creo que eran más de diez kilómetros porque iba más deprisa que semanas antes en Butarque e hice más tiempo.
Saludé a los que me habían traído con la lengua fuera y me fui trotando al ropero después de haber recibido una bonita medalla, una botella de agua y un plátano. Cogí la ropa en un periquete y volví hacia la linea de llegada donde había quedado con los compañeros. Esperamos a que llegaran todos, comprobamos que nadie del equipo había conseguido trofeo y nos volvimos por donde habíamos venido hacia Plaza Elíptica.
Una carrera curiosa pero creo que no repetiría. De hecho, al tratarse del cincuentenario de la inauguración de la M-30, no creo que la vuelvan a hacer… ¿Quizás en el centenario?