I Carrera nocturna San Miguel

Hoy he participado por primera vez en una carrera nocturna, aunque no es la primera que corro de noche, ya que he participado en alguna San Silvestre, pero claro, no es lo mismo correr a las seis de la tarde en invierno, que ya es de noche pero es por la tarde, que a las diez de la noche en verano que es cuando se ha celebrado esta primera edición.

La carrera se ha celebrado en la localidad toledana de La Puebla de Montalbán, en la que pasé cuatro años de mi vida, bueno más que años, cursos, porque estuve allí estudiando desde quinto de básica a octavo. Es por esto que la carrera me ha resultado bastante emotiva, ya que pasaba por sitios que me retraían a la infancia. Si a eso añades que antes y después de la carrera me he encontrado con antiguos amigos de aquel entonces, no es raro que haya estado a punto de soltar una lagrimita…

Hasta allí me acerqué con una compañera pradolonguera. Habíamos quedado con Jesús, otro pradolonguero, en la plaza del pueblo donde daban los dorsales y estaba situada la salida y la meta. Recogimos el dorsal, saludamos a Jesús, estiramos un poco y aprovechando que comenzaba la carrera de la mujer -de sólo dos kilómetros- aprovechamos para calentar, acompañando a la hermana y sobrina de mi acompañante.

No tenía ningún objetivo en esta carrera, ya que entre que estuve unas semanas corriendo descalzo, otro tiempo lesionado y que todavía ando algo renqueante del rotuliano, me conformaba con salir y correr, sin más. Nos situamos en medio del pelotón y después de tres cohetazos y el disparo del juez de salida, nos pusimos en marcha.

Los primeros 700 metros son favorables, pero al llegar a ese punto, la carrera gira bruscamente a la izquierda y el terreno empieza a ponerse cuesta arriba. Una buena cuesta de algo más de un kilómetro que se hizo dura, tanto en la primera, como en la segunda vuelta. Una vez coronada la cuesta, se comienza la bajada y al poco se llega al segundo kilómetro, justo enfrente de la torre de San Miguel, que da nombre a la carrera y al club de atletismo que la organiza.

El terreno es favorable hasta casi llegar a la plaza, donde de nuevo hay una bonita cuesta de unos 200 metros que se agarra a las piernas de aquellas maneras.

Una vez se llega a la plaza, otra vuelta al mismo recorrido. Si en la primera vuelta la primera cuesta se hizo dura, ahora se me hizo más dura todavía, pero al menos ya conocíamos el terreno que pisábamos. De nuevo coronamos el punto más alto, nos tiramos por las bajadas y poco antes de llegar a la ermita de la Soledad, sobre el kilómetro siete, me adelantó un individuo que iba siempre un par de metros por detrás. Tampoco lo di mucha importancia, iba echando la vista atrás (en el tiempo) y trataba de recordar situaciones y lugares por donde pasaba.

En la cuesta que lleva a la plaza donde está situada la meta noté que alguien por detrás trataba de darme alcance, así que aceleré el paso y no sólo no me pasó, sino que en la línea de meta adelanté al corredor que me había adelantado un kilómetro antes.

Olvidé parar el cronómetro al traspasar la meta, por lo que tuve que esperar las clasificaciones para saber con certeza el tiempo realizado, que fue de 34:42. Comparando este tiempo con los poco menos de 32 que hice en la San Silvestre vicalvareña, me doy cuenta que es un poco birria, pero hay que tener en cuenta que esta carrera es más dura y mi estado de forma bastante, bastante peor. Además, aunque comenzó a las diez de la noche, hacía un calor horroroso y eso castiga mucho. Prefiero el frío al calor para correr.

Entre que era de noche, que no llevaba gafas y que no había muchos participantes, había veces que no tenía muy claro el camino a seguir, menos mal que los lugareños te orientaban si veían que te ibas por otro camino. Quizás sería una buena idea pintar las rayas del suelo con pintura fosforescente porque no se veían prácticamente.

La bolsa del corredor estuvo muy bien, ya que llevaba bastante fruta, que después del líquido es lo que más apetece. Mi bolsa tenía incluida una pera, una paraguaya, un melocotón y ¡dos plátanos! Además de la fruta: una botella de agua, un refresco y un bocata. No podía faltar tampoco la camiseta conmemorativa y una gorra. Además de un pañuelo cortesía de la Caja Rural, dos bolígrafos, bastantes caramelos y una invitación para tomar una cerveza o un refresco en uno de los bares de la plaza. Una bolsa completísima por el módico precio de 6 €.

Una carrera muy bien organizada a la que volveré siempre que pueda, aunque espero llegar algo más entrenado para no pasarlo tan mal en las cuestas.


Carrera de San Miguel, obsérvese la nocturnidad y alevosía de la foto 😉

XI Carrera popular barrio del Zofío

Parece sencillo, pero organizar una carrera tiene tela marinera. Y esta vez lo he podido vivir de cerca. A tres meses del comienzo de la carrera tuvimos la primera reunión para ver qué se podía hacer. Desde entonces, cada uno con lo que podía, hemos ido aportando nuestro granito de arena para que se pudiera celebrar la XI edición de la carrera popular barrio del Zofío. Desde que en la primera reunión se fijó la fecha de las prueba, hasta preparar la zona de meta, se ha pasado por un largo camino que es más complicado de lo que puede parecer desde fuera. Y todo hay que agradecérselo a Ángel que ha sido el alma máter de la carrera.

Y visto lo visto, parece que lo hemos hecho bien, ya que todo el mundo ha acabado bastante contento de la prueba. Resulta gratificante hablar con la gente y poder oír palabras elogiosas a la organización. El problema es que este año hemos puesto el listón muy alto y nos va a costar trabajo superarlo, pero habrá que intentarlo el año que viene.

Sobre mi participación en la carrera, hay poco que decir. Debido a la sobrecarga que tuve en el gemelo, incluso había pensado en no participar, sobre todo porque parecía que íbamos a tener pocos voluntarios; sin embargo, al final vino bastante gente y viendo que el gemelo había dejado de darme guerra me di el gustazo de correr, pero la de cinco para acabar antes.

Conseguí convencer a unos cuantos compañeros de MaraTI+D para que viniesen a correr y tuvimos una gran afluencia, como atestigua la foto. Quizás la promesa del jamón jadraqueño y la cerveza post-carrera animó a mucha gente a venir.

Maratidianos en la Carrera del Zofío 2012
Maratidianos en la Carrera del Zofío 2012

Pero no sólo vinieron compañeros de MaraTI+D, también se animaron bastantes pradolongueros. Estos tenían la ventaja de que corrían en casa.

Pradolongueros en la Carrera del Zofío 2012
Pradolongueros en la Carrera del Zofío 2012

Salí sin ninguna pretensión y como me vi junto a Joaquín, pues con él estuve toda esa primera vuelta disfrutando sobre todo del paso por el Parque de Pradolongo, donde se podía disfrutar de bastante sombra. Un auténtico placer en un día tan caluroso.

Carrera del Zofío a su paso por el Parque de Pradolongo
La carrera a su paso por el Parque de Pradolongo

Iba a un ritmo un poco por encima de 4:00 en los tramos más favorables y con bastantes segundos más en los tramos más cuesta arriba. Notaba que en el último mes había hecho poca cosa y ya estaba deseando llegar a meta. Cosa que hice con un tiempo de 21:06 según mi cronómetro. Aunque haya sido yo el que medí el circuito, me he dado cuenta de que faltaba algún que otro metro. Calculo que unos cien en los diez kilómetros.

Después de la carrera, los maratidianos hicimos un segundo ataque al jamón jadraqueño acompañado de cerveza fresca, que nos sentó de maravilla.

Dando buena cuenta del jamón
Dando buena cuenta del jamón

Como curiosidad, se puede ver en la foto a la ganadora en la categoría femenina: Ángeles Hermida, que mientras el resto del personal se ponía ciego con el jamón y las cervezas, ella estiraba las piernas. Y luego nos preguntamos por qué algunos corren más que otros.

Y para terminar, una foto de la bolsa del corredor para que se vea la abundancia de regalos con los que nos obsequió la organización: camiseta técnica, mochila para portátil, gorra (que no aparece en la foto), caldo Aneto, chocolatina, agua, Gatorade, plátano, chicles Orbit, quesito la vaca que ríe, tiritas, ice power (gel frío que alivia el dolor y la inflamación) y una especie de cereales o algo parecido. ¿Alguien da más? Y todo por seis miserables euros.

Generosa bolsa del corredor
Generosa bolsa del corredor

Las fotos las he obtenido de José Carlos y de Emilio. Muchas gracias a ambos.

III Carrera Proniño

Una vez más estuvimos en la Carrera Proniño, carrera organizada por Telefónica para tratar de erradicar el trabajo infantil. El precio de la inscripción, que fue 8 €, va destinado íntegramente a ese cometido. Según parece, con esta prueba han recaudado 27.236 € lo que supone un nuevo récord de recaudación.

Dado que el equipo de atletismo al que pertenezco es de una empresa de Telefónica, era una buena ocasión para tratar de formar un buen grupo; sin embargo, aunque fuimos bastantes, no fue un número muy elevado, como demuestra la foto. Es difícil conseguir que vayan muchos porque siempre hay alguno que tiene algún compromiso ineludible.

Carrera Proniño 2012
Carrera Proniño 2012

Después de hacernos la foto, hablamos de hacer la carrera todos (o la mayoría) juntos para tratar de llegar a meta todos a mogollón, por lo que salimos a un ritmo bastante tranquilo, cosa que me venía de perillas estando medio lesionado como estoy. Al tran, tran y pasando mucho calor fueron pasando los kilómetros y cuando llegamos al nueve nos paramos para tratar de reagruparnos. Estuvimos unos minutillos esperando y cuando pasaron unos cuantos compañeros nos pusimos en marcha. Conseguimos entrar en meta prácticamente una docena todos juntos tapando la calle, que no pase nadie, marcando un tiempo oficial de 59:58, neto de 58:13. La clasificación se puede ver en la página oficial de la carrera o en una copia que conservo aquí.

Con el calor que hacía, fue una buena idea hacer la carrera a ritmo lento. Como a 400 metros de meta, nos encontramos a un chico tirado en el suelo, probablemente debido a un golpe de calor. Un poco más adelante, una chica iba tambaleándose con la cara blanca como la cal. Se nota que el calor es uno de los mayores enemigos del corredor.

Entre la lesión y que estaba corriendo menos, el peso sigue aumentando. Ayer la báscula marcaba 68,4 kg y eso que trato de controlarme. El único consuelo es que el año pasado andaba por el estilo.

XXVII Carrera del árbol

Hoy se ha celebrado la XXVII edición de la carrera del árbol en el madrileño barrio de Vallecas. Se trata de una carrera no competitiva donde todo el mundo corre con la misma camiseta (no hay dorsales) y es obsequiado al llegar meta con un árbol y una generosa bolsa con regalos varios. Es una carrera donde no es raro ver familias corriendo todos juntos.

En mi caso, fuimos los cuatro miembros de la familia. Por desgracia, el día anterior mi hija se había lesionado en el gemelo (menuda herencia la he dejado) por lo que sólo pudo correr los primeros doscientos metros de los cuatro de los que constaba la carrera. La acompañé durante el recorrido, mientras que el resto de la familia seguía trotando. Al final, aunque de los últimos, conseguimos llegar a la meta.

Después del atasco que se formó en la línea de meta, fuimos obsequiados con una bolsa del corredor bastante abundante: agua, refresco, chocolatina, naranja, radio-reloj despertador y, por supuesto, un pimpollo, que en mi caso era de encina. Si a todo eso añadimos la camiseta, sale bastante «apañado» para 5 € que costaba la inscripción.

Una bonita carrera y sobre todo, diferente al resto de pruebas del calendario. Lo único que no me gustó fue que tuvimos que ir hasta el centro comercial La Gavia a recoger la camiseta para la carrera. Hace unos años era más sencillo, ya que al inscribirte recibías el dorsal y te ahorrabas el viajecito.

De nuevo me he presentado en la línea de salida con mis zapatillas amortiguadas, aunque la carrera fuera de sólo cuatro kilómetros. Al tratarse de una carrera de tan corto kilometraje, me estuve pensando ir descalzo, haciendo algunos kilómetros andando y otros corriendo, pero al final no tuve otra opción que ir calzado.

Tengo la sensación de que esta semana he pecado de ambicioso en mi transición, ya que el sábado por la tarde empecé a notar molestias en el gemelo derecho. Cuando se va descalzo, ya sea andando, ya sea corriendo, el gemelo sufre más que al llevar zapatos o zapatillas con tacón, ya que al ir descalzo, el gemelo va más estirado. Si has estado más de cuarenta años andando con el gemelo acortado, éste sufre mucho cuando ahora va en tensión y creo que eso es lo que me ha pasado. Espero que estirando la zona y aplicando hielo pueda recuperarme de la lesión. Ya veremos si salgo a correr en los próximos días.

Lo curioso es que ayer después de correr me encontraba fenomenalmente bien. Pensaba que poco a poco había conseguido ir domando a mis pies, pero en la transición es tan importante los pies como los gemelos y soleos. Había pensado que si era capaz de ir adaptando mis pies, los músculos lo harían al mismo tiempo, pero ya veo que no. La idea de salir al menos un día a la semana con unas zapatillas minimalistas para hacer una tirada algo más larga no se si será muy acertada visto lo visto.

XVI Media maratón comarca de Jadraque

Hoy nos hemos acercado a Jadraque con los compañeros de MaraTI+D (y algún añadido) para ver si conseguíamos hacernos con un jamón. Según el reglamento de esta carrera, todo equipo que presente y acabe con diez corredores o más tiene derecho a un jamón y a una caja de botellas de vino. Para que sea un poco más fácil la organización permite realizar o bien la media maratón o bien 10 km.

Jadraque se encuentra a algo más de cien kilómetros de Madrid, por lo que tocó madrugar para ir a la carrera. A eso de las diez ya estábamos allí y nos encontramos con algunos componentes del equipo. Retiramos el dorsal, nos hacemos la foto de rigor y nos preparamos para la salida, sin tiempo para estirar ni calentar.

¡A por el jamón!
¡A por el jamón!

Como todavía estoy en los comienzos de la transición calzado -> descalzo, todavía no estoy capacitado para recorrer ni siquiera la distancia más corta de 10 km, por lo que decido salir con zapatillas tratando de llevar la técnica de pisada de metatarso y zancadas cortas y rápidas. Dado que con esta nueva técnica, los músculos utilizados son distintos a cuando se corre de talón, me parecía excesivo correr una media y salgo pensando en hacer sólo diez.

Salgo con una amiga esos primeros kilómetros que ya son durillos y cuando llegamos a la glorieta donde se gira para hacer la distancia corta, decido acompañarla para no dejarla sola en esas solitarias carreteras y bajo esa solana inclemente. En cada oportunidad recojo agua y aconsejo a mi compañera de viaje que beba, pero no me hace mucho caso. Al terminar la carrera me confesó que no bebía por temor al flato, pero mejor ir con una molestia en el abdomen. En estas carreras donde el calor aprieta de lo lindo lo más importante es la hidratación. Es mejor olvidarse de ritmos y marcas y centrarse sólo en beber, si no quieres sufrir un golpe de calor.

Después de llegar a Membrillera, volvimos por el mismo camino hacia Jadraque, sufriendo por el calor y las cuestas. Ya en el parque donde está instalada la meta, mi compañera de aventuras esprintó como si le fuese la vida en ello y llegó algunos segundos antes que yo. Según el mensaje corto que recibí por la tarde, llegué con un tiempo oficial de 1:50:54 en el puesto 116. Mi amiga consiguió subir al cajón, en el segundo puesto de su categoría.

¡Objetivo conseguido!
¡Objetivo conseguido!

Ayer me subí a la báscula para comprobar si la semana de control había dado resultado. ¡Y vaya si lo ha dado! La báscula marcaba 67,3 kg que es un kilo y medio menos que la semana pasada. De todas formas, sigo pensando que la báscula no anda muy allá.

XXXV Maratón de Madrid

En el mes de diciembre participé en la maratón de Málaga y aunque es una carrera con recorrido llano, los últimos cuatro kilómetros se me hicieron terriblemente duros. Al llegar a meta estuve hablando con un par de compañeros y llegamos a la conclusión que había que hacer más kilómetros a la semana para no sufrir en los últimos kilómetros. Y aprendí la lección. Si para Málaga la semana de más kilometraje fue de 76 km esta vez he hecho un pico de 78 km a tres semanas de la carrera. Y parece que se ha notado 😉

Bueno, sin coñas, aunque esta vez he hecho menos kilómetros, creo que haber hecho varios días algunas series y algún cambio de ritmo me ha venido mejor que hacer muchos kilómetros a la semana. Pienso que hay que hacer kilómetros, pero sin pasarse.

Y ahora llega el ladrillo.

A las siete menos diez habíamos quedado con Emilio para ir en su coche a la salida. Aparecimos a la hora prevista Miguel y un servidor, fuimos a recoger a Quique y después pasamos a por Joaquín. A eso de las siete y veinte estábamos en la calle Felipe IV aparcando el coche. Desde allí fuimos hacia la línea de salida, acordándonos de las madres de los organizadores y de su genial idea de poner el ropero en la línea de meta. Allí me encontré con Pedro que estaba pesaroso por la reciente muerte de su padre. Aunque tenía la cabeza en otras cosas, había pensado en correr esta carrera como homenaje a su padre, igual que Quique, que se había propuesto bajar de tres horas por el mismo motivo.

Emilio, que iba a llevar el globo de las 3h45, se fue pitando hacia la salida, donde tenían que entregarle el globo. El resto de pradolongueros nos hicimos una foto para inmortalizar el momento. Durante el paseíto hacia la salida, me encontré con un viejo conocido que llevaba tiempo sin ver y también me encontré con un antiguo compañero de estudios. Juntos corrimos la maratón de 1999 y trece años después hemos vuelto a repetir experiencia.

Pradolongueros en la maratón de Madrid 2012
Pradolongueros en la maratón de Madrid 2012

Tenía previsto correr con Miguel y Joaquín, pero como se añadió mi antiguo compañero formamos un cuarteto con intenciones de hacer aproximadamente 3h20 y si fuese posible llegar a 3h15, pues miel sobre hojuelas. La táctica de este año era un poco distinta a estos últimos maratones, ya que decidí olvidarme del cronómetro y correr por sensaciones, y es que estar pendiente del cronómetro, como otras veces, produce un poco de ansiedad. Además, no dar excesiva importancia a la marca que pudiera realizar, me llevó a afrontar esta maratón muy tranquilo. De hecho estaba en la línea de salida como si de un entrenamiento se tratase.

Colocado en el corral que nos habían asignado, junto a los que iban a ser mis compañeros de aventuras en esta carrera, esperamos pacientes el disparo que anuncia el comienzo. Tardamos algo más de un minuto en atravesar el arco de salida y el primer kilómetro nos lo tomamos con mucha calma, no había ninguna prisa. Poco a poco fuimos cogiendo el ritmo de crucero, el cual ignoraba ya que el cronómetro no existía para mí, aunque lo llevase en la muñeca.

Sobre el kilómetro 14 comenté a uno de mis compañeros que no sabía si íbamos bien o mal de ritmo y Joaquín, sabiamente, me comentó que era el cuerpo el que me lo debía indicar y la verdad es que me sentía francamente cómodo tal como íbamos, aunque poco después empezaron a entrarme las dudas porque veía los globos de 3h15 muy cerca, como a unos cien metros de nosotros. En el km 16 estaba mi madre, por lo que paré unos segundos a saludarla y cambié un par de besos por un plátano, que ya habían pasado cuatro horas desde que desayuné. Perdí contacto con mis compañeros pero pude alcanzarlos al poco. Justo en esos momentos que iba descolgado, pasamos donde estaban los compañeros pradolongueros que no participaban en la carrera y que nos animaban fervientemente. Además nos hicieron bonitas fotos. Gracias por todo.

Por la calle Fuencarral
Por la calle Fuencarral

La animación era espectacular por las calles de Madrid, en determinados sitios la gente se agolpaba al paso de los corredores, era realmente emocionante pasar por el estrecho pasillo que dejaban. Eso hacía que las piernas marchasen casi sin esfuerzo.

Los kilómetros pasaban a una velocidad vertiginosa, casi sin darnos cuenta ya estábamos en la calle Ferraz, pasando por la media maratón. Uno de mis compañeros indicó que llevábamos un tiempo de 1h37 pelaos, tiempo que me parecía idéntico al del año pasado, aunque luego comparando he visto que era justo un minuto menos. Los globos de 3h15 seguían ahí mismo. Yo iba un poco alucinado y pensaba que más que ir nosotros deprisa, iban ellos un poco despacio.

En la Avda. de Valladolid, sobre el kilómetro 24, mi compañero de estudios decidió que el ritmo que llevábamos era muy rápido para él y aflojó la marcha. Si en la maratón de 1999 fui yo el que me quedé por detrás, ahora era él el que se rezagaba. Nos quedamos en un trío, los inicialmente previstos. La cosa marchaba bien y el objetivo de llegar los tres pradolongueros juntos parecía factible.

Entramos en la Casa de Campo y el recorrido se hizo algo más tedioso. El terreno es duro y prácticamente no hay nadie animando. Me gustó las palabras que nos dijo una chica: disfrutar de la Casa de Campo que hasta el año que viene no pasáis por aquí y está preciosa y tenía razón, estaba realmente bonita después de las últimas lluvias que han caído en Madrid. Una verdadera gozada circular por el pulmón verde de esta ciudad. Desde la entrada a este parque, el terreno es ligeramente ascendente, hasta llegar al kilómetro 29 que se empieza a bajar lo subido. En el 30 nos obsequiaron con un gel que tenía un sabor muy dulzón, debía ser puro azúcar, pero que pienso nos vino bien. Por desgracia, en este punto se quedó Joaquín, por lo que ya sólo quedábamos dos. Bajando por el Pº de los Castaños, decidimos bajar un poco el ritmo para ver si entraba, pero al ver que no llegaba decidimos seguir tirando.

Se sale de la Casa de Campo por la zona del metro de Lago. Allí hay una cuesta que tiene miga, pero esa zona estaba llena de gente que animaba incesantemente a los corredores y se subía casi en volandas, aunque se notaba en las piernas la pendiente. Al poco llegamos al Puente de Segovia donde había unos cuantos familiares animando, eso me dio alas y poco después, un subidón más, porque pasamos cerca del estadio Vicente Calderón y escuchamos en himno del Atleti. No es que el fútbol me atraiga en exceso, pero la afición que tiene mi hijo parece que está haciendo efecto.

Con la inercia provocada por la musiquita en cuestión, llegué al otro extremo del Puente de Segovia y subí la cuesta de la calle del mismo nombre a buen ritmo, aunque tuve un pequeño percance con un corredor que iba delante de mí, que de repente paró en seco y tuvimos un pequeño encontronazo, pero seguí a mi ritmo. Poco antes de iniciar la subida, un amigo de Miguel se nos unió para hacer los últimos kilómetros y después de coronar, se nos unió una amiga que me esperaba con otro plátano. Ya estábamos en el kilómetro 35 y las piernas se encontraban en muy buen estado y los globos de 3h15 seguían ahí cerca…

Subimos el Pº Imperial, donde ingerí un trozo de plátano. Bajamos hacia Embajadores, en uno de los pocos tramos favorables de estos últimos kilómetros y afrontamos el Pº de las Acacias, que se hace muuuuuuy largo y encima picando para arriba. Este tramo no me gustó nada, no sólo por el terreno poco favorable, sino porque la mitad de la calle estaba abierta al tráfico (juraría que otros años no) y era muy desagradable buscar oxígeno para tus pulmones y encontrar monóxido de carbono. Pasado Embajadores mi amiga me dijo que no podía seguirnos y se fue quedando atrás. No sé si fue eso o ver que el globo de 3h15 estaba cada vez más cerca lo que me hizo acelerar o que Miguel deceleró, pero fue perdiendo mi estela metro a metro y en el 39 me había quedado completamente solo.

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En uno de los últimos avituallamientos, foto cortesía de Sebastián Navarrete

Los dos globos a los que perseguía se iban separando cada vez más, parece que uno pinchó (no el globo, sino el que lo llevaba) y en Atocha conseguir pasarle. Llegué a la temida cuesta de Alfonso XII y reconozco que me aunque me costó subirla, la energía que me transmitieron los compañeros pradolongueros me ayudó a pasar esa última dificultad y me planté en el kilómetro 40 casi sin querer.

Igual que Acacias, también se hace larga esta calle hasta la Puerta de Alcalá, pero ya está cerca el kilómetro 41 donde se acaba el sufrimiento y empieza el último kilómetro de gloria. El tramo desde la Puerta de Alcalá hasta la entrada del Retiro también tenía mucha animación, te llevaban en volandas. Y la entrada a este parque ya fue la repera, ya que estaba repleta de gente que animaba sin cesar. Además desde la entrada hasta meta es casi todo el tramo favorable. Apreté un poco el ritmo, pero sin pasarme para no acabar en la enfermería como hace dos años y cuando mi astigmatismo me dejó enfocar debidamente el reloj de meta, no me lo podía creer, marcaba 3h15 y bastantes segundos. Los suficientes para que al acercarme a la línea de meta los minutos pasaran de 35 a 36, llegando con un tiempo oficial de 3:16:12. Descontando el minuto y poco que tardamos en pasar por la primera alfombra, queda un tiempo neto de 3:15:08 que pasa a ser mi mejor marca en la distancia.

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Llegando a meta y haciendo MMP

Un par de minutos después llegó Miguel, marcando un tiempo de 3h17. Joaquín lo hizo en 3h25 y mi antiguo compi, no sé lo que hizo, porque en las clasificaciones aparece con 3h06, pero que yo sepa, no me adelantó en ningún momento. Ha debido fallar el chip como a otros muchos corredores. Tengo la sensación de que este dispositivo de medida no es muy certero, ya hubo problemas en la media maratón de Madrid y en la entera, también. Emilio se adelantó un poco al tiempo que marcaba su globo y llegó con un tiempo de 3h42, neto de 3:40:13. No sé si los corredores que iban siguiendo el globo andarán buscándole para lincharle o estarán contentos por haberles hecho bajar su marca.

Aparte de la marca, lo mejor es que acabé bastante entero y con las piernas en muy buen estado. El domingo por la tarde parecía que no había corrido, aunque imagino que mañana lunes sí notaré algo cargadas las piernas.

Desde mi punto de vista, la organización ha empeorado con respecto a otros años:

  • Lo de poner el guardarropa en la línea de llegada, en vez de en la de salida, es de juzgado de guardia. Un error gravísimo. Como anécdota contaré que faltando 20 minutos para el comienzo, cuando ya estaba yo colocado en mi corralito, llegaron un par de guiris preguntándome donde dejar la ropa. Cuando les dije que a un par de kilómetros, casi se les cae el alma al suelo. No sé qué hicieron, pero si tuvieron que ir hasta allí y volver, tuvieron que hacer una maratón de 46 km.
  • Parece que el chip falló bastante y falseó el tiempo de muchos corredores.
  • Me llamó la atención que no estuviese marcado el recorrido con una línea azul como siempre lo ha estado. No es mucho problema para mí, porque llevo riadas de gente por delante, pero imagino que alguno sí pudo desconcertarse durante el recorrido.
  • ¡No se puede abrir al tráfico tramos que coincidan con la carrera! Que no estamos hablando de la una carrera de poca monta, que se supone que la organización se jacta de ser «silver road race».

Esperemos que la cosa mejore, ya que ¡¡¡tenemos una cita en la XXXVI edición!!!

VIII Media maratón de Villarrobledo

Hoy he participado por segunda vez en la media maratón de Villarrobledo. El año pasado me gustó mucho la carrera y la organización y este año he repetido aunque la carrera se celebre a 200 km de mi casa.

Esta vez habían retrasado la salida una hora, lo cual es de agradecer si vives tan lejos, por lo que no tuvimos que darnos un madrugón exagerado. A las ocho menos cuarto salimos de casa y antes de la diez ya estábamos allí y todavía quedaba una hora para que empezara. Contactamos con Joaquín y los otros compañeros pradolongueros (Emilio, Andrés y Quique) para que nos dieran el dorsal y el chip ¡¡¡muchas gracias Joaquín por todo!!! y entre dejar la bolsa en el guardarropa, colocarse el chip, estirar y calentar un poco, fue llegando el momento de la salida.

Por fortuna, la salida y la llegada es en el polideportivo y éste es muy amplio, por lo que gran parte del calentamiento lo hicimos dentro del polideportivo, ya que el día era un poco fresco debido a un viento bastante intenso. Cinco minutos antes de las once nos fuimos acercando a la línea de salida, donde podíamos ver a Abel Antón, que según la megafonía se disponía a realizar la carrera en 1h25, por si alguno quería seguir su estela.

Después de la grata impresión producida el año pasado, había fijado esta carrera como el gran objetivo de esta primera parte de la temporada. Dado que en Getafe había hecho poco más de 1h28, se trataba de hacer 1h27 y tenía la certeza de que podía hacerlo porque los entrenamientos habían sido buenos. Por lo tanto, todo consistía en poder seguir un ritmo de 4:10 durante 21 kilómetros.

Escuché el pistoletazo de salida, puse en marcha mi cronómetro y me lancé a buen paso. Aún así tardé pocos segundos en pasar por la alfombrilla de salida. El primer kilómetro lo pasé en 4:11 y vi que la cosa iba por el camino correcto. Los dos siguientes los hice en 3:53 y empezaron a entrarme las dudas de si iba demasiado deprisa o si los kilómetros estaban mal colocados. Creo que se dieron las dos circunstancias porque en algunos kilómetros bajaba con holgura de cuatro y en otros sobrepasaba bastantes segundos esos cuatro minutos por kilómetro.

En el primer tercio (kilómetro siete) el cronómetro marcaba 28:14 en vez de los 29 que tenía pensado, pero me encontraba francamente bien. En el kilómetro 10 ¡¡¡el tiempo fue de 40:12!!! aunque durante la carrera no lo vi. Menos mal porque me hubiera asustado de ir tan deprisa.

Llegué al kilómetro 14, segundo tercio de carrera, con un tiempo de 56:43 y ya empezaba a notar las piernas que no respondían como al principio, pero sólo quedaba aguantar lo que se pudiera porque veía que el objetivo de 1h27 estaba a mi alcance.

Aunque las piernas no iban frescas, notaba que iba bien porque en la segunda parte de la carrera, excepto un grupo de cuatro que me adelantó sobre el kilómetro 12 y un individuo que me adelantó en el 18, fui todo el rato adelantando a gente. Esa era una muy buena señal.

Precisamente ese kilómetro 18 fue un mal momento, no sólo porque me adelantaran, sino porque noté una molestia en el gemelo de la pierna derecha, que me hizo dudar si aflojar el ritmo o seguir como iba. Opté por la segunda opción, ya que era la carrera que había estado preparando estos meses y no iba a rendirme a falta de tres kilómetros para la conclusión. Así que apreté los dientes y seguí dándolo todo.

Esos tres últimos kilómetros son bastante duros, porque es una recta muy larga y ligeramente cuesta arriba y luego viene otra recta también bastante larga y más cuesta arriba, aunque ninguna es de una pendiente excesiva. A partir del 20 suaviza la cosa y poco después se llega al recinto del polideportivo al que hay que rodear. Poco antes del 21 se entra dentro del recinto y el terreno es favorable hasta meta.

Ya lo di todo y cuando pude distinguir el reloj de meta que me llevé un sorpresón de órdago porque marcaba ¡¡¡una hora y veinticinco minutos!!! Sin embargo, poco antes de cruzar la meta cambió el dígito de los minutos y el tiempo se me fue a 1:26:02. Por fortuna, los segundos perdidos en la salida convirtieron ese tiempo en otro que me gusta más: 1:25:57 que se convierte en nueva MMP y que me parece voy a tardar tiempo en mejorar.

Haciendo la marca de mi vida
Haciendo la marca de mi vida

Las clasificaciones oficiales se pueden ver en chiplevante.net o en una copia que guardo aquí o para ver que no miento, aquí queda constancia del tiempo en el ticket que proporciona la organización.

Ticket con los tiempos de Villarrobledo 2012
Ticket con los tiempos de Villarrobledo 2012

Como había llegado medio pronto, fui a visitar al fisio por la molestia que había sentido en el gemelo. Cuando acabé, ya quedaba poco de lo que habían puesto en las mesas, pero no me importó demasiado ya que íbamos a comer en poco.

Pero si fue bueno para mí, mejor fue para casi todos los pradolongueros, ya que de seis que nos acercamos a este pueblo albaceteño, cuatro se llevaron trofeo: Emilio ganador de la categoría de mayores de 65 años; Andrés, tercer clasificado de la categoría de 55 a 60; Joaquín, segundo clasificado local de su categoría y la única fémina de la expedición pradolonguera, primera clasificada también de su categoría. Todo un éxito de los corredores del parque de Pradolongo.

Exito pradolonguero en Villarrobledo
Exito pradolonguero en Villarrobledo

Para terminar ¡qué decir de la bolsa del corredor! De las mejores que yo haya visto: manzana, naranja, agua, camiseta técnica, botella de vino, cuña de queso, paquete de lentejas, refresco y barrita. Pero es que después de acabar la carrera hay multitud de mesas con frutos secos, embutidos y vino y cerveza a raudales. Todo por el módico precio de 10 €… y 200 kilómetros.

¡Se me olvidaba! Ayer subí a la báscula y marcaba 67,3 kg, un buen peso para hacer una buena marca.

III Carrera solidaria por la esperanza

Hoy he participado en la tercera edición de la carrera solidaria por la esperanza, anteriormente (al menos en la primera edición) denominada carrera por las enfermedades raras. Creo que el nombre de este año queda mucho mejor que el de los anteriores, ¡qué dure mucho tiempo! Se trata de una carrera solidaria que tiene como objetivo aglutinar a grandes y pequeños a favor de la esperanza de las personas con enfermedades raras o quizás, mejor dicho, poco frecuentes.

El sábado tuve que ir a recoger el dorsal y la camiseta al centro comercial Alcalá Norte, lo que supone un gran inconveniente, pero por aquello de la solidaridad…

Como la salida era a las once de la mañana, no hubo que madrugar y además en la Casa de Campo, cuanto más tarde sea, mejor, menos frío. Fui acompañado de una amiga y allí nos encontramos con dos maratidianos: Iñaki y Raúl y también vimos a Jesús, habitual del parque Pradolongo; sin embargo, esta vez no hubo foto de rigor.

Recogimos el chip, estiramos un poco y escuchamos por megafonía que habían reducido la distancia de 5 km a 4,4 km. No me hizo ninguna gracia, pero por aquello de la solidaridad…

Calentamos unos tres kilómetros metiendo unos progresivos al final para bajar la sangre a las piernas y acelerar un poco las pulsaciones. Cinco minutillos antes de la salida nos metimos entre el mogollón y bastante puntuales dieron la salida a la prueba. Salí como un poseso y realicé el primer kilómetro en 3:38. Muy deprisa, pensé, pero iba más o menos cómodo.

El segundo kilómetro tiene una parte cuesta abajo, pero luego se rodea el lago de la CdC y es cuesta arriba. Está situado poco antes del primer paso por meta. Hice ese segundo en 3:39 y me seguía viendo francamente bien. Además, ya quedaba sólo un poco más de media carrera.

El tercer kilómetro es todo ascendente, por el Paseo de María Teresa. En este kilómetro el tiempo se me fue a 4:08 aunque creo que el hito no estaba colocado en su sitio, porque veinte segundos de diferencia son muchos.

Poco después del tercero se llega a un cruce donde hay que hacer un giro de casi ciento ochenta grados para comenzar un terreno descendente por el Paseo de los Castaños. Allí pude ver a la segunda clasificada a lo lejos y fijé como objetivo tratar de alcanzarla. Iba poco a poco acercándome, pero aunque me marqué un buen sprint, no conseguí alcanzarla, llegando cuatro segundos más tarde. No pude conseguir ese objetivo, pero el sprint me sirvió para adelantar a un componente del equipo las lagunas de Villafranca, con el que había ido toda la carrera un poco por delante, un poco por detrás.

Llegué a meta con un tiempo bruto de 16:15, neto de 16:10, aunque la distancia no era ni de 5 km como estaba anunciada, ni de 4,4 km como dijeron por megafonía. Lo dejaremos en 4,3 km que era lo que marcaba el GPS.

Mi compañera llegó con un tiempo de 19:17 y como no había visto muchas mujeres delante de ella, pensábamos que podía subir al cajón, por lo que estuvimos esperando que pusieran las clasificaciones. Cuando las pusieron, ¡menuda sorpresa! Me vi el cuarto de mi categoría (aunque el lunes ya estaba quinto) y vigésimo noveno de la general. Muy, muy contento. Y sí, mi compañera subió al cajón en el tercer peldaño. Se va a quedar sin sitio para tanta copa.

La organización a cargo de la Agrupación Deportiva Marathon estuvo bien, si no tenemos en cuenta el tener que desplazarse el día antes a por el dorsal. El precio de la carrera: 6,75 € que lo damos por razonable por aquello de la solidaridad…

Las clasificaciones se pueden ver en la web de la A. D. Marathon o en una copia que conservo aquí.

XXVIII Media maratón de Fuencarral

Hoy, para celebrar mi cuadragesimosexto cumpleaños, me he acercado al barrio de Fuencarral con la intención de participar en la media maratón que se celebra en este barrio.

Era mi décima participación en esta carrera por lo que era una ocasión inmejorable para celebrar mi aniversario.

Había quedado a las nueve con los compañeros de MaraTID y aunque me levanté con tiempo llegué por los pelos al punto de encuentro. Afortunadamente allí estaba mi compi con mi dorsal, que generosamente había recogido el viernes. Otra carrera más que se apunta a la desagradable moda de hacer ir a los corredores días antes a recoger el dorsal y el chip.

Con los compañeros de MaraTID
Con los compañeros de MaraTID, foto cortesía de Iñaki

Un par de minutos después de las 9:30 dieron la salida después de guardar un minuto de silencio. Al grito de «a sus puestos» (lo que causó gran hilaridad entre los corredores) dieron el pistoletazo de salida y me puse en marcha sin tener muy claro el objetivo a seguir en la carrera. Sólo tenía claro que había que ir tranquilo hasta El Pardo.

En la bajada de Herrera Oria se me acopló un corredor al que le pareció adecuado el ritmo que llevaba. Juntos fuimos hasta la fatídica curva del cuartel donde empieza la primera cuesta dura de la jornada. Resultó muy bonito el acercamiento a El Pardo ya que al fondo se veía la sierra de Madrid toda nevada. En esos momentos empecé a sentir un frío de narices ya que la temperatura era unos cuantos grados menos que en la salida. Y en Fuencarral estábamos por debajo de cero.

En esa primera cuesta acorté la zancada y empecé a subir a buen ritmo esa primera dificultad, aunque sin darlo todo, que todavía quedaba mucho.

En la cuesta del cuartel
En la cuesta del cuartel, foto cortesía de Arganzboy

Acabó esa primera cuesta y me dispuse a afrontar la cuesta que acaba en la tapia del monte de El Pardo. De nuevo zancada más corta y para arriba. Esta cuesta se hace muy laaaaaaarga.

En la tapia ya habíamos pasado el 15 y tras el avituallamiento empieza una bonita cuesta abajo donde se puede estirar un poco la zancada. Ya iba pensando en la siguiente subida, la de Montecarmelo, y recordaba en mis primeras participaciones cuando se subía la cuesta del cementerio que era una subida bastante más dura que la actual; sin embargo, aunque más llevadera, se me hizo como siempre muy exigente y fue el peor momento de la carrera… pero ya se olía la meta.

La última subida, la que lleva a la puerta del polideportivo, se me hizo muy llevadera y casi sin darme cuenta ya estaba esprintando en la pista de atletismo buscando la meta.

En la última subida de la jornada
En la última subida de la jornada, foto cortesía de Macu

Fue en ese momento cuando tuve conciencia del tiempo que llevaba, ya que hasta ese momento no había mirado ni una sola vez el cronómetro. Ha sido de las pocas carreras en las que el tiempo realizado me importaba un pimiento.

Llegada, foto cortesía de runners.es
Llegada, foto cortesía de runners.es

Crucé la meta con un tiempo oficial de 1:30:41 en la posición 150 de casi dos mil clasificados. Curiosamente, es la primera vez que coincide la distancia medida por el forerunner con la distancia oficial, lo que me lleva a pensar que le faltaban metros a esta carrera, porque siempre el forerunner me ha medido más. Acabé muy contento porque aún siendo una carrera bastante dura acabé con muy buenas sensaciones y no muy cansado.

Después de la carrera, una bolsa del corredor muy bien surtida, ducha en los vestuarios, charla con los compañeros y rapidito a casa que tocaba comida familiar.

LIII Trofeo Marathon de cross

Hoy ha tocado madrugar. Me apetecía correr el cross organizado por la Agrupación Deportiva Marathon y había que estar antes de las 8:45 para tratar de obtener un dorsal… si había sobrado alguno de los que pusieron a la venta.

He tenido suerte, cuando he llegado sobre las 8:30 había dorsales disponibles y por tres módicos euros me han vendido el dorsal, el número 20 nada menos.

Hay desde mi casa hasta el colegio donde entregaban los dorsales, cuatro kilómetros cuesta arriba, así que a ritmo tranquilo, realizando un buen calentamiento. A esos cuatro hay que añadir una vuelta al circuito y unos progresivos, por lo que cuando he salido estaba bien caliente,

Durante la vuelta de reconocimiento me he encontrado con Javier, amigo de la Agrupación Deportiva Marathon a quien he estado saludando y con quien he compartido los últimos minutos hasta la salida. Gracias Javier por permitirme dejar la sudadera.

Sólo un minuto después de la hora prevista (9:15) sonó el disparo de salida y a tope por los caminos, curvas, contracurvas, subidas y bajadas. Enseguida cogí mi posición en la carrera y fui tratando de mantener un ritmo regular. Creo que lo conseguí porque en la segunda vuelta sólo me adelantó un corredor, pero yo adelanté a tres.

Contrariamente a la vez que corrí hace dos años, que se me hizo terriblemente dura, hoy he ido francamente bien, incluso se me ha hecho corto el recorrido. El único pero es que quizás estaba algo cansado del entrenamiento de ayer y ya en el primer kilómetro lo notaba las piernas. Quizás ese cansancio no me ha permitido ir más veloz.

En la línea de meta un buen sprint me ha llevado a terminar la carrera con un tiempo oficial de 20:15 y aunque no he conseguido el objetivo de bajar de veinte minutos, creo que he hecho una buena carrera. Siempre comparo los tiempos con una carrera de asfalto y no tiene nada que ver, porque en el cross es un continuo parar y arrancar que no te permite llevar un ritmo constante. Lo dicho 20:15 en 5,15 km a un ritmo de 3:56 min/km en un cross está muy bien, aunque sea un cross no muy complicado.

Trofeo Marathon de cross 2012
Trofeo Marathon de cross 2012 (foto cortesía de la forera crys de elatleta.com)

Viendo la clasificación oficial, he acabado en el puesto 60 de 244 participantes, siendo el 43 de categoría de veteranos. No está mal. Además las sensaciones al acabar y durante la prueba fueron buenísimas. Guardo una copia de las clasificaciones por si acaso.

Con la carrera de hoy más el trayecto de ida más el de vuelta, que han supuesto 21,7 puntos, acabo la semana con 63,4 puntos, tratando de alejarme de los novatos de colegio.