XVII Carrera popular villa de Torrijos

Con esta ya son 17 veces que se celebra esta carrera, que desde mi punto de vista es de las mejores que se celebran en la provincia de Toledo. Y con esta es la 13ª vez que participo en esta carrera que tanto me gusta, no sólo por la organización y el recorrido, sino porque estuve cuatro años estudiando en el instituto de esta localidad y no sólo estudiando, ya que por aquel entonces Torrijos era el epicentro de toda la juventud de los de allí y de todos los pueblos de alrededor.

Me levanté a las siete, desayuné un poco más ligero que lo habitual y poco después de las ocho salí junto a una amiga del Club Atletismo Zofío hacia Torrijos, localidad situada a unos 75 km de mi casa. Sobre las nueve llegamos a nuestro destino, buscamos sitio para aparcar no muy lejos de la salida y meta y encontramos un sitio sin complicarnos mucho la vida. Dejamos el coche, nos llevamos la mochila y fuimos a la Plaza de San Gil, junto a la puerta del ayuntamiento, a recoger el dorsal. Había bastante cola para recoger los dorsales, sobre todo en la de diez. En la de cinco había dos filas, una para los números más bajos, donde tenía que esperar yo (dorsal 385), y otra para números más altos donde tuvo que esperar mi amiga (dorsal 511). Estuvimos un rato esperando, recogimos los dorsales, hicimos nuestras necesidades y estuvimos hablando con mi tocayo del club de Novés y con su mujer. Sobre las nueve y media dejamos la mochila y nos pusimos a calentar yendo por la calle Ancha hacia la Cruz Roja y vuelta y haciendo además unos estiramientos dinámicos. Sobre las nueve menos cinco nos metimos en el pelotón de salida en una posición bastante delantera porque allí nos encontramos con una conocida de la Asociación Atlética Torrijos y estuvimos hablando con ella hasta que dieron la salida.

Representantes del Club Atletismo Zofío en Torrijos

La carrera ha cambiado desde hace unos años. Antes la salida y la llegada estaban situadas en la Plaza de España, donde estaba anteriormente el ayuntamiento, y la verdad es que con mucha gente, se quedaba pequeño aquello y además la salida era por calles estrechas y reviradas que hacía que en los primeros metros hubiese algo más que zancadas. Luego cambiaron la salida y llegada a la Plaza de San Gil, una plaza algo más ancha donde se puede montar mejor toda la parafernalia que conlleva una gran carrera como ésta y evitando esas calles estrechas del comienzo.

También cambió ligeramente el recorrido con el original y como los diez kilómetros eran dos vueltas, optaron por meter también una carrera de 5 km aprovechando para los que quisieran hacer sólo una. Yo siempre había hecho la de 10 km pero este año me apunté a la de 5 km por variar. El recorrido es muy llano, pero hay un tramo del uno al tres que es muy, muy ligeramente cuesta abajo y desde el tres al cuatro y pico muy, muy ligeramente cuesta arriba. Para terminar la vuelta, pasada la Colegiata, faltando unos cien metros para la llegada, es cuesta arriba, pero es una cuesta arriba de muy poca entidad.

Salí a toda pastilla con la idea de hacerlo algo mejor que la semana anterior en Villarejo. Allí hice una media de 4:11 y quería aumentar ese ritmo. La salida se da en la Plaza de San Gil y luego se emboca la Calle Ancha, que está dividida en dos porque luego se vuelve por el otro carril, y esto hace que se forme un embudo en la salida. De todos modos, no salí demasiado mal porque enseguida cogí un buen ritmo. Antes de llega a la Cruz Roja nos cruzamos con la cabeza de carrera en la que vi a David Magán «el coletas» en segunda posición yendo a un ritmo vertiginoso. Cuando di la vuelta a la glorieta no vi a mi amiga, eso quería decir que no iba muy detrás de mí. Pasé por el primer kilómetros miré el reloj y vi que lo hice en 4:09 lo cual me pareció bien porque me veía perfecto estado.

El segundo kilómetro está a la altura de «El Mesón» y vi que el cronómetro marcaba 3:58. Fenomenal, aunque era consciente que ese kilómetro era favorable tanto por el terreno que es ligeramente cuesta abajo y porque además daba el viento a favor. Veía delante de mí a una chica que había visto la semana anterior en Villarejo y que allí me ganó fácil y pensé que a lo mejor podía alcanzarla, pero no iba sola, iba con un chico que la iba marcando el ritmo.

Poco a poco la fui ganando terreno cuando llegó el tercer kilómetro, en la parte más alejada de la salida. Marcaba el cronómetro 4:08 y llegué a pensar que podría bajar de 21 minutos si conseguía mantener ese ritmo, pero enseguida giró la carrera en sentido contrario al que llevábamos y empezó a notarse un fuerte viento en contra y que el terreno era ligeramente cuesta arriba. Llegué incluso a adelantar a la chica que iba con su liebre, pero al poco me volvieron a sobrepasar y vi que la chica aprovechaba bien al rebufo de su compañero en esa zona ventosa. Oí que ella decía que había que acelerar, que se los iba el tiempo, así que ellos aumentaron el ritmo… Y yo lo bajé porque el cuarto kilómetro se me fue a 4:23 y ya iba sufriendo lo mío.

En el último quise apretar para mejorar, pero no pude, hice el mismo tiempo que el anterior. Ya quedaba muy poco para llegar a meta porque el crono marcó ese quinto kilómetro en la pequeña cuesta arriba que hay después de la Colegiata y sabía que sólo quedaban unos cien metros para llegar y es que se notaba que es una carrera homologada porque el GPS pitaba antes que llegara el hito kilométrico. En la meta marcaba mi reloj 21:28, por lo que no conseguí bajar de los 21 que quería. Curiosamente, fiándome sólo de mi GPS hice los cinco kilómetros en 20:59 pero es hacerse trampas al solitario. El que estaba más contento que unas castañuelas fue mi tocayo del club de Novés que quería bajar de veinte minutos e hizo 19:58. Según las clasificaciones oficiales hice un tiempo bruto de 21:29 y un neto de 21:23 siendo 58 de la clasificación general y 17 de mi categoría Máster 40.

Cogí la bolsa más un plátano y una manzana y fui a buscar a mi amiga, que no tardó mucho en llegar. Ella hizo un tiempo oficial bruto de 24:19 y neto de 24:12 siendo 95 de la carrera y sexta de su categoría. Con el dorsal nos dieron un ticket para la bebida y otro para la comida. Fuimos a los mostradores y me tomé una cerveza sin y un plato de migas que estaban realmente buenas, aunque para las migas tuvimos que esperar un poco. Estuvimos viendo la entrega de trofeos y esperamos el sorteo para ver si había suerte. Los agraciados con los premios fueron aquellos que llegaron en las posiciones 50, 100 y 150 de ambas carreras. No nos tocó nada, habrá que esperar al próximo.

Decir que la inscripción costaba 12 € pero si no querías camiseta se quedaba en 8 €. Ni qué decir tiene que elegí la modalidad barata porque al final acaban todas las camisetas en los contenedores de ropa. Es muy buena opción lo de poder elegir si quieres o no camiseta y debería de haber muchas carreras que lo hiciesen. Por esos 8 € además de la bebida y las migas nos dieron una bolsa de lo más generosa: una braga de Almudena Seguros, un tetrabrik pequeño de Aneto, un tetrabrik de zumo pequeño, una botellita de vinagre de Módena, una botella de bebida isotónica, una barrita de cereales, una bolsita de chorizo, una bolsita de lomo embuchado, un gel, una bolsa de cereales chocolateados de medio kilo, una manzana, un plátano, un bolígrafo y dos caramelos. La semana anterior en Villarejo también fueron muy generosos, así, así, está la cosa.

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