XLV Carrera popular fiestas de la Elipa

La octava carrera de la Unión de Carreras de Barrio de Madrid se celebró en el barrio de la Elipa. Se trata, sin duda, de una de las pruebas con más carácter «de barrio». Una verdadera gozada. El equipo Club Atletismo Zofío no podía faltar a esta tradicional carrera, una de las más longevas de Madrid.

Aunque no tenía prisa por despertarme, ya que la carrera comenzaba a las once, no sé qué me pasó pero antes de las siete estaba arriba. Así que desayuné tranquilamente haciendo tiempo. A las nueve y media estábamos en el punto de encuentro con tres coches y seis personas, así que convencimos a uno para que dejara el coche en su garaje y nos acercamos a la Elipa con sólo dos. Llegamos al barrio de la Elipa entrando por la calle San Marcial y aparcamos en la calle Ricardo Ortiz por donde pasa la carrera en el primer kilómetro y luego en el cinco y pico. Bajamos a Marqués de Corbera, junto al dragón y allí recogimos el dorsal. Tuvimos un problema con el de una compañera porque alguien se lo había llevado ya, pero lo arreglaron dándole otro. Me llamó la atención porque los dorsales los daban según llegaba la gente, no lo tenían asignados. Como la gente iba con el código QR se le asignaba el número de dorsal al dárselo. Curioso sistema.

Recogimos los dorsales y fuimos a buscar a los del segundo coche, que estaban tomando café. Los esperamos, nos hicimos una foto y dejamos las cosas en el segundo coche, que estaba más cerca. Calentamos un poco y a las once comenzó la carrera. Había dicho a una de las compañeras que se viniera conmigo, pero dijo que no había entrenado nada.

Representantes del Club Atletismo Zofío con el dragón de la Elipa

La carrera consiste en dar dos vueltas de algo menos de cinco kilómetros cada una, totalizando unos nueve kilómetros y seiscientos metros. Se sale cuesta abajo por Marqués de Corbera, pero enseguida se gira a la derecha y comienza la primera subida, quizás la más dura, por la calle Ricardo Ortiz. Acaba esta calle suavizando un poco, pero se gira de nuevo a la derecha y comienza una subida algo más tendida por la Avenida de Daroca. La subida acaba en la Avenida de las Trece Rosas, a lo largo de la tapia del cementerio de la Almudena y esa es la zona más llana de la carrera. Se vuelve a girar a la derecha por la calle Santa Irene y comienza un terreno descendente que alterna con algún llano y que acaba desembocando en la Avenida del Marqués de Corbera donde comienza una cuesta abajo pronunciada de unos quinientos metros donde está situada la meta que coincide con la salida. La segunda vuelta es idéntica a la primera.

Al final salimos juntos e hicimos casi toda la primera vuelta codo con codo, pero cuando bajábamos por Marqués de Corbera en esa primera vuelta se fue la compañera y no conseguía ponerme a su altura. La alcancé en la tapia del cementerio, pero cuando empezó la cuesta abajo se me volvió a ir y ya no conseguí alcanzarla entrando en meta diez segundos antes que yo. Es curioso porque iba bien de respiración, pero no conseguía que las piernas fueran más deprisa.

Fueron llegando «salteados» el resto de los compañeros y por último la segunda fémina del equipo que consiguió hacerse con el segundo puesto de su categoría. Mi compañera entró tercera de la general y segunda de su categoría, aunque aparecía como segunda un chico, así que se tuvo que conformar con una copa de tercera categoría.

Acompañando en el cajón a las campeonas

Después de que las chicas recogieran los trofeos nos volvimos al barrio y nos tomamos una cervecilla para celebrar el día. No todo va a ser correr.

XLV Cross Popular de Bargas

El otro día, en la carrera de Gerindote, hablando con un tocayo del Club Atletismo Novés me comentó que cinco días después, un jueves, se celebraba una carrera en Bargas, que estaba muy bien, que era gratuita y que iba mucha gente. Como nunca había corrido un jueves no festivo, me animé a participar. Se lo comenté a los compañeros del Club Atletismo Zofío y dos se animaron a participar.

Representación del Club Atletismo Zofío en la carrera de Bargas

La carrera comenzaba a las ocho por lo que pensamos que saliendo a las seis y cuarto de Madrid íbamos a llegar con tiempo suficiente. Habíamos quedado a las seis y veinte con el compañero. Cuando llegamos ya estaba esperando, se montó en el coche y al poco cogimos la A-42 que iba cada vez más lenta… Hasta que nos paramos. Buscando en Google Maps vimos que había un accidente un poco antes de Parla y que llegaríamos a nuestro destino a las ocho menos cuarto. ¡Sólo un cuarto de hora para recoger el dorsal y ponernos en marcha!

A la altura del polígono Cobo Calleja estaba el accidente donde había al menos cinco coches implicados. Pasamos el accidente y ya pudimos acelerar un poco, pero había bastantes coches, había que ir con ojo. Al final tuvo razón Google Maps y llegamos a las ocho menos cuarto, tardando algo más de hora y media en un trayecto que se puede hacer en cuarenta minutos. Aparqué y me quedé poniéndome las medias de compresión, que siempre es un trabajo arduo, y los compañeros se fueron a por los dorsales. Cuando llegué ya tenían el mío, me lo prendieron y me di cuenta que llevaba puestas las gafas graduadas. Como ya no era cuestión de volver al coche a dejarlas tuve que correr con las gafas puestas.

Nos encontramos con Andrés Sánchez Franco, todo un veterano de las carreras y nos dijo que él había corrido esta carrera muchas veces. Que había que salir con calma porque eran dos kilómetros todos de subida, luego llano y entrada en bajada. Le pregunté si había algún tramo por caminos y me dijo que no, que era todo por asfalto, lo cual me dejó algo descolocado porque se suponía que era un cross. Yo desde luego preferí el asfalto.

Haciendo caso al bueno de Andrés salí con calma, pero como había salido muy atrás, tuve que adelantar a bastante gente en el primer kilómetro. La carrera aunque se llama cross es una carrera por asfalto en su totalidad. Y tiene poco llano porque lo más parecido a un llano es una bajada de poco porcentaje y una subida igual, un falso llano. Luego el último kilómetro y medio es casi todo una buena bajada excepto faltando unos 300 metros que hay un repecho y luego ligera cuesta arriba. Tardé, según mi reloj, 26:14 en una distancia más cerca de los 5,8 km que los 5,6 que se suponía medía. Me salió a 4:32 min/km, lo mismo que días antes en Gerindote. Mucho mejor porque aquí eran 700 metros más.

Vi llegar al compañero, que venía muy sofocado y le di mi botella de agua. Yo cogí otra y buscamos a la compañera, que había entrado un poco antes que él. Saludé a Aarón de Evedeport, pregunté por el podium de veteranas B y entre las tres no estaba la compañera, así que nos fuimos. El pueblo estaba en fiestas y había bastante animación. Nos había dicho Andrés que a las diez daban caldereta pero no quisimos quedarnos tanto tiempo. En el coche nos cambiamos un poco, miré en la web para comprobar que efectivamente la compañera había sido cuarta y nos volvimos a Madrid. Ella estaba algo decepcionada, pero después de haber estado sin correr tres meses y llevar casi nada corriendo, demasiado bien está.

V Carrera de San Mateo (Gerindote)

Un año más me acerqué a Gerindote acompañando a una amiga natural de esta localidad. Salimos de Madrid con tranquilidad, ya que se suponía que la carrera comenzaba a las nueve y media. Llegamos sobre las ocho y fuimos a recoger el dorsal, que tardamos una eternidad en que nos lo dieran, luego tomamos algo en el bar de «los viejos» y allí pedí un café con leche para meterme cafeína en el cuerpo. Al salir oímos que la carrera comenzaba a las nueve y ya eran las ocho y media, así que nos entraron las prisas en los últimos momentos.

Ya con urgencia nos vestimos de corredor y salimos pitando. Sobre las nueve menos diez salí llegué a la zona de salida y pensaba que no iba a tener tiempo ni a calentar, pero al final dieron la salida a las nueve y diez. Ni pá ti, ni pá mí.

Salí con la idea de hacer dos kilómetros sin ir a tope y luego apretar los siguientes tres kilómetros a todo lo que pudiera para hacer el test de Cooper, que se realiza sobre doce minutos a toda pastilla; sin embargo en la salida siempre te dejas arrastrar por la marabunta y cuando pasamos por el primer kilómetro mi cronómetro marcaba 4:24, demasiado rápido. Traté de relajarme un poco en el siguiente kilómetro y subiendo por la primera cuesta me adelantó una chica de Torrijos muy delgada que subía como los ángeles, lo cual no era extraño porque debía pesar menos de cincuenta kilos.

Hice el segundo kilómetro en 4:38 y ahí aumenté el ritmo, así que la primera que cayó fue la chica de Torrijos que me adelantó en la cuesta. El siguiente lo hice en 4:20 y el otro cayó en 4:34 y ya vi que el test que quería realizar no iba a servir para nada porque ya iba fundido y es que esta prueba debe hacerse en llano, no tiene sentido hacerlo con las cuestas que había en este circuito ya que en esos últimos tres kilómetros tuve que subir tres cuestas, que no es que fueran para morirse, pero se notaban en las piernas.

En la última cuesta me volvió a adelantar la chica delgadita de Torrijos y fui con ella hasta los últimos metros donde esprinté y la dejé atrás. Llegué a meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 23:00 y un tiempo oficial de 22:59. Mi amiga llegó con un tiempo de 26:39 que no la sirvió para ganar como local, ya que la primera llegó cuatro segundos antes. Luego resultó que esa primera no era realmente local ya que la única relación que tenía con el pueblo es que de allí es su suegra. Vamos, que al final la cosa se llevó un jamón por la cara. Nunca mejor dicho lo de la cara.

El Club Atletismo Zofió en el segundo escalón del cajón

Después de la carrera comimos unas migas muy ricas que hicieron la Asociación de mujeres de la localidad. Algo más tarde dieron los premios y mi amiga como segunda de su categoría se llevó unos embutidos y una copa.

Con los resultados de los doce minutos corridos a tope en esta carrera hice el test de Cooper. Vi que en esos doce minutos había recorrido 2,64 kilómetros de lo que según una fórmula inventada por Kenneth H. Cooper se saca un VO2max de 47,72 y una puntuación de 98 y una valoración de Excelente. Bueno, no me sirvió de mucho, quizás para aumentarme un poco el ego, pero de todas formas, por mucho que me diga excelente, aún estoy bajo de forma, ya que hacer cinco kilómetros a un ritmo de 4:32 es un poco birria, pero al menos he podido sacar que mi ritmo umbral es de 4:48 y el ritmo de maratón 5:08 y con estos ritmos podré mejorar en los entrenamientos.