Entre que no había entrenado mucho, que hizo mucho calor y que el terreno es duro, la verdad es que acabé con las piernas cargadas, sobre todo los cuádriceps. Pero sé por experiencia que unos estiramientos y un trotecillo viene de perlas para recuperarlas.
Había quedado con Jesús a eso de las siete y me alegró mucho correr, aunque más bien fue trotar, a su lado. Estuvimos hablando de la pasada maratón y de la que él hizo hace un par de años y fui notando poco a poco como las piernas iban mejorando. De casi no poder moverlas al principio a terminar con las piernas bastante bien. Uno de tantos milagros que ofrece el correr.
Hice sólo cinco kilómetros, pero me vinieron extraordinariamente bien.