Resulta curioso, pero a veces parece que le siguen a uno las carreras. Vamos de vacaciones a Bajamar, Tenerife, aparcamos el coche para bajar las maletas y veo que hay unas señales de prohibido aparcar porque al día siguiente se va a celebrar el Cross de Bajamar. Y además puede uno apuntarse el mismo día de la carrera. ¿No es esto una invitación a participar?
Llevaba dos semanas sin correr por la picadura de un bicho y no tenía muy claro si iba a poder hacerlo, pero me levanté, probé a trotar y no me dolía más que si no trotase, así que no había ninguna excusa. No encuentra uno todos los días una carrera a cien metros de su residencia. De todas formas, la idea era tomarse la carrera con tranquilidad, que no estaba el horno para bollos.
Según pude ver por internet las carreras comenzaban a las diez de la mañana, por lo que a las nueve habíamos quedado para hacer la inscripción. Por hacerlo el mismo día costaba 4 €, sólo 1 € más que en plazo, así que nos apuntamos y nos dijeron que la carrera de los mayores empezaba a las doce. Así que, vuelta al apartamento.
Sobre las once y cuarto salimos hacia donde estaba situada la salida y meta de la prueba. Estuvimos estirando, calentando un poco y escuchando al speaker que nos decía cómo eran las vueltas que debíamos dar. Según ponía el cartel la carrera era de 6,3 km aunque decían que cada vuelta era de 2,8 km. Algo no cuadraba, pero eso era lo de menos.
Esperando a que den la salida
No tenía reloj, así que imagino que darían la salida a la hora prevista. Se salía pegados al mar por un paseo marítimo y se continuaba por allí hasta donde acababa, que se daba la vuelta y se volvía sobre nuestros pasos para salir a las calles de Bajamar por una interesante rampa. Desde ahí hasta «las canchas» era todo cuesta arriba. Desde las canchas se volvía por el mismo camino hasta alcanzar la calle donde estaba instalada la meta que había que subir para luego bajar. Desde el arco de meta se bajaba por la rampa por donde habíamos salido para afrontar la segunda vuelta.
Salida de la prueba junto al mar
Lo llaman cross aunque no se toca ni un poco de barro ni tierra en ningún momento. O bien vas por las piedras del pavimento del paseo marítimo o bien vas por las calles de Bajamar. Yo más bien lo llamaría, si acaso, cross urbano. Eso sí, cross o no cross, el caso es que la carrera es dura.
Después de dos semanas sin correr nada y algo temeroso de no poder hacerlo por la picadura, salí con la única intención de ir al ritmo que me pidiese el cuerpo… que no era nada del otro mundo. Así que sufría en las cuestas arriba -no mucho- y me soltaba en las cuestas abajo, tampoco mucho.
Y así fueron pasando los kilómetros que se me hicieron muy cortos. Tan cortos, que no me parecía que fuesen más de seis kilómetros como indicaban. De hecho, luego pude mirar el GPS de uno de los participantes y vi que ni cinco kilómetros tenía, ya que dicho aparato marcaba poco más de 4,8 km.
Apreté un poco en la última subida y en la última bajada para tratar de adelantar a un individuo que me había adelantado y lo conseguí, por lo que llegué a meta en una posición menos. Lo cual no tiene la menor importancia, pero por aquello de que parezca que está uno compitiendo. Lo realmente importante es que la picadura aunque todavía me sigue doliendo no me ha molestado más por el hecho de haber corrido ni he notado molestia alguna durante la carrera. Así que muy contento. El tiempo oficial según he visto en la web de la organización ha sido de 21:47.
Entrando en meta
Después de entrar en meta: bebida isotónica, agua, sandía y plátano para recuperarse. Además de una bonita camiseta de algodón de un color azul bastante atractivo. Todo por 3 €, uno más si te apuntabas a última hora como hice yo.
Una carrera muy recomendable para aquellos corredores que vivan en Tenerife o como mucho, en alguna isla vecina.