Llevo un par de años con un problema en los dedos meñiques de los pies. Según el podólogo se trata de «clavos» que no es más que un engrosamiento y endurecimiento de la piel en puntos que reciben demasiada fricción o presión de forma continuada. Suelen surgir en zonas prominentes de los pies como los dedos pequeños o en el borde de las plantas o bajo éstas.
El caso es que más o menos cada cuatro meses la molestia es intensa y no queda más remedio que tratarlos porque se hace doloroso tanto al correr como al andar. Lo curioso es que este verano he procurado lo más posible no utilizar calzado que me oprima los dedos (sólo las zapatillas de correr lo hacían) y sin embargo, implacablemente, se ha cumplido el plazo de los cuatro meses.
Hoy iba realmente molesto, ni siquiera el ligero trote al que hemos ido y la agradable charla me aliviaba y es que no consigo librarme de los malditos clavos, por lo que no me queda más remedio que pasar por las manos del podólogo para que ponga coto a estas dolencias.
Aún así completé las dos vueltas a Pradolongo totalizando 9,6 km en un tiempo de 50:31 @ 5:16 min/km.