Hoy, como muchos sábados, tocaba hacer kilómetros a ritmo de maratón. Como la semana pasada hice once kilómetros, hoy tenía pensado hacer uno más. Hay que ir poco a poco. Para tratar de mantener un ritmo más o menos constante, suelo hacer estas kilometradas junto al río, en el Parque Lineal. Los primeros tres kilómetros, hasta llegar al parque sirven de calentamiento y luego allí, empiezo a acelerar hasta ponerme al ritmo adecuado, que en mi caso es 4:27, aunque me conformo con ir por debajo de 4:30.
El caso es que se me hicieron largos los 12 km que hice a ritmo de maratón, parecía que no llegaba nunca al final. Además cuando ya a la vuelta se acaba el parque y hay que volver hacia atrás, se hace aún más duro. Pero bueno, no es un entrenamiento de paseo, hay que esforzarse. Después, viendo el ritmo llevado durante esos kilómetros y haciendo la media, resulta que lo clavé. Los 12 km salieron a 4:27, mayor precisión imposible.
Sin embargo, el entrenamiento no fueron sólo los 12 km a ritmo de maratón. También hice 3 km de calentamiento y un par de millas de enfriamiento, por lo que totalicé 18,2 km en un tiempo 1:27:12 @ 4:46 y he acabado con las piernas cansaditas. Ya veremos mañana si puedo con el entrenamiento, que es bastante largo.
Anoche estuve de cena y sospechaba que se iba a notar en el peso. La báscula marcaba 67,7 kg, cien gramos menos que la semana pasada, así que hay que estar contento. Después del entrenamiento, volví a pesarme y había perdido 1,2 kg. Una buena sudada, sin duda.