El martes parecía que ya se había acabado el mal tiempo, pero hoy, otra vez, hemos vuelto a entrenar con lluvia y con el piso embarrado. Me he estado mordiendo la lengua por no decirlo pero ya no puedo más: estoy hasta las narices de tanta lluvia. Y luego viene la factura del agua diciendo que hay menos agua este año que el pasado ¿¿¿cómo es posible????
Ya tenía las piernas bastantes recuperadas del esfuerzo del fin de semana así que me había propuesto hacer cinco kilómetros a ritmo T (4:10), aunque veía que iba a ser difícil correr rápido ya que había mucho barro y muchos charcos y en algunos tramos me resbalaba. Además, no sé si por la lluvia o por las nubes, el forerunner no medía lo mismo que otras veces, los kilómetros eran más largos de lo habitual. No las tenía todas conmigo.
Así pasó, que no salió la cosa como pensaba. Los kilómetros los he hecho a 4:04, 4:11, 4:20, 4:09 y 4:20 (media de 4:13) como puede verse aquí. Lo cierto es que ha sido en los kilómetros donde es cuesta arriba donde se me ha ido el tiempo.
Después de estos kilómetros «fuertes», he esperado a Emilio y le he acompañado hasta su barrio para hacer algún kilometrillo más, por lo que en total han sido 13,98 km de entrenamiento en 1:11:35.
Tu ritmo «T» es donde notas mejor la más leve pendiente, y el menor viento a favor o en contra. Sólo un poco más rápido (o una ligera pendiente o viento) y ya vas asfixiado, al revés y se hace muy llevadero. En su libro Daniels recomienda hacerlos en llano, mejor en pista y sin viento, pero claro, eso es para gente de élite que sale cuando quiere, no los días de lluvia después del trabajo y a la hora que se pueda.
El ritmo de maratón es igual… sólo que notas los efectos muy tarde (a veces demasiado tarde).