XLIV Carrera popular fiestas de la Elipa

Me animé a participar por segunda vez en esta carrera por tres motivos: el primero es porque forma parte del circuito de la Unión de Carreras de Barrio, el segundo porque me gustó la anterior vez en la que participé y el tercer motivo y principal, por ir con los compañeros del Club Atletismo Zofío a una carrera.

Esta carrera, al contrario que otras, empieza con las pruebas de los más pequeños, siendo la carrera de seniors y veteranos la última de todas. Esto hace que la carrera «grande» dé comienzo a las once de la mañana, que siendo como es verano, suele hacer calor. Y no sólo calor, con estas últimas tormentas, había también mucha humedad, un mal cóctel para correr, al menos para mí.

Quedamos a las diez menos cuarto en el punto de encuentro por lo que me dio tiempo a levantarme sin prisas y desayunar antes de llegar al punto donde ya estaban mis compañeros. Nos montamos en el coche de Emilio y nos acercó al madrileño barrio de la Elipa, donde dejamos el coche no muy lejos de la salida/meta. Fuimos andando a recoger el dorsal, lo colocamos en la camiseta y nos hicimos una foto junto al icónico dragón del barrio.

El frente de juventudes en la carrera de la Elipa

Dejamos la bolsa en el guardarropa, bebimos un trago de agua en la fuente situada junto al dragón y nos pusimos a calentar subiendo la calle Ricardo Ortiz, la misma por la que pasa la carrera nada más empezar. No quisimos hacer la calle entera para no asustar a uno de los compañeros que no conocía la siguiente subida, así que nos dimos la vuelta trotando y ya fuimos buscando nuestra posición detrás del arco de salida, aunque esa zona estaba casi vacía porque estábamos todos los corredores al otro lado de la avenida en la sombra, que ya pegaba el sol de lo lindo.

Nos encontramos con Tino, el de la carrera del árbol, con el que estuvimos charlando hasta el comienzo de la carrera. Dieron la salida, puse el cronómetro en marcha y al poco de empezar, subiendo Ricardo Ortiz, confirmé que las piernas estaban cansadas de la caminata de ayer, pero eso ya lo sabía del calentamiento y es que meterse una caminata de veinte kilómetros el día antes de una carrera no es una buena idea. Me fijé como objetivo alcanzar a un señor que corre con una camiseta de Mapoma de hace unos años. Poco a poco le fui dando alcance y un poco antes de llegar a la última bajada le adelanté.

A punto de finalizar la primera vuelta, foto cortesía de la Organización

En la segunda vuelta adelanté a dos corredores y me adelantó uno, así que iba más o menos bien, aunque más cansado que en la primera. Cuando alargaba la zancada notaba los cuádriceps muy cargados, así que hice muchos kilómetros con zancada más corta, como en las subidas. Cuando acabé la primera vuelta vi que el GPS marcaba 4,8 kilómetros, así que me animó pensar que no teníamos que hacer diez, se me hizo más llevadero aunque largo de todos modos. Cuando llegué al noveno kilómetro ya sólo quedaban 600 metros y todos cuesta abajo por lo que pensé en relajarme un poco, pero iba sintiendo pasos detrás de mí y tuve que acelerar hasta meta, llegando con un tiempo de 43:45 a un ritmo de 4:34 que lo di por bueno siendo una carrera con tanta cuesta, con tanto calor y con tanta humedad. La organización me da un tiempo neto de 43:39 debido a que tardé un tiempo en pasar por la alfombra de salida, pero cinco o seis segundos más o menos, tampoco es mucho la diferencia.

Cogí la bolsa que contenía productos de AhorraMas: agua, bebida isotónica, zumo, manzana y barrita. Bebiendo agua subí unos trescientos metros hasta la sombra de un árbol donde estuve animando a los corredores que pasaban, entre ellos Juanqui que fue el primero y al poco los demás compañeros. Luego, mientras nos hidratábamos, estuvimos un rato hablando de que había mucha humedad y hacia mucho calor y poco después nos fuimos al barrio donde Emilio nos dejó de nuevo en el punto de encuentro. ¡Muchas gracias Emilio!

Decir que por la mañana me pesé después de levantarme y hacer mis necesidades y la báscula marcaba 68,3 kg que es un peso que está muy bien, sobre todo pensando que he estado a punto de sobrepasar los setenta este verano.

XLII Carrera popular fiestas de la Elipa

Esta carrera es una de las que forman parte del primer Circuito de Carreras de Barrio de Madrid. En este circuito hay una clasificación individual y otra por equipos. Para que un equipo consiga puntos tienen que llegar a meta al menos cuatro participantes, así que me inscribí con la idea de participar y ayudar al equipo a conseguir puntos para esa clasificación, pero no conseguí convencer a muchos compañeros para que se apuntaran, así que estábamos justo cuatro para la carrera.

Llevaba casi todo el verano con unas molestias en el gemelo (o el sóleo) derecho, pero iba aguantando, hasta que el jueves tuve que pararme en el entrenamiento porque el gemelo (o el sóleo) me dijo basta. De este modo, lo más sensato es que no hubiese participado en la prueba, pero no quise dejar colgados al resto de compañeros por lo que no volví a correr desde el jueves, estuve estirando bien esos días y el domingo decidí participar tratando únicamente de llegar a meta. ¡No podía dejar colgados a los compañeros del Club Atletismo Zofío!

Nunca había participado en esta carrera y desde luego es de marcado carácter popular, un perfecto ejemplo de lo que debe ser una carrera de barrio. Lo que menos me gustó es que el recorrido es durillo, tiene bastantes subidas y bajadas y muy poco llano, pero como no iba a disputar nada, tampoco me importó.

Tuvo el detalle Emilio R de acercarnos a todos los miembros del equipo hasta el barrio de la Elipa. La carrera comenzaba a las once por lo que no hubo que madrugar mucho y por eso a las nueve y media estábamos en el punto de encuentro. Como salimos con tiempo no tuvimos muchos problemas para aparcar el vehículo, acercarnos tranquilamente hasta la salida, recoger el dorsal, hacernos unas fotos y dejar la ropa en el guardarropa. Íbamos pensando que si la carrera hubiese sido a las nueve hubiese hecho un tiempo magnífico para correr porque hacía fresquito a esas horas, pero luego se fue calentando el ambiente.

A las once dieron la salida y yo preferí ir a mi ritmo, al tran tran, y fui bastante bien hasta el tercer kilómetro donde empezó a molestarme el gemelo (o el sóleo) de manera considerable. Bajé el ritmo y noté que iba mejor en las subidas que en las bajadas ¿¿¿??? Así, preocupado por si la cosa podía ir a más, completé la primera vuelta que era algo más corta de los cinco kilómetros que se suponía debería medir.

Esa segunda vuelta la hice más despacio que la primera, yendo casi más rápido subiendo que bajando y dando vueltas a la cabeza si debería de no haber corrido por si se agravase la lesión, casi sin darme cuenta, llegué a meta marcando un tiempo oficial de 53:00 que prácticamente coincide con lo que marcó mi cronómetro.

Acabé con una sensación agridulce porque acabé con el gemelo (o el sóleo) algo peor de como comencé, pero por el lado bueno decir que ayudé al equipo a conseguir buenos puntos y además la chica del equipo consiguió subir a lo más alto del cajón en su categoría. Digo lo de alto en modo metafórico porque realmente no había podium, pero eso es lo de menos, incrementa el sabor a carrera de barrio.

La compañera del Club Atletismo Zofío ganadora en su categoría
Un servidor entrando en meta