Parece que sólo corro la media de Getafe cuando se celebra el 26 de enero porque la vez anterior en la que participé, en el año 2020, también fue un 26 y la anterior a esa, que fue en 2014, también fue ese día. ¿Coincidencia? Tendré que esperar a 2031 para volver a participar un 26.
No tenía pensado correr esta prueba porque me parece que se pasan tres pueblos con el precio de la inscripción, pero en el mes de diciembre pensé que 2025 podía ser un buen año para tratar de asaltar mi trigésima maratón y dejar de una vez por todas esta distancia. Como no podía ser de otra forma, la última maratón debería ser la misma que la primera, que no es otra que la maratón de Madrid. Por ello pensé que Getafe podría ser un buen test para ver cómo iban los entrenamientos de cara a ese 27 de abril. Así, el 28 de diciembre, hice la inscripción a esta carrera por la que solté 32,24 € entre pitos y flautas. Desde luego, ninguna broma.
Un compañero del Club Atletismo Zofío, que quiere debutar en maratón, se animó a participar en esta prueba y vine con él el viernes a recoger los dorsales. Esta vez la recogida fue en el pabellón Felipe Reyes, edificio situado al lado de la pista de atletismo donde acaba la carrera. La recogida de los dorsales fue bastante rápida, quizás porque era temprano y un día laborable.
El domingo vine con el compañero y llegamos a las inmediaciones de la zona de salida buscando aparcamiento, pero aunque faltaba una hora para el comienzo no encontrábamos sitio por ningún lado y de hecho la gente estaba aparcando el coche encima de la acera. Nosotros decidimos acercarnos al aparcamiento del campo de fútbol del Getafe y allí pudimos aparcar sin problemas. Fuimos andando hacia el arco de salida y allí me dejó el amigo sus pertenencias y él se fue a calentar y yo a dejar su mochila y la mía. Estando en la cola estuve buscando desesperadamente no a Susan, sino la parte del dorsal troquelada que había que cortar para ponerla en la mochila y no sé dónde la pude meter. Menos mal que la organización tenía previsto que esto podía pasar y me pusieron una cinta fosforita con el número de mi dorsal y pude dejar las pertenencias. Un diez para la organización, que me pareció sobresaliente en todos los aspectos.
Me confundí al hacer la inscripción y puse que quería bajar de 1h30 cuando mi objetivo era hacer 1h35 o 1h36, pero eso hizo que estuviera en el mismo corral que mi compañero porque él quería bajar de 1h25. Sabía que no era buena idea porque me iban a adelantar montones de corredores más rápidos, pero al menos pude estar departiendo tranquilamente con el compañero esperando el comienzo de la carrera.
Unos minutillos más tarde de las diez y media dieron la salida y mi compañero salió lanzado y yo me fui quedando atrás como estaba previsto. Él tenía pensado ir un poco por debajo de cuatro y yo me conformaba con ir a 4:35. Es decir, más de medio minuto por kilómetro lo que podría significar que podría sacarme más de once minutos si él seguía su ritmo y yo al mío.
El primer kilómetro es favorable y vi que mi cronómetro marcó 4:24 lo cual me pareció bien porque entre que el terreno es ligeramente descendente y que te dejas llevar por gente más rápida, se ganan segundos sin querer. De repente oí mi nombre, volví la cabeza y vi a Javi, amigo de Antonio, que enseguida se puso a mi lado. En esos momentos la vela de 1h35 iba unos metros por delante de nosotros. Me preguntó qué quería hacer y yo dije que 1h36 y me dijo que le parecía bien porque dijo estar haciendo un entrenamiento de calidad para la maratón de Castellón y ese ritmo le parecía adecuado. El segundo kilómetro lo hicimos a 4:31 y el tercero al mismo ritmo, pero me veía un poco forzado, así que le dije que mejor se fuera para delante, que prefería ir un poco más tranquilo.
En el barrio de Los Molinos, donde se hacen unos cuantos kilómetros yendo y viniendo por calles paralelas, en una de ellas, cuando llevaba 5,8 kilómetros vi a mi compañero en la otra calle, pero estaba algo lejos y no le dije nada. Cuando llegué al punto donde estaba él vi que había recorrido un kilómetro por lo que pensé que ya me sacaba cuatro minutos y medio y llevábamos sólo un tercio de carrera. En el punto kilométrico siete, en ese primer tercio, un poco después de que mi GPS indicase el siete, miré el crono y llevaba 31:56 por lo que llevaba unos segundos menos de los 32 minutos que tenía pensado hacer en cada uno de los tres tercios en que había mentalmente dividido la carrera.
He de decir que no iba clavando el ritmo, en algunos kilómetros se me iban unos segundos por arriba y en otros los recuperaba y eso que el terreno es bastante llano en la mayoría del recorrido. Estuve bastante tiempo junto a un corredor veterano, que debía ser más o menos de mi edad, pero llegó un momento en que empecé a notar su respiración un tanto agitada y al final se quedó. Sobre el kilómetro doce tuve conciencia de que las piernas ya no iban tan frescas como al comienzo, empezaban a notarse los kilómetros recorridos. En el punto kilométrico catorce, en el segundo tercio, de nuevo miré el crono y vi que llevaba unos segundillos menos de los 64 minutos, por lo que el plan seguía cumpliéndose a la perfección.
Optimista de mí, como no me veía mal, aunque las piernas iban algo cansadas, pensé que podría aumentar un poco el ritmo. Y prometo que lo intenté, pero el kilómetro quince me salió a 4:39 y el dieciséis a 4:42. No entendía nada, había aumentado mi nivel de esfuerzo ¡¡¡pero iba más despacio!!! Quizás el terreno era ligeramente ascendente y no lo apreciaba mi vista aunque sí mis piernas; sin embargo el siguiente sí parecía favorable y ahí gané los segundos perdidos de los dos anteriores. Pasado el diecisiete se hace un giro de casi ciento ochenta grados y se llega a la calle Toledo que es el tramo más desagradable para mi gusto porque el piso son adoquines y martillea mucho los pies cuando ya van un tanto doloridos después de tantos kilómetros. Después de la calle Toledo viene la calle Madrid y siguen los adoquines, pero al menos en esa zona hay más animación; sin embargo, fue pasar el kilómetro dieciocho y me vino un bajón. Desde más o menos la mitad de la carrera había ido adelantando gente y llevaba unos kilómetros detrás de un corredor que se protegía la cabeza con una braga y que me servía de referencia. Pero al flojear un poco mi ritmo se fue yendo poco a poco y empezaron a adelantarme algunos corredores. Traté de mantener la postura y no obsesionarme con los que me iban adelantando porque sabía que si llegaba al veinte luego era todo favorable. Menos mal que no me duró mucho la flojera porque a partir del diecinueve, parece que me recuperé un tanto ya que hice ese kilómetro en 4:32 y la meta estaba cada vez más cerca. En esa zona el compañero Emilio, que no participó, pero estaba animando y haciendo fotos me sacó una instantánea donde salí
El siguiente kilómetro conseguí mantener más o menos el ritmo y miré el tiempo que llevaba. Marcaba el crono 1:31:16 y pensé que tenía que hacer un kilómetro y cien metros en cinco minutos o poco más, cosa que me pareció factible sabiendo que el último kilómetro es casi todo favorable. Bajando por la Avenida don Juan de Borbón, dejando a la izquierda el polideportivo, apreté todo lo que pude consiguiendo hacer ese kilómetro tan rápido como el primero, aunque el corto tramo desde que se entra al recinto del polideportivo hasta que se llega a la salida del cien, ya en la pista, se me hizo durillo al ser ligeramente cuesta arriba. También se me hicieron largos los últimos cien metros porque veía un arco, pero no era el de llegada, que estaba más al fondo. Paré el crono y mi reloj marcó 1:36:34 aunque la organización, generosos ellos, me da dos segundos menos, por lo que el tiempo oficial es de 1:36:32 a un ritmo de 4:35 que es justo lo que tenía pensado hacer. Me salió redonda la jugada.
Cogí una botella de agua, un bote de Aquarius y una manzana y con ese botín fue al ropero donde cogí la mochila. Me encontré con el compañero que estaba más contento que unas castañuelas porque en su debut en la media maratón había conseguido, según su reloj, un tiempo de 1:22:00 aunque el tiempo oficial es de 1:21:57 que es un magnífico tiempo para ser su primera media. Más aún cuando la carrera más larga que había hecho era de sólo cinco kilómetros y medio. Además dijo que había llegado muy bien, que aún le quedaban fuerzas. Nos hicimos un selfie para tener un recuerdo de tan emotiva carrera.
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