Un año más me acerqué a Gerindote acompañando a una amiga natural de esta localidad. Salimos de Madrid con tranquilidad, ya que se suponía que la carrera comenzaba a las nueve y media. Llegamos sobre las ocho y fuimos a recoger el dorsal, que tardamos una eternidad en que nos lo dieran, luego tomamos algo en el bar de «los viejos» y allí pedí un café con leche para meterme cafeína en el cuerpo. Al salir oímos que la carrera comenzaba a las nueve y ya eran las ocho y media, así que nos entraron las prisas en los últimos momentos.
Ya con urgencia nos vestimos de corredor y salimos pitando. Sobre las nueve menos diez salí llegué a la zona de salida y pensaba que no iba a tener tiempo ni a calentar, pero al final dieron la salida a las nueve y diez. Ni pá ti, ni pá mí.
Salí con la idea de hacer dos kilómetros sin ir a tope y luego apretar los siguientes tres kilómetros a todo lo que pudiera para hacer el test de Cooper, que se realiza sobre doce minutos a toda pastilla; sin embargo en la salida siempre te dejas arrastrar por la marabunta y cuando pasamos por el primer kilómetro mi cronómetro marcaba 4:24, demasiado rápido. Traté de relajarme un poco en el siguiente kilómetro y subiendo por la primera cuesta me adelantó una chica de Torrijos muy delgada que subía como los ángeles, lo cual no era extraño porque debía pesar menos de cincuenta kilos.
Hice el segundo kilómetro en 4:38 y ahí aumenté el ritmo, así que la primera que cayó fue la chica de Torrijos que me adelantó en la cuesta. El siguiente lo hice en 4:20 y el otro cayó en 4:34 y ya vi que el test que quería realizar no iba a servir para nada porque ya iba fundido y es que esta prueba debe hacerse en llano, no tiene sentido hacerlo con las cuestas que había en este circuito ya que en esos últimos tres kilómetros tuve que subir tres cuestas, que no es que fueran para morirse, pero se notaban en las piernas.
En la última cuesta me volvió a adelantar la chica delgadita de Torrijos y fui con ella hasta los últimos metros donde esprinté y la dejé atrás. Llegué a meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 23:00 y un tiempo oficial de 22:59. Mi amiga llegó con un tiempo de 26:39 que no la sirvió para ganar como local, ya que la primera llegó cuatro segundos antes. Luego resultó que esa primera no era realmente local ya que la única relación que tenía con el pueblo es que de allí es su suegra. Vamos, que al final la cosa se llevó un jamón por la cara. Nunca mejor dicho lo de la cara.
Después de la carrera comimos unas migas muy ricas que hicieron la Asociación de mujeres de la localidad. Algo más tarde dieron los premios y mi amiga como segunda de su categoría se llevó unos embutidos y una copa.
Con los resultados de los doce minutos corridos a tope en esta carrera hice el test de Cooper. Vi que en esos doce minutos había recorrido 2,64 kilómetros de lo que según una fórmula inventada por Kenneth H. Cooper se saca un VO2max de 47,72 y una puntuación de 98 y una valoración de Excelente. Bueno, no me sirvió de mucho, quizás para aumentarme un poco el ego, pero de todas formas, por mucho que me diga excelente, aún estoy bajo de forma, ya que hacer cinco kilómetros a un ritmo de 4:32 es un poco birria, pero al menos he podido sacar que mi ritmo umbral es de 4:48 y el ritmo de maratón 5:08 y con estos ritmos podré mejorar en los entrenamientos.