De nuevo el señor McGregor me ayuda a completar otra entrada. En su charla nos habló que lo que él llama el paseo chino, que es como denomina el paseo de después de comer o cenar. Según parece lo único que tiene son ventajas. De este artículo he sacado algunas ventajas:
- Controla la glucemia. Un paseo después de cada comida reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Según un estudio de la Universidad de Washington, tres paseítos cortos (15 minutos a buen ritmo) funcionan mejor que uno de 45 minutos. El más efectivo para mejorar los niveles de azúcar es el de después de cenar, cuando la producción de insulina se reduce. ¿Lo ideal? Salir media hora después del postre: es cuando la glucosa empieza a inundar la sangre. El ejercicio ayuda al páncreas a secretar insulina y a eliminarla del torrente sanguíneo.
- Mejora la digestión. La actividad física acelera el metabolismo, lo que se traduce en unas digestiones más rápidas y un mejor tránsito intestinal. Pasea sobre todo después de una cena copiosa, que puede provocar acidez e insomnio.
- Protege tu corazón. Según la Academia Americana del Corazón, el ejercicio mínimo necesario son 10.000 pasos diarios (media hora de caminata). Ayudan a reducir el colesterol, la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, además de quemar unas 500 calorías.
El martes después de cenar salimos a dar un paseo de unos veinte minutos, aunque hubiese ido a correr pocas horas antes. El miércoles también salimos, pero hoy se nos ha hecho demasiado tarde, ¿seguiremos haciéndolo?
Antes de salir a caminar y, por lo tanto, antes de cenar he ido a correr. Me he dado cuenta durante el entrenamiento que donde me encuentro más cómodo es llevando un ritmo entre 4:45 y 4:50. A ese ritmo la frecuencia de zancada es óptima para la rodillas. Tendré que tratar de ir a esa velocidad.
En total han sido 10 km y me he encontrado bastante bien, sobre todo esos tres kilómetros que he ido aproximadamente a 4:50 min/km.