Siempre se asocia la noche del viernes a fiesta, a celebración. Y doy fe que había mucha gente de juerga, dándole al botellón, en Parque Sur. Imagino pensarían donde va este cretino corriendo a estas horas pudiendo estar tumbado en el césped ingeriendo alcohol a arrobas.
Pero no había podido salir antes y me tocó empezar cuando ya no se veía, para ir acostumbrándome a correr a ciegas dentro ya de pocos días, cuando cambien la hora.
Como no veía un pimiento, al poco de empezar pisé una piedra y me hice daño en el tobillo izquierdo. Estuve dos o tres kilómetros con molestias, pensando en dejar el entreno, pero aumenté el ritmo y vi que aguantaba bien, por lo que olvidé la idea de abandonar y continué tratando de ir por zonas iluminadas, aunque era bastante difícil.
Lleva bastante tiempo sin llover por Madrid y no sólo se nota en la contaminación, sino también en la polvareda que se forma cuando se junta un grupo de gente a pegar patadas a un balón.
Hoy he corrido escuchando música. Llevo un porrón de años corriendo y se pueden contar con los dedos de una mano las veces que he llevado música encima. No me llega a convencer el asunto, prefiero ir escuchando los distintos sonidos que suceden a mi alrededor: el piar de los pájaros, las voces de los niños, el ruido de las zapatillas al golpear contra el suelo, mi respiración, etc. Múltiples sonidos que quedan enmascarados por el sonido de la música en las orejas.
Al final, incluso con la falta de luz y el polvo, conseguí realizar 10,6 km en 54:13 @ 5:07/km.