XXXIX San Silvestre vicalvareña

Hoy he participado por decimotercera vez en la San Silvestra vicalvareña. Puede parecer mucho, pero comparado con las 39 ediciones de la carrera, es simplemente una tercera parte.

Nos animamos unos cuantos compañeros del Club Atletismo Zofío que nos dimos cita a las diez de la mañana en el punto de encuentro. Esta vez fue Joaquín quien nos acercó al barrio de Vicálvaro. Yendo por la M40 llegamos rápidamente, aparcamos el coche sin muchas dificultades y al poco estábamos retirando el dorsal en el interior del polideportivo donde hacía un calor muy agradable. Recogimos el dorsal y la bolsa del corredor y volvimos al vehículo para dejar la bolsa que pesaba lo suyo. En el camino hacia el coche vimos salir y llegar a una de las carreras infantiles donde pudimos apreciar lo mucho y bien que corrían. De nuevo me alegró ver que hay carreras que se ocupan de los más pequeños y no van sólo al negocio como otras. No es extraño que esta carrera forme parte de la Unión de Carreras de Barrio de Madrid, plataforma que trata, entre otras cosas, de fomentar el atletismo entre los más jóvenes.

Estando haciendo tiempo dentro del polideportivo apareció la fémina del grupo con un papel reivindicando la libertad de las mujeresa a hacer lo que les dé la gana, cartel que se puso a la espalda para lucirlo durante la carrera. Decía así:

CORRO SOLA
POR FAVOR
NO VIOLAR
NO MATAR
PERDONEN LAS
MOLESTIAS
NOS ESTÁN
ASESINANDO
#NiUnaMenos
#VivasNosQueremos

El rato en el polideportivo dio mucho de sí porque nos encontramos con una antigua vecina que ahora vive en Rivas y corre con los colores de los Diablillos de Rivas. Estuvimos un buen rato hablando, poniéndonos al día de las noticias sucedidas… Alguna un poco triste.

Faltando veinte minutos salimos a calentar un poco bajando y subiendo por la calle del polideportivo una y otra vez y cuando estábamos a cinco minutos de comenzar nos colocamos en el pelotón de salida, no muy lejos de los primeros.

En el calentamiento noté que tenía las piernas cansadas de la carrera del día antes, así que opté por no ir a tope, ya que iba a pagar el esfuerzo. Pensé que un buen ritmo podría ser el ritmo umbral de 4:18 y me lo puse como meta. Confiaba que yendo a ese ritmo mi compañero Joaquín pudiera ir conmigo, pero enseguida me di cuenta que él no estaba para muchos trotes y pronto se fue quedando atrás.

Fui algo más rápido de lo previsto, pero siempre controlando el ritmo sin ir a tope, aunque no durmiéndome. Eso sí, cuando llegué a la calle del polideportivo, que es todo cuesta arriba, sí puse toda la carne en el asador porque iba un poco mosca ya que se me estaba quedando la mano izquierda congelada y me daba muy mal rollo, quería llegar cuanto antes a meta. Ya en la pista apreté todo lo que pude y llegué a meta con un tiempo neto de 34:15 según la organización. Si la distancia son 8 km exactos el ritmo ha sido de 4:17 min/km que es un segundo menos de lo previsto. Fenomenal.

Como antes de la carrera no pudimos hacernos una foto, la hicimos después. Salimos cada uno de aquellas maneras, pero puedo prometer y prometo que todos somos miembros del mismo equipo.


Foto de equipo en la San Silvestre vicalvareña

VIII San Silvestre de Villaverde Alto

Por tercera vez he participado en esta San Silvestre de Villaverde Alto que es sin duda una carrera auténtica de barrio, de las que merece la pena participar. No es extraño por ello que pertenezca a la Unión de Carreras de Barrio de Madrid como otras carreras con sabor auténticamente popular.

Traté de convencer a todos los compañeros del Club Atletismo Zofío para que acudieran a la carrera, pero la convocatoria tuvo un éxito relativo. Aparecimos por el parque Plata y Castañar únicamente siete miembros del equipo ¡y uno de ellos no encontró su camiseta y otro llegó tarde! Nos hicimos una bonita foto antes de comenzar la carrera para inmortalizar el momento.


Foto de equipo en la San Silvestre de Villaverde Alto 2018

La carrera de los mayores comenzaba a las doce de la mañana por lo que quedamos a las 10:45 en el punto de encuentro habitual. Llegué como siempre unos minutos tarde cuando ya mis compañeros estaban impacientándose. Lógico. Al estar tan cerca, llegamos en diez minutos al parque Plata y Castañar y recogimos el dorsal sin ningún tipo de espera. El precio del dorsal era de 1 € que pagamos gustosos para cubrir los gastos de la carrera como indicaban desde megafonía. Un precio simbólico como suelen ser las carreras de barrio.

Estando por allí de cháchara empezaron las carreras de los pequeños. Daba gusto verlos correr como si en ello les fuera la vida, sin dejarse un gramo de fuerza en sus pruebas. En ellos está el atletismo del mañana y es gracias a estas carreras donde pueden los niños participar y no en otras de mucho renombre y que suelen pasar de la juventud.

Comenzamos a calentar y yo llevaba en la mano el dorsal que había retirado del séptimo compañero. Cuando llevábamos un rato miré el reloj y me di cuenta que era algo tarde por lo que propuse acercarnos a la línea de salida para ver si encontrábamos al compañero. Efectivamente, según íbamos acercarnos vimos que se acercaba cual Increíble Hombre de las Nieves a por mí, preguntando nervioso por su dorsal y repitiendo como en una letanía que tenía que haber retirado él el dorsal.


¿Dónde está mi dorsal?

Le di el dorsal y se lo pegó en el pecho, ya que era uno de esos dorsales que se pegan, como los que nos dieron en la carrera que se celebró en este mismo parque en el mes de noviembre contra la violencia de género. Yo preferí poner cuatro imperdibles ya que en esa carrera lo perdí.

A las doce dieron la salida y salí como alma que lleva el diablo. La carrera era supuestamente de 3,9 km y había que darlo todo desde el primer metro. Enseguida me adelantó una chica y pensé que podía ser una buena «rueda» a seguir. Me puse detrás de ella y fui siguiendo su estela. Pasé el primer kilómetro en 3:44 y no me vi mal, aunque fuera algo agitado de respiración.

Al kilómetro y medio hay una pequeña subida, casi imperceptible donde la chica del tutú que me precedía aminoró un poco la marcha y en ese momento me puse por delante. Seguí a buen ritmo porque el segundo kilómetro lo hice en 3:56 que para mí está bastante bien porque me cuesta un mundo bajar de cuatro.

Hay una pequeña bajadita sobre el dos y medio y ahí me adelantó la chica del tutú, que debía ir muy cerca de mí. La cuestas abajo son mi cruz porque me adelanta todo el mundo. Se puso por delante y ya no pude ni ponerme a su rebufo en lo que restaba de prueba.

Después de esa bajadita comienza una subida buscando la carretera A42. Es una subida de poca pendiente pero se nota en las piernas. Llegando casi a la carretera, pero siempre en el parque, se cumplió el tercer kilómetro que se me fue a 4:09. Quedaba un poco menos de un kilómetro para la meta ya.

Iba reservando un poco porque novecientos metros se te pueden hacer largos cuando lo das todo y al poco me di cuenta que la meta no estaba muy lejos, que el circuito no medía 3,9 km ni de broma. Aceleré lo que pude y pasé la línea de meta dándolo todo. Miré el GPS y vi que marcaba poco mas de 3,5 km y un tiempo de 13:49.

Poco a poco fueron llegando los otros compañeros del equipo, entre ellos la única fémina que hizo buena carrera. Al entrar en meta me comentó que pensaba que había llegado la primera de las mayores de cincuenta años. Yo albergaba alguna esperanza de subir al cajón, pero no tenía ni idea de quien había llegado delante ni de la edad que tenían. Era una cuestión de fe ya que la carrera se me había dado bastante bien.

Estuvimos esperando que salieran las clasificaciones mientras el speaker, que alguien comparó con Joselito el niño ruiseñor, seguía dale que te pego por el altavoz. Después de un buen rato dijo las clasificaciones que sólo había chicos y chicas menores de cincuenta y mayores. En la de mayores de cincuenta que era donde había alguna esperanza no dijeron ninguno de nuestros dorsales, lo cual mosqueó un tanto a la compañera del club que fue airosa a pedir explicaciones.

Joselito decía que era una carrera no competitiva y que no pasaba nada, pero la compañera decía con buen criterio que ni no competitiva ni leches, que si había clasificación, que lo hicieran bien. Yo pensaba que si no es competitiva que no den premios y santas pascuas. Después de un buen rato discutiendo con unos y con otros al final se dieron cuenta que había un error y dieron como primera a nuestra compañera que subió a un inexistente podium a por su copa.


Mostrando el trofeo que tanto costó conseguir

Me fui pensativo de si los tres que habían cogido trofeo en la categoría de chicos mayores de cincuenta realmente habrían llegado antes que yo, por si se hubieran confundido igual que con las chicas, pero bueno, tampoco pasaba nada y optamos por lo más inteligente, ir a un bar a celebrar la llegada del Año Nuevo. Nos acercamos al bar Mezquita y allí estuvimos brindando por un 2019 lleno de felicidad.

El año que viene trataré de estar de nuevo en esta carrera, que me encanta aunque hubiese esos fallos menores totalmente perdonables al hacerlo todo manual.

Y añado… Días después sacaron la clasificación y vi que había quedado cuarto de mi categoría sólo a cuatro segundos del tercero. Sin lugar a dudas los polvorones ingeridos durante estos días me hicieron perder ese puesto en el cajón 😉

¡A por las perrunillas!

Es una tradición tomar con los amigos café y perrunillas el día de Nochebuena y Nochevieja. Encargamos a una amiga que comprara estos típicos dulces extremeños, pero no los consiguió encontrar, así que en Nochebuena tomamos pastas normales de té en Nochebuena. Esta situación había que revertirla en el último día del año.

Recordé que en Orcasur montan un mercadillo todos los sábados, así que se me ocurrió ir hasta allí a buscar las dichosas perrunillas. Como este mercadillo lo montan cerca de Pradolongo hice unos kilómetros por el parque, luego me acerqué al mercadillo y ¡¡¡encontré las perrunillas!!! Por fin.

Yendo hacia el mercado, atravesando el parque, vi a una señora que tenía un perro protegido por un bozal y agarrado con una correa. Pensé que debía ser fiero el animal y vaya si lo era porque cuando pasé a su lado se lanzó a por mí dando ladridos que me dieron un susto brutal. La verdad es que en este caso no se puede culpar a la dueña del perro porque hizo lo que tenía que hacer, llevar al perro atado y con bozal. Nada que reprochar. No me gusta llevarme un susto como el que me he llevado, pero imagino que es el precio que tenemos que pagar por convivir unos con otros.

Después de la compra volví a casa atravesando de nuevo el parque de Pradolongo por lo que totalicé 6 km en un tiempo de 33:32 @ 5:34 min/km. Se trataba hacer pocos kilómetros y tranquilos, que al día siguiente llega la San Silvestre de Villaverde Alto.

Tratando de quemar los polvorones

Hoy he salido con una amiga que salía a probarse, ya que llevaba once días sin correr por unas molestias en el brazo derecho. Molestias tan fuertes que le impedían despegar el brazo del cuerpo; sin embargo, después de más de una semana parece que ya está mejor y puede bracear un poco. Quería comprobar si al correr no le iba a molestar.

Habíamos quedado con Joaquín en el punto de encuentro a la inhabitual hora de las diez de la mañana. Salimos los tres y enseguida la amiga pradolonguera se puso en cabeza marcando un ritmo no precisamente de paseo. En un principio iba prácticamente sin mover el brazo, pero según iban pasando los kilómetros iba soltando más el brazo.

Ella hizo sólo vuelta y media por precaución y Joaquín y yo seguimos dándole a la zapatilla. Acabamos dos vueltas y convencí a Joaquín de dar una vuelta más. Hay que tratar de quemar los polvorones ingeridos estos días y la mejor manera es hacer kilómetros.

Totalicé 14,2 km en un tiempo de 1:15:09 @ 5:18 min/km. Imagino que para un polvorón o dos habrá valido.

¡Felicidades maestro!

Hoy 25 de diciembre se celebra el aniversario del hijo de Dios y ayer también se celebró el aniversario de un ilustre personaje, el del gran don Joaquín. ¡Muchas felicidades maestro!

Aunque estuvimos de marcha por la noche, a las nueve y media estaba en el punto de encuentro donde aparecimos Quique, Mariano, Emilio, Joaquín y yo. Estuvimos esperando un rato por si venía Miguel, pero como no venía salimos los cinco.

En el Parque Lineal se fueron por delante Joaquín, Mariano y Quique, pero yo me quedé con Emilio. En el segundo puente Emilio y yo nos dimos la vuelta y siguieron los otros tres, aunque luego a Joaquín lo dejaron tirado. Cuando llegamos a las tablas nos dimos la vuelta hasta donde se cruza el camino de asfalto con el de tierra y allí estuvimos esperando. Llegaron Quique y Mariano a toda pastilla y siguieron hasta las tablas y bastante más tarde llegó Joaquín. Se los vio a los dos muy fuertes, vamos a presenciar un bonito duelo en la Sansil.

Volvimos hacia el parque de Pradolongo y desde allí directamente al bar Acuario, el que está casi enfrente de la churrería Relaxing, al que habíamos ido dos días antes. No hubo posibilidad de ir al Relaxing porque estaba cerrada. Esta vez pedí sólo media barra porque ya con media barrita es suficiente. Estuvimos en el bar los mismos que fuimos a correr: Quique, Mariano, Emilio, Joaquín y yo. Como el cumple de Joaquín fue el día antes nos invitó al desayuno.

Cuando acabamos de desayunar nos fuimos trotando. Acompañé a Emilio hasta el puente de la Carretera de Toledo que cruza la Avenida de los Poblados.

Sin contar este trote final, hice 11,6 km en 1:05:51 @ 5:40 min/km.

Y para terminar, una de las coplillas navideñas que estuvimos cantando el día de Nochebuena:

En el portal de Belén
Hay un hombre coscarrudo
Que tiene las uñas negras
De tanto rascarse el culo

Finalizando en el bar

Al igual que ayer hoy hemos quedado para bajar al río; sin embargo si ayer íbamos un nutrido grupo hoy solamente hemos bajado tres: Mariano, Miguel y yo. Y eso que habíamos quedado para ir a desayunar después del entrenamiento, pero no ha tenido éxito la convocatoria.

En el Parque Lineal, después de bajar las tablas, se paró Mariano. Dijo que para parar dos minutos y luego hacer un test yendo hasta el último puente y vuelta al punto origen.

Estábamos cerca de llegar al último puente cuando apareció Mariano a toda leche. Nos dijo que si podíamos tirar un rato de él, pero yo no estaba para muchos trotes porque notaba las piernas cansadas del día de antes. Fue Miguel el que se puso a tirar y estuvo como un kilómetro a un ritmo de cuatro minutos hasta que aflojó un poco y Mariano se fue solo.

Cuando llegamos a las tablas nos contó Mariano que le había costado lo suyo poder acabar el test que son más o menos ocho kilómetros. Dice que lo hizo en 31:48 ¡dos minutos menos que el año anterior! El tío está en plena forma para la San Silvestre Internacional, su gran objetivo.

Volvimos trotando al punto de encuentro, cogimos las prendas de manga larga que habíamos dejado y nos dirigimos a la cafetería-churrería Relaxing, en Orcasitas. Allí nos esperaba una compañera pradolonguera que aunque no había corrido sí se había apuntado al desayuno. Lo malo es que la churerría estaba llena, a tope de gente. Después de estar allí un rato y ver que aquello no se despejaba nos fuimos al Acuario, un bar situado enfrente de la churrería, donde tomamos un café con tostadas muy rico y departimos un rato.

Fueron 13,7 km en un tiempo de 1:08:16 @ 4:57 min/km. Un buen kilometraje para no subir mucho el peso, que la báscula ya está empezando a echar humo. Hoy marcaba 70,4 kg bastante más que la semana pasada ¡y todavía no han llegado las cenas pantagruélicas de Navidad!

A rey muerto, rey puesto

Contaba el otro día que el 405 había quedado fuera de combate. Pues con el «cadáver» aún caliente compré un primo hermano suyo el Forerunner 35 y me llegó el otro día, aunque ha sido hoy cuando lo he estrenado. Es un chisme más básico que el 405 aunque el 35 tiene para medir las pulsaciones en la muñeca. ¿Pero para que quiero un cacharro súper sofisticado si luego no lo uso? Son ganas de tirar el dinero.


Forerunner 35 luciendo hermoso en mi muñeca

Como muchos sábados quedamos para bajar al río. Nos juntamos Joaquín, Miguel, Quique, Mariano, Juli y un servidor. Me puse en cabeza desde el principio y cuando llegué al tercer kilómetro traté de ponerme a mi ritmo umbral que anda por 4:20 o un poco por debajo. Tardaron un poco en llegar Joaquín, Mariano y Quique y luego estos dos últimos apretaron y me quedé con Joaquín. Miguel y Juli iban por detrás.

En el primer puente se dio la vuelta Joaquín y yo seguí hasta el segundo. Mariano y Quique siguieron a su bola. Yo trataba de mantenerme sobre 4:20 y más o menos llevaba ese ritmo. Lo curioso es que pensaba hacer sólo cinco kilómetros a ritmo umbral y al final hice seis porque se me fue la pelota contando los kilómetros. Salieron a 4:17, 4:19, 4:20, 4:22, 4:23 y 4:29. Claramente de más a menos.

A la vuelta, en la zona de las tablas paramos a esperar a Mariano y a Quique, pero no aparecían así que propuse ir trotando despacio para que nos alcanzaran, pero llegamos al punto de encuentro y no nos habían cogido. Allí estuvimos estirando un poco y nada que no aparecían los ínclitos.

Totalicé 12,2 km en un tiempo de 1:01:06 @ 4:59 min/km. Un buen entrenamiento bien acompañado de buena gente. Imposible quejarse.

Me dijo el FR35 que las pulsaciones medias durante el entreno fueron de 161 y que di una máxima de 184 ppm, que me parecen muchas ya que se alejan mucho de la típica fórmula de 220 – edad que darían 168. También hay otra fórmula, la de Tanaka, que dice que la FCM es 208,75 – (0,73 * edad) que da 171. Muy lejos también. No creo que sea muy exacta la manera de medir del reloj, pero no estaría mal hacerse una prueba de esfuerzo por si acaso. De todos modos, estas fórmulas son para personas sedentarias, si estás medio en forma no tienen mucho sentido… Eso es lo que leí alguna vez por ahí.

Mejor de día que de noche

He empezado de vacaciones navideñas antes incluso que los niños que van al cole. No era mi intención hacerlo, pero las circunstancias me han obligado ya que he tenido que quedarme de cuidador de una amiga que tiene un dolor horroroso en el bazo provocado por una tendinitis o una bursitis en el hombro. Ese dolor no le permite hacer prácticamente nada.

Entre unas cosas y otras salí cerca de la una a correr. Fui a Parque Sur y comprobé lo bien que se corre de día, mucho mejor que de noche. Corrí 11 km haciendo 7 km de ellos a ritmo de maratón, sobre 4:40. Curioso ver que los tres primeros kilómetros los hice en 4:37.6, 4:37.7 y 4:37.7. Los clavé y eso que el terreno varía mucho en esos tres kilómetros. El resto tampoco se me fueron mucho: 4:36.5, 4:38.5, 4:36.8 y 4:44.2. No estuvo nada mal el entreno, muy regular, yendo fuerte y con muy buenas sensaciones.

Fueron en total 11 km en un tiempo de 53:41 @ 4:53 min/km. Casi un minuto menos por kilómetro que el martes.

Diecisiete mil kilómetros no son pocos

El domingo en la Carrera del aceite el Garmin 405 hizo su último servicio. En el tiempo que lo he tenido el cacharrito ha consignado 17171 kilómetros que además de ser un montón de kilómetros es un bonito número capicúa.


Mi Garmin Forerunner 405 después de su último servicio

El punto débil del 405 es la correa. Se me ha roto unas cuantas veces y si ahora lo dejo en un cajón es porque vuelve a tener la correa rota. También se rompió en su momento la pinza que se utiliza para cargar la batería; sin embargo la batería, que suele ser lo que más se rompe, aguantó estos casi nueve años.

Lo compré en marzo de 2010 así que me ha durado ocho años y nueve meses aunque este periodo de tiempo no es continuo porque en febrero de 2015 compré el Forerunner 10 y dejé el 405 sólo para las carreras. Por cierto el FR 10 sí que es una maravilla porque en los casi cuatro años que llevo con él no he tenido ningún problema.

Cuando he salido a correr tenía las piernas bastante cansadas, así que he ido despacio, muy despacio, completando 9,7 km en un tiempo de 56:56 @ 5:51 min/km. No sé si alguna vez he hecho un entrenamiento tan lento.

XVI Carrera del aceite

Me está costando mucho escribir esta entrada, sólo hay que ver que la carrera se celebró el 16 de diciembre y ahora cuando estoy escribiendo ya es 2 de enero. Y me está costando porque no sé cómo enfocarlo, ya que tengo sensaciones encontradas.

Por un lado siempre supone un gran placer correr en mi pueblo y por otro, no fue un buen día en ningún aspecto. Ni el tiempo acompañó, ni el circuito estaba en condiciones, ni tampoco yo me encontraba bien para correr.

Normalmente el día de la carrera salgo de Madrid con una amiga el mismo día por la mañana pero esta vez no fue así, ya que pasé la noche anterior a la carrera en una localidad toledana más cerca de mi pueblo. La noche fue horrible ya que dormí fatal, así que me levanté con pocas ganas de nada.

Con más de una hora de antelación salimos hacia Los Navalmorales. Yendo de Malpica de Tajo a San Martín de Pusa nos cayó una chupa de agua de impresión. Pensé que el circuito por donde transcurre la carrera que es en su mayor parte por tierra iba a estar muy mal porque la tierra de este pueblo es muy arcillosa, pero también pensé que a lo mejor se les había ocurrido la idea de buscar un recorrido alternativo como cuando participé por primera vez en 2009.

Cumpliendo la tradición, paramos en Mazapanes Manzanero donde compramos kilo y medio de mazapán. Fue una breve parada y poco después estábamos aparcando el coche junto a la gasolinera.

Recogimos el dorsal y fui a saludar a Aarón, el responsable de Evedeport. Le pregunté si habían buscado un circuito alternativo y me dijo que no, que no había gente para cubrir los cruces. Me dijo que cuando había marcado el circuito estaba perfecto, pero que fue marcarlo y empezó a llover y en pocos minutos descargó una gran cantidad de agua. Algunos corredores ya le habían dicho que estaba impracticable, pero no había alternativa.

Saludé a una conocida pueblana que se había desplazado hasta allí desde Talavera con un par de amigas y fuimos a cambiarnos para hacer un reconocimiento del circuito. Efectivamente comprobamos que uno de los tramos de tierra parecía una pista de patinaje porque el barro resbalaba cantidad y además las zapatillas se cargaban de barro que costaba levantar los pies del suelo.

Esta carrera me gusta porque se celebra en mi pueblo, pero nada más, porque el circuito consiste en subir una buena cuesta y bajarla. Luego subir una cuesta un poco más suave y un poco de llano. Y eso hacerlo tres veces. No me gusta porque se me da mal subir y aún peor bajar y si a eso lo sumas el barro, pues la carrera se convierte en un horror.

Seguimos calentando por el tramo de carretera y allí pudimos ver a la china Dong Liu que un año más se disponía a llevarse tropecientos litros de aceite. Una pasta, ya que anda el aceite a 4 € el litro.

A la once en punto dieron la salida y el pelotón de menos de cien corredores se puso en marcha. Los primeros metros son por la carretera y enseguida el pelotón se fue alargando. Llegamos al primer tramo de tierra y por allí no se iba mal, pero al girar bruscamente a la izquierda cogimos el camino resbaladizo y lleno de barro. Fatal, se iba fatal por allí. La subida que viene a continuación también estaba muy mal. Yo ya salí desanimado, pero según iban pasando los minutos me iba desanimando aún más y lo único que tenía ganas es de que se acabara lo más pronto posible.

Afortunadamente la prueba consiste únicamente en recorrer únicamente 4,8 km por lo que después de algo más de veinte minutos llegué a la meta con muy malas sensaciones aunque tratando de poner buena cara para la foto. Mi amiga también acabó un tanto desilusionada porque quedó sexta de su categoría y había premios para las cinco primeras.


Entrando en meta en la Carrera del aceite 2018, foto cortesía de Evedeport

Aparezco en la clasificación de la que guardo una copia aquí en el puesto 46 de 88 llegados a meta. En la segunda mitad del pelotón, lo que indica que el nivel de esta carrera es brutal. Como dice uno que vi en Strava, una carrera durísima de mucho nivel y desnivel. Y para acojonar al personal pongo el perfil de la versión móvil de Garmin Connect que impresiona más que la versión web. Hay que reconocer que se le quitan a uno las ganas de participar en esta carrera con este perfil tan feo.


Perfil de la Carrera del aceite

De todos modos aunque me haya ido con un mal sabor de boca este año, espero poder seguir viniendo todos los años que pueda. Es una buena excusa para volver a mi pueblo.